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Cd. Juárez, Chihuahua a 10 de Diciembre del 2006
A R T Í C U L O
Por: Edna Lorena Fuerte González
Cd. Juárez, Chihuahua, México
El aparato de gobierno de un país con una larga lista de carencias y rezagos, no puede ser un organismo oneroso, plagado de burocracias innecesarias. El concepto de austeridad gubernamental es fundamental en una auténtica búsqueda del desarrollo de una Nación.
Los servidores públicos tienen encomendadas las tareas del bienestar general, servir a su Nación es, o debe ser, suficiente gratificación, de tal manera que los sueldos exorbitantes de algunos funcionarios están fuera de lugar en un sentido democrático del servicio.
Pero la austeridad en un gobierno no sólo implica la reducción de sueldos de los funcionarios, sino la búsqueda de sistemas de operación que permitan la optimización de recursos, aunado a la participación de funcionarios capacitado en tareas estratégicas que reduzcan las plantillas de personal.
Incluso la proyección adecuada, que asegura el éxito de programas y medidas gubernamentales es una forma de ahorrar recursos, pues no se trata sólo de evitar gastos innecesarios, sino de hacer que los gastos necesarios y recurrentes de la administración alcancen su mayor efectividad.
Ante la dinámica actual de fuertes exigencias ciudadanas, el planteamiento de un gobierno austero debe permear todos los niveles de ejercicio, desde los municipios con proyectos adecuados y plantillas de colaboradores que adecuen sus ingresos a la realidad de sus propios municipios.
Pasando por las entidades federativas que deben cumplir su función como pilares del federalismo mexicano al centrar sus esfuerzos en canalizar los recursos que el gobierno federal les destina, además de sus propias recaudaciones con una conciencia de austeridad programática en el sentido totalizador del que hemos hablado.
Hasta llegar al plano del ejercicio federal, el gobierno de la República, tradicionalmente identificado como un organismo plagado por la burocracia y el abuso en el consumo de recursos: pensemos en las carteras de gastos de representación, la partida secreta de la Presidencia, los sueldos de los altos y medios mandos de secretarías y dependencias de los tres Poderes de la Unión.
La señal del nuevo gobierno al dictar algunas medidas de austeridad podemos pensarla como un indicio de cambio de esa imagen tradicional que tenemos del Gobierno Federal, pero un cambio de percepción no basta ante las necesidades más apremiantes de nuestro país, es necesario llevar la austeridad a un plano más significativo, volverla el signo de la operación no sólo de gobierno, sino de todo el sistema político y unirla, necesariamente, a la honestidad como signo del carácter de los políticos mexicanos.
Soy Edna Lorena Fuerte y mi correo es edna_fuerte@yahoo.com, para sus comentarios. Muchas Gracias.
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