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Cd. Juárez, Chihuahua a 10 de Enero del 2006A R T Í C U L O
SIEMPRE EN ENERO
Por: Edna Lorena Fuerte
Cd. Juárez, Chihuahua, México
Se ha vuelto un clásico de la economía familiar pensar en la cuesta de enero, como un hecho inevitable de los inicio de año, se comienza a revisar las deudas, a apretar el presupuesto frente a los aumentos, esperando que el año vuelva a tomar su ritmo dejando atrás la incertidumbre de los cambios.
Este enero tiene, además, la particularidad de ser el primero del sexenio, lo que aumenta considerablemente la incertidumbre, concretamente por el temor a las recurrentes crisis sexenales que se han vuelto parte de nuestra historia nacional.
La microeconomía enfrenta en enero uno de sus ciclos más difíciles: el gasto generado por las festividades de fin de año genera un déficit que se tendrá que sobrellevar junto con los gastos cotidianos y los ajustes económicos de inicio del ejercicio fiscal.
Ante esto pensemos en fomentar una especie de educación presupuestaria en las familias, para que se logren mitigar un poco los efectos de este mes y su famosa cuesta, advertir a las familias sobre los gastos excesivos, programar las obligaciones contraídas para inicio de año, calculando que los ingresos no respondan de manera plena a las necesidades (recordemos que más de 30% de las familias mexicanas depende de la economía informal por completo).
Educar en el ejercicio económico resulta fundamental en la consecución de una sociedad informada, prevenida y comprensiva del devenir económico de su país, con los elementos necesarios para entender o, en su caso, oponer, las decisiones de su gobierno.
Es claro que la incertidumbre y el nerviosismo de gran parte de la población se debe a no entender de qué dependen y hacia dónde van las decisiones económicas, y más aún, qué es lo que éstas implicarán para su propia vida y la de sus familias.
Ante esto, nos atrevemos a formular una idea al aire que quizá podamos convertir en propuesta desde los ámbitos adecuados: las dependencias involucradas en el manejo de la economía nacional, pensemos en Secretaría de Hacienda, Secretaría de Economía, Banco de México, las comisiones legislativas relacionadas, etc., deberían tener la obligación de formular programas estructurados que difundan sus decisiones, proyectos y funciones.
Información es contraria a incertidumbre, mientras la gente esté mejor informada sobre el rumbo económico de su país, podrá tomar mejores decisiones en su economía familiar, y valorar los progresos de su país: pocos mexicanos pueden sentir confianza en la macro economía, aunque se difunda su estabilidad boyante, pues no saben exactamente qué implica o significa. Sin duda la educación económica debe ser una garantía de gobernabilidad, transparencia y confianza.
Lo que aquí hemos expuesto, en nuestra constante voluntad de propuesta, sin embargo, no puede opacar ni minimizar la dinámica económica que enfrentamos: el 60% de la población mexicana, aún con la formación e información adecuada, no podría alcanzar a tomar las decisiones adecuadas, pues no hay adecuación en la administración de la miseria.
Comprar kilogramos de tortillas, lo más básico de la canasta básica, por 10 pesos es un absurdo para las familias que tienen sólo eso para sobrevivir todo su día. Enero es un mes difícil; pero hay en México muchos que viven en la continua cuesta. No basta con entender las razones de los rezagos, hay que luchar por cambiarlas.
Soy Edna Lorena Fuerte y mi correo es edna_fuerte@yahoo.com para sus comentarios. Muchas Gracias.
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