Rubén Durán Cachón
Hubo una vez en un país lejano unas tierras muy vastas y abundantes en recursos naturales como ríos, selvas y bosques y gran cantidad de animales silvestres, que fueron heredadas por sus antepasados a numerosas familias que habitaban en ellas, y que, a base de mucho esfuerzo convirtieron en un lugar paradisíaco que les permitía alimentarse y vender sus productos con lo que poco a poco iban progresando de generación en generación. Cada 6 años elegían a un "administrador" entre ellos que se encargaba, a través de diversos "directores" de vigilar la Hacienda pública, de la urbanización, del nombramiento de Jueces para la aplicación de la justicia, de fomentar la educación y establecer planes comerciales para la venta de los productos de "La Granja".
Aunque inicialmente hubo mucha pobreza en la mayoría de los habitantes de la "Granja", con el esfuerzo comunal iban mejorando lentamente sus condiciones de vida de la población y, aunque algunos más que otros, la verdad es que la mayoría de pobladores vivía en paz y con esperanzas de lograr cada vez mejores condiciones de vida.
Es importante hacer notar que quienes rápidamente se enriquecían eran los administradores y su séquito de colaboradores, sustrayendo de las ganancias de la producción, de manera arbitraria, grandes cantidades económicas que depositaban generalmente en bancos extranjeros para ocultar su robo. A pesar de ello, las riquezas con que los dotó la naturaleza, les permitía avanzar poco a poco.
Y sucedió que un día, al descubrirse que los cerditos estaban irremisiblemente condenados a desaparecer del planeta, su demanda aumento al igual que su precio, y la "Granja" que había sido especialmente dotada de muchos de estos animalitos comenzó a prosperar con esta empresa. Pero también crecieron las ambiciones de los propietarios de otras poderosas granjas, que en contubernio con los administradores de nuestra granja buscaban diversas estrategias para apoderarse de la empresa de los cerditos, a la que le pusieron como mote "el tesorito".
Para ello, comenzaron a desatender la empresa, no pagaban suficientes veterinarios, no les procuraban alimentación adecuada, no les daban mantenimiento a los camiones de transporte, no les compraban forraje adecuado, etc., y en vez de ello argumentaban que era necesario que empresarios ajenos se dieran a la tarea de intervenir con su dinero y sus empresas para fortalecerlos.
De modo que contrataron empresas privadas para todas las actividades que inicialmente realizaban los propios habitantes de "La Granja" para su propio beneficio y ahorro de gastos. Así contrataron los directores empresas para "trasportar" a los cerditos en vez de utilizar sus propios camiones, empresas encargadas de "subir" a los cerditos al camión", otras para "amarrarlos", algunas más para darles sus alimentos, en fin, que las empresas privadas se encargaron poco a poco de la actividad productiva y comercial de los cerditos, de manera que "la Granja", con tantas empresas privadas metidas en la explotación de este productivo negocio, cada vez percibía menos ganancias.
Por último, las otras granjas capitalistas que ambicionaban el "tesorito" de "La Granja", en complicidad con los ambiciosos "administradores" y sus directores, especialmente los de los dos últimos periodos sexenales, comenzaron a convencer a los dueños del lugar de que con la tecnología de los capitalistas podrían hacer que los cerditos aumentaran de peso, y por tanto, la comercialización les dejaría más dinero. Para ello suscribieron un contrato que, a cambio de engordarlos, los socios obtendrían el 50 % de la producción.
La cuestión es que con mañas y mentiras y propaganda pagada convencieron a la comunidad de que la intervención de las ricas empresas fortalecería el negocio de los cerditos, y la cuestión se dio, pero los resultados fueron desastrosos.
Resulta que originalmente los cerditos pesaban en promedio 80 Kg., cuya venta y era totalmente de los propietarios de "La Granja". Con la tecnología de los capitalistas asociados, el peso de los cerditos subió a 100 Kg., pero de acuerdo con el convenio 50 Kg. se llevaban las empresas extranjeras y ahora sólo le quedaba a los productores 50 Kg. en vez de 80 que originalmente era sólo para ellos.
Por otra parte, con la sobre explotación de los cerditos, las reservas de los mismo se fue agotando más rápido de lo que predecían los científicos de su extinción, y en unos años la granja se quedo sin su "tesorito", y las miserables ganancias que obtuvieron asociándose a empresas privadas, los dejó más pobres que cuando recibieron las ricas tierras como herencia de sus antepasados. Pero eso sí, los administradores causantes la ruina de "La Granja" no dejaban de justificarse argumentando: ¡nunca privatizamos nuestra empresa de cerditos (Ya que estaba prohibido por la Constitución), sólo nos "asociamos con empresas privadas" para fortalecerla! …y coloran colorado, este cuento se ha acabado.
Cualquier parecido con México y las propuestas de privatización de nuestro "tesorito" es pura coincidencia.
dr_rubendurán@hotmail.com
No hay comentarios.:
Publicar un comentario