Por: Edna Lorena Fuerte
Cd. Juárez, Chihuahua, México
El pasado 7 de noviembre los estadounidenses salieron a votar en las elecciones intermedias de nuestro vecino país. El mensaje fue contundente para el mandato de George W. Bush que ha tratado, por todos los medios, de sostener el discurso del miedo para apuntalar su lucha contra el terrorismo.
Los estadounidenses castigaron a los candidatos republicanos y le dieron, en la cámara baja una amplia ventaja a los demócratas, y aun en el senado estos lograron la mínima mayoría que les da el total dominio del poder parlamentario.
La inmediata reacción del presidente Bush fue tratar de transferir el enojo de los ciudadanos a una de las principales figuras de su sexenio y, más aun, de la guerra en Irak y el discurso antiterrorista, su secretario de defensa Donald Rumsfeld, a quien pidió su renuncia horas después del desfavorable conteo de los sufragios.
Rodeado de escándalos por el desastre de Irak, desde los soldados acusados de tortura, Guantánamo, hasta las cuantiosas muertes de civiles, periodistas y bajas militares; Rumsfeld no daba señales de debilidad ni agotamiento, todo parecía indicar que seguiría siendo el rostro de la política de seguridad nacional del bushismo.
Pero por más retrógrada que nos haya parecido el gobierno estadounidense en muchas de sus medidas, sobre todo en el tema de la seguridad, es una democracia en donde la soberanía se sustenta en el voto de sus ciudadanos. Entonces, lo que la crítica internacional, los medios de comunicación y los líderes de opinión no lograron en periodo y medio de gestión de Bush, lo hicieron los votos ciudadanos en una jornada electoral.
La sociedad estadounidense tiene en sus manos la acotación del poder de la gran potencia que forman, atrás ha quedado el mundo de las grandes potencias, o la bipolaridad de la Guerra Fría, cada vez es más evidente el poder de los Estados Unidos de Norteamérica como principal potencia sin un contrapeso en el panorama mundial.
Sin embargo, ante los resultados de castigo a los republicanos, queda claro que el contrapeso está en sus propias entrañas y consiste en la libre decisión de sus ciudadanos, efectiva a través del voto. Esperemos que en temas como el migratorio esta decisión de los estadounidenses hacia los demócratas modifique los planes de acción y lance propuestas integrales para una solución de fondo.
Soy Edna Lorena Fuerte y mi correo es edna_fuerte@yahoo.com, para sus comentarios. Gracias.
17 noviembre 2006
EL VOTO DEMÓCRATA
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