Tabasco es más que un caso climático, es una muestra clara de la corrupción imperante en los gobiernos PRIistas y con ello el sufrir de cientos de miles de familias que hoy se encuentran sin nada ante aquellos que se quedaron con todo el presupuesto. Ahora la ayuda llega y no es por el gobierno federal (y menos cuando el Pelele Felipe Calderón ofrece solo 200 millones de pesos cuando el en diez meses ha gastado más de 2000 en su imagen), y de paso retención de las reformas fiscales que solo beneficiaran a las grandes empresas.
Armando Guzmán
Las advertencias se habían sucedido una, dos, muchas veces... Pese a ellas, los gobiernos de Tabasco sólo exhibieron una negligencia crónica para prevenir inundaciones como las que devastaron a la entidad. Peor aún, en Villahermosa han permitido megaconstrucciones que agravan los anegamientos, y no se sabe qué destino ha tenido buena parte de las aportaciones federales y donativos dirigidos a obras de infraestructura, así como a la construcción de viviendas para la población situada en zonas de alto riesgo.
VILLAHERMOSA, Tab.- Como siempre, las causas del desastre de Tabasco -que hasta el pasado viernes 2 había causado más de un millón de damnificados y mantenía a cientos de miles varados en medio de las aguas-, no son las lluvias torrenciales y los desbordamientos de los ríos, sino la imprevisión, la negligencia, el desvío de recursos y la corrupción de autoridades.
Con las actividades industriales y comerciales reducidas a su mínima expresión, los habitantes de esta capital -hambrientos, sedientos y sin servicios médicos por la inundación de hospitales y por las dificultades del auxilio- esperaban ayuda desesperados en las azoteas o deambulaban por las calles anegadas cargando a sus enfermos, discapacitados o alguna pertenencia qué salvar.
Cuando el 90% de los cultivos de la entidad se habían perdido y la ganadería tabasqueña había sido arrasada, el secretario de Gobernación, Francisco Ramírez Acuña declaraba: la situación de Tabasco "nos ha rebasado a todos", y el presidente de la
República, Felipe Calderón, decía: "No nos vamos a quedar con los brazos cruzados", para apelar -como siempre ocurre en este tipo de emergencias- al espíritu de solidaridad del resto de los mexicanos.
Y han sido precisamente los recursos de los ciudadanos los que, en las últimas administraciones estatales, se han canalizado a la entidad, no para enfrentar tragedias como la que actualmente se vive, sino para prevenirlas o evitarlas. Así ocurrió con los cientos de millones de pesos que Pemex entregó a los gobiernos de Roberto Madrazo, Manuel Andrade y Andrés Granier para construir obras de infraestructura y viviendas con el fin de mudar a la gente que se hallaba en zonas de riesgo, repetidamente golpeadas por huracanes y tormentas como Chantal (2001), Larry (2003) y Stan (2005).
Lo que hoy ocurre lo había advertido a Proceso (1202), desde 1999, el experto internacional en desastres profesor Hill Mc Guire, director del Benfield Greig Hazar Research Centre del Departamento de Ciencias Geológicas de la University College de Londres:
"El debate central no radica en la evaluación de los operativos de rescate del gobierno en el momento mismo de una catástrofe, o en el maquillaje que den a los datos para evitar acusaciones que tengan un costo político. El argumento medular es lograr crear una conciencia general de que éstas no fueron las últimas, sino las primeras de una serie de lluvias torrenciales que se presentarán cada vez con mayor frecuencia en México".
Ahora, entrevistado en medio de la tragedia tabasqueña de 2007, el especialista expresa al corresponsal de Proceso en Londres:
"No sé con precisión cuál es la situación hoy en día en Tabasco, pero sí sé que las autoridades no están tomando los recaudos necesarios". Y es que, señala, "se está construyendo cada vez más en lugares donde hay mucho riesgo de inundaciones, lo que inevitablemente conducirá a más catástrofes.
"Mi consejo es que el gobierno de México no autorice la construcción en zonas de riesgo por inundación (...) Si la gente construye en zonas aledañas a ríos, estaremos en la misma situación porque los niveles de las aguas están creciendo más y más". Además de prevenir con obras de infraestructura y permisos de asentamientos poblacionales, concluyó, "debemos tratar de reducir a nivel planetario el efecto invernadero".
En febrero de 1999, también el mexicano Iván Restrepo, especialista en temas ambientales, había expresado que si las autoridades federales y estatales no adoptaban acciones para prevenir las inundaciones, esa situación se presentaría de nuevo.
Advirtió entonces: "Como luego de las tragedias viene el olvido, no nos sorprendamos si las ciudades de Tabasco y áreas agrícolas sufren nuevamente la venganza de la naturaleza agredida por el hombre". Calificó de "necedad" responsabilizar exclusivamente a las lluvias de lo ocurrido en octubre de 1999, y denunció:
"En Villahermosa, el moderno desarrollo urbano Tabasco 2000, los grandes centros comerciales, los hoteles de lujo, se afincaron en áreas que servían como vasos reguladores. Igual sucedió con la colonia Petrolera, la Valle Marino, erigida sobre una laguna. Al llegar las lluvias y no encontrar sus cauces naturales de siempre fluir hacia el mar, el agua inundó todo. También cubrió los asentamientos irregulares, los de los pobres, que tradicionalmente sufren por estar ubicados donde no deben, en las orillas de los ríos Grijalva y Carrizales".
Hoy, cuando el desbordamiento del río Carrizales sobre la carretera Villahermosa-Frontera dejó prácticamente incomunicada a la capital de Tabasco, con alrededor de 500 mil personas atrapadas, con los grandes hospitales anegados y la Central Camionera sin autobuses -porque los mandaron a las zonas altas-, el gobernador llamó a la población a desalojar el centro y a situarse en las áreas más elevadas.
Pero, al cierre de esta edición, aun quienes se hallaban resguardados en las zonas altas trataban de abandonar la ciudad a toda costa, pues al romperse los diques del río Grijalva y el Carrizal el agua empezaba a cubrir toda la mancha urbana.
El viernes 2, el diario La Jornada recordó que Pemex, en un documento enviado a la Cámara de Diputados, dijo haber entregado a los gobiernos de Roberto Madrazo y Manuel Andrade mil 970 millones de pesos, en efectivo y en especie, para realizar obras de infraestructura y de protección contra las inundaciones, para construcción de viviendas destinadas a la gente que vivía en zonas de alto riesgo.
"Sin embargo -añade el diario-, la paraestatal, mediante el oficio DG/CE0071/2007, dirigido a la comisión especial que investiga los daños ecológicos causados por la petrolera, precisó que no hay evidencia de que los recursos se hayan aplicado en la entidad, que enfrenta las peores inundaciones de los pasados 50 años."
Y el propio matutino documenta una serie de desvíos de recursos y alteraciones de facturas por parte de los funcionarios encargados de prevenir otro desastre como el actual.
Con motivo de las inundaciones de Tabasco en 1999, Proceso había preguntado al experto Hill McGuire:
-¿Cree usted que México cuenta con la infraestructura necesaria para reaccionar ante desastres naturales?
-(...) En el caso de México, el punto principal no son ni las lluvias ni la falta de infraestructura, ni tampoco la presencia del caos y corrupción en los operativos de rescate; el problema son las inundaciones en zonas que no deberían estar pobladas.
-En la ciudad de Villahermosa, Tabasco, se acusa a autoridades estatales de haber permitido el relleno y la venta ilegal de vasos reguladores, pantanos y lagunas para edificar fraccionamientos y tiendas de autoservicio...
-Si hay alguna responsabilidad en el agravamiento de las consecuencias negativas que la población civil sufrió durante las recientes inundaciones, recae precisamente en la falta o mala planeación de la construcción civil (...) Es necesario respetar el hecho de que en ciertos terrenos y en ciertas zonas no se debe construir..."
Ese mismo año, ante la onda tropical número 35 que devastó la misma zona, con 195 mil damnificados, el coordinador General de Protección Civil de la Secretaría de Gobernación, José Luis Alcudia García, dijo a Proceso en entrevista (edición 1197): "Los sistemas estatales de protección civil están cada día mas profesionalizados", pero también lamentó que "no podemos negar que muchas veces las autoridades se acuerdan de protección civil solamente cuando suceden desastres, y de Protección Civil hay que acordarse 365 días al año, las 24 horas del día".
También el director del Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), doctor Roberto Meli (Proceso 1198), adelantó en aquellas fechas: "Lo que acaba de ocurrir va a seguir sucediendo. El próximo año ocurrirá en otro lado. En el país son y han sido frecuentes los problemas de tipo hidrometeorológico, asociado a las lluvias, al clima. Eso va a suceder cada vez más y no cada vez menos".
E inclusive la directora general de Obras Públicas de Tabasco, Alma Aurora Jiménez Arias, había declarado en julio de 2007 que los gobiernos estatal y federal trabajaban de manera muy estrecha para el desarrollo del Programa Integral Contra Inundaciones (PICI).
Dijo que para los días 16 y 20 de ese mes se recibiría el fallo de las licitaciones para arrancar la obras previstas a partir del 1 de agosto. Pero, eso sí, anunció que los bordos de contención que están ubicados en la margen izquierda del río Grijalva ya se habían construido "en su totalidad...
"En los próximos días -agregó-, arrancará la construcción de los bordos en la zona del Aeropuerto, y en el caso de los alrededores de Las Gaviotas, el proyecto aún se encuentran en licitación pública -que iniciará el 18 de julio-, al igual que otras construcciones como la de los denominados bordillos."
En la presentación de Avances del Proyecto Integral Contra Inundaciones, efectuado el 27 de junio de 2006, ante el presidente Vicente Fox, el gobernador Manuel Andrade Díaz -luego de haber solicitado dos declaratorias de emergencia por la tormenta tropical Larry (2003) y el huracán Stan (2005), manifestó que la ayuda recibida por el gobierno federal permitía al estado enfrentar estos fenómenos naturales.
Y allí mismo el vocero de la Gerencia Estatal de la Comisión Nacional del Agua (CNA), Gilberto Segovia Quintero, aseguró que mediante la aplicación de unos mil millones de pesos en el Proyecto Integral Contra Inundaciones (PICI) se protegería al 77% de la población de la entidad y al 83% de hectáreas cultivables.
Planteó que, a fin de evitar una nueva inundación de la magnitud de la ocurrida en 1999 (que afectó al 60 de la población de Villahermosa), a inicios de 2003 la Comisión Nacional del Agua y el gobierno estatal acordaron conjuntar acciones y recursos para echar a andar el PICI.
Así, prosiguió, con una aportación del 72% por parte de la Federación y el 28% de la entidad en la totalidad de los recursos a ejercer, se evitarían, al concluir 2006, daños potenciales por más de 16 mil millones de pesos.
Agregó que los tres sistemas que constituyen el PICI son el Mezcalapa-Samaria, La Sierra y Carrizal-Medellín, donde se pretendía dar protección integral contra lluvias extraordinarias y sus efectos en los niveles de los ríos Samaria, Carrizales, La Sierra y Grijalva.
El propósito: realizar el confinamiento de las corrientes y conducir los excedentes de agua lejos de los centros urbanos para evitar daños a la población y a la actividad productiva, a fin de acelerar la salida de los escurrimientos hacia el mar...
Sin embargo, el actual gobernador de Tabasco, Andrés Granier, declaró la semana pasada que debía investigarse qué se hizo con los recursos destinados al Programa Integral Contra Inundaciones (PICI), que debieron dedicarse a crear la infraestructura contra este tipo de desastres. Y el secretario de Gobernación Francisco Ramírez Acuña, interrogado al respecto, aceptó que se investigaría si ha habido corrupción... (Con información de Leonardo Boix, corresponsal de "Proceso" en Londres.)
Las advertencias se habían sucedido una, dos, muchas veces... Pese a ellas, los gobiernos de Tabasco sólo exhibieron una negligencia crónica para prevenir inundaciones como las que devastaron a la entidad. Peor aún, en Villahermosa han permitido megaconstrucciones que agravan los anegamientos, y no se sabe qué destino ha tenido buena parte de las aportaciones federales y donativos dirigidos a obras de infraestructura, así como a la construcción de viviendas para la población situada en zonas de alto riesgo.
VILLAHERMOSA, Tab.- Como siempre, las causas del desastre de Tabasco -que hasta el pasado viernes 2 había causado más de un millón de damnificados y mantenía a cientos de miles varados en medio de las aguas-, no son las lluvias torrenciales y los desbordamientos de los ríos, sino la imprevisión, la negligencia, el desvío de recursos y la corrupción de autoridades.
Con las actividades industriales y comerciales reducidas a su mínima expresión, los habitantes de esta capital -hambrientos, sedientos y sin servicios médicos por la inundación de hospitales y por las dificultades del auxilio- esperaban ayuda desesperados en las azoteas o deambulaban por las calles anegadas cargando a sus enfermos, discapacitados o alguna pertenencia qué salvar.
Cuando el 90% de los cultivos de la entidad se habían perdido y la ganadería tabasqueña había sido arrasada, el secretario de Gobernación, Francisco Ramírez Acuña declaraba: la situación de Tabasco "nos ha rebasado a todos", y el presidente de la
República, Felipe Calderón, decía: "No nos vamos a quedar con los brazos cruzados", para apelar -como siempre ocurre en este tipo de emergencias- al espíritu de solidaridad del resto de los mexicanos.
Y han sido precisamente los recursos de los ciudadanos los que, en las últimas administraciones estatales, se han canalizado a la entidad, no para enfrentar tragedias como la que actualmente se vive, sino para prevenirlas o evitarlas. Así ocurrió con los cientos de millones de pesos que Pemex entregó a los gobiernos de Roberto Madrazo, Manuel Andrade y Andrés Granier para construir obras de infraestructura y viviendas con el fin de mudar a la gente que se hallaba en zonas de riesgo, repetidamente golpeadas por huracanes y tormentas como Chantal (2001), Larry (2003) y Stan (2005).
Lo que hoy ocurre lo había advertido a Proceso (1202), desde 1999, el experto internacional en desastres profesor Hill Mc Guire, director del Benfield Greig Hazar Research Centre del Departamento de Ciencias Geológicas de la University College de Londres:
"El debate central no radica en la evaluación de los operativos de rescate del gobierno en el momento mismo de una catástrofe, o en el maquillaje que den a los datos para evitar acusaciones que tengan un costo político. El argumento medular es lograr crear una conciencia general de que éstas no fueron las últimas, sino las primeras de una serie de lluvias torrenciales que se presentarán cada vez con mayor frecuencia en México".
Ahora, entrevistado en medio de la tragedia tabasqueña de 2007, el especialista expresa al corresponsal de Proceso en Londres:
"No sé con precisión cuál es la situación hoy en día en Tabasco, pero sí sé que las autoridades no están tomando los recaudos necesarios". Y es que, señala, "se está construyendo cada vez más en lugares donde hay mucho riesgo de inundaciones, lo que inevitablemente conducirá a más catástrofes.
"Mi consejo es que el gobierno de México no autorice la construcción en zonas de riesgo por inundación (...) Si la gente construye en zonas aledañas a ríos, estaremos en la misma situación porque los niveles de las aguas están creciendo más y más". Además de prevenir con obras de infraestructura y permisos de asentamientos poblacionales, concluyó, "debemos tratar de reducir a nivel planetario el efecto invernadero".
En febrero de 1999, también el mexicano Iván Restrepo, especialista en temas ambientales, había expresado que si las autoridades federales y estatales no adoptaban acciones para prevenir las inundaciones, esa situación se presentaría de nuevo.
Advirtió entonces: "Como luego de las tragedias viene el olvido, no nos sorprendamos si las ciudades de Tabasco y áreas agrícolas sufren nuevamente la venganza de la naturaleza agredida por el hombre". Calificó de "necedad" responsabilizar exclusivamente a las lluvias de lo ocurrido en octubre de 1999, y denunció:
"En Villahermosa, el moderno desarrollo urbano Tabasco 2000, los grandes centros comerciales, los hoteles de lujo, se afincaron en áreas que servían como vasos reguladores. Igual sucedió con la colonia Petrolera, la Valle Marino, erigida sobre una laguna. Al llegar las lluvias y no encontrar sus cauces naturales de siempre fluir hacia el mar, el agua inundó todo. También cubrió los asentamientos irregulares, los de los pobres, que tradicionalmente sufren por estar ubicados donde no deben, en las orillas de los ríos Grijalva y Carrizales".
Hoy, cuando el desbordamiento del río Carrizales sobre la carretera Villahermosa-Frontera dejó prácticamente incomunicada a la capital de Tabasco, con alrededor de 500 mil personas atrapadas, con los grandes hospitales anegados y la Central Camionera sin autobuses -porque los mandaron a las zonas altas-, el gobernador llamó a la población a desalojar el centro y a situarse en las áreas más elevadas.
Pero, al cierre de esta edición, aun quienes se hallaban resguardados en las zonas altas trataban de abandonar la ciudad a toda costa, pues al romperse los diques del río Grijalva y el Carrizal el agua empezaba a cubrir toda la mancha urbana.
El viernes 2, el diario La Jornada recordó que Pemex, en un documento enviado a la Cámara de Diputados, dijo haber entregado a los gobiernos de Roberto Madrazo y Manuel Andrade mil 970 millones de pesos, en efectivo y en especie, para realizar obras de infraestructura y de protección contra las inundaciones, para construcción de viviendas destinadas a la gente que vivía en zonas de alto riesgo.
"Sin embargo -añade el diario-, la paraestatal, mediante el oficio DG/CE0071/2007, dirigido a la comisión especial que investiga los daños ecológicos causados por la petrolera, precisó que no hay evidencia de que los recursos se hayan aplicado en la entidad, que enfrenta las peores inundaciones de los pasados 50 años."
Y el propio matutino documenta una serie de desvíos de recursos y alteraciones de facturas por parte de los funcionarios encargados de prevenir otro desastre como el actual.
Con motivo de las inundaciones de Tabasco en 1999, Proceso había preguntado al experto Hill McGuire:
-¿Cree usted que México cuenta con la infraestructura necesaria para reaccionar ante desastres naturales?
-(...) En el caso de México, el punto principal no son ni las lluvias ni la falta de infraestructura, ni tampoco la presencia del caos y corrupción en los operativos de rescate; el problema son las inundaciones en zonas que no deberían estar pobladas.
-En la ciudad de Villahermosa, Tabasco, se acusa a autoridades estatales de haber permitido el relleno y la venta ilegal de vasos reguladores, pantanos y lagunas para edificar fraccionamientos y tiendas de autoservicio...
-Si hay alguna responsabilidad en el agravamiento de las consecuencias negativas que la población civil sufrió durante las recientes inundaciones, recae precisamente en la falta o mala planeación de la construcción civil (...) Es necesario respetar el hecho de que en ciertos terrenos y en ciertas zonas no se debe construir..."
Ese mismo año, ante la onda tropical número 35 que devastó la misma zona, con 195 mil damnificados, el coordinador General de Protección Civil de la Secretaría de Gobernación, José Luis Alcudia García, dijo a Proceso en entrevista (edición 1197): "Los sistemas estatales de protección civil están cada día mas profesionalizados", pero también lamentó que "no podemos negar que muchas veces las autoridades se acuerdan de protección civil solamente cuando suceden desastres, y de Protección Civil hay que acordarse 365 días al año, las 24 horas del día".
También el director del Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), doctor Roberto Meli (Proceso 1198), adelantó en aquellas fechas: "Lo que acaba de ocurrir va a seguir sucediendo. El próximo año ocurrirá en otro lado. En el país son y han sido frecuentes los problemas de tipo hidrometeorológico, asociado a las lluvias, al clima. Eso va a suceder cada vez más y no cada vez menos".
E inclusive la directora general de Obras Públicas de Tabasco, Alma Aurora Jiménez Arias, había declarado en julio de 2007 que los gobiernos estatal y federal trabajaban de manera muy estrecha para el desarrollo del Programa Integral Contra Inundaciones (PICI).
Dijo que para los días 16 y 20 de ese mes se recibiría el fallo de las licitaciones para arrancar la obras previstas a partir del 1 de agosto. Pero, eso sí, anunció que los bordos de contención que están ubicados en la margen izquierda del río Grijalva ya se habían construido "en su totalidad...
"En los próximos días -agregó-, arrancará la construcción de los bordos en la zona del Aeropuerto, y en el caso de los alrededores de Las Gaviotas, el proyecto aún se encuentran en licitación pública -que iniciará el 18 de julio-, al igual que otras construcciones como la de los denominados bordillos."
En la presentación de Avances del Proyecto Integral Contra Inundaciones, efectuado el 27 de junio de 2006, ante el presidente Vicente Fox, el gobernador Manuel Andrade Díaz -luego de haber solicitado dos declaratorias de emergencia por la tormenta tropical Larry (2003) y el huracán Stan (2005), manifestó que la ayuda recibida por el gobierno federal permitía al estado enfrentar estos fenómenos naturales.
Y allí mismo el vocero de la Gerencia Estatal de la Comisión Nacional del Agua (CNA), Gilberto Segovia Quintero, aseguró que mediante la aplicación de unos mil millones de pesos en el Proyecto Integral Contra Inundaciones (PICI) se protegería al 77% de la población de la entidad y al 83% de hectáreas cultivables.
Planteó que, a fin de evitar una nueva inundación de la magnitud de la ocurrida en 1999 (que afectó al 60 de la población de Villahermosa), a inicios de 2003 la Comisión Nacional del Agua y el gobierno estatal acordaron conjuntar acciones y recursos para echar a andar el PICI.
Así, prosiguió, con una aportación del 72% por parte de la Federación y el 28% de la entidad en la totalidad de los recursos a ejercer, se evitarían, al concluir 2006, daños potenciales por más de 16 mil millones de pesos.
Agregó que los tres sistemas que constituyen el PICI son el Mezcalapa-Samaria, La Sierra y Carrizal-Medellín, donde se pretendía dar protección integral contra lluvias extraordinarias y sus efectos en los niveles de los ríos Samaria, Carrizales, La Sierra y Grijalva.
El propósito: realizar el confinamiento de las corrientes y conducir los excedentes de agua lejos de los centros urbanos para evitar daños a la población y a la actividad productiva, a fin de acelerar la salida de los escurrimientos hacia el mar...
Sin embargo, el actual gobernador de Tabasco, Andrés Granier, declaró la semana pasada que debía investigarse qué se hizo con los recursos destinados al Programa Integral Contra Inundaciones (PICI), que debieron dedicarse a crear la infraestructura contra este tipo de desastres. Y el secretario de Gobernación Francisco Ramírez Acuña, interrogado al respecto, aceptó que se investigaría si ha habido corrupción... (Con información de Leonardo Boix, corresponsal de "Proceso" en Londres.)
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