Desaparecido

GABRIEL GOMEZ CAÑA, POR ULTIMA VEZ SE LE VIO EL SABADO 25 DE MARZO PASADO, A LAS 11:30 DE LA NOCHE

GABRIEL GOMEZ CAÑA, POR ULTIMA VEZ SE LE VIO EL SABADO 25 DE MARZO PASADO,  A LAS 11:30 DE LA NOCHE Orizaba, Veracruz.- Llevaba una playera negra, pantalon de mezclilla, es de complexion delgado y piel morena...Es militante del Frente Popular Revolucionario y activista de Organizaciones Sociales.

28 mayo 2007

Ley antiterrorismo

Poco a poco se destila la derecha y el resugimiento del obscurantismo que quiere diriguir este grupo en el poder. A difundir que la violación de garantias esta al vivo...

Carlos Montemayor / I

Ahora el Senado considera una forma de modernización de las leyes en México reconocer el delito de terrorismo como una realidad mundial, de cuyo riesgo debemos precavernos. En verdad, nos tardamos en reconocer esa "realidad mundial", pues desde 1995 el presidente William Clinton había convocado a los países más poderosos del mundo (no a los más vulnerables) a emprender la cruzada contra el terrorismo. En Lyon, Francia, el 27 de junio de aquel año, en la reunión anual del Grupo de los Siete, había dicho que un ataque terrorista "contra uno de nosotros es un ataque contra todos". Se sugería que el terrorismo era un enemigo de la elite mundial y del progreso, incluso un enemigo de la cultura hegemónica del mundo. Por ello era posible pensar que el término terrorismo no era resultado, en términos reales, de un análisis social, sino que provenía de una descalificación política utilitaria.


Carlos Montemayor /II

Decíamos en la entrega anterior que era riesgoso confundir el término terrorismo con la inconformidad social. Pues el "terrorismo" fue una creación del poder de las elites mundiales para descalificar ciertos grupos, y no fue resultado del surgimiento de una realidad criminal evidente o de una intencionalidad comprobable de causar terror como fin principal. Hace muchos años traté este tema, cuando escribía Chiapas, la rebelión indígena de México, y después lo volví a hacer en el año 2001, en ocasión del ataque a las torres gemelas de Nueva York. No pensé que debía retomar algunas de esas viejas notas casi tres lustros después.

En el otoño de 1988, por ejemplo, en una casa de Coyoacán conocí a un militar británico que visitaba la ciudad de México. Durante la comida, nuestros amigos me preguntaron, entre otros temas, por la novela que en ese tiempo estaba yo escribiendo, que era Guerra en el paraíso, y comenté algunos rasgos generales del movimiento campesino de Lucio Cabañas.

-Era terrorista -concluyó el militar británico.

-No, por supuesto -respondí.

Traté de explicar la lucha armada de varios cientos de campesinos que encabezó Lucio Cabañas en la sierra sur del estado de Guerrero de 1967 a 1974. Me parecía evidente que la lucha había sido provocada por las autoridades del estado y por la represión política. Los guerrilleros se desplazaban a lo largo de pueblos que los apoyaban con alimentos, información, pertrechos o solamente con el silencio, porque los pueblos asumieron esa lucha como suya. Con la palabra "terrorista" el militar británico vaciaba de sentido esa lucha.

-Los terroristas pueden tener también otra ideología -insistió en explicar-, pero pelean fuera de la ley. Son siempre peligrosos. Usted está hablando, por lo que veo, de un terrorista que era comunista, ¿verdad? Era un terrorista con ideas comunistas, ¿no es así?

Al levantarnos de la mesa, muchas cosas me impedían entender los profundos prejuicios que sobre la paz social tenía ese militar. Quizás él miraba el mundo desde los ojos de un imperio existente o ya desaparecido, eso no importaba, y por ello consideraba terroristas a los que en países latinoamericanos yo veía como luchadores por la justicia o la
libertad.

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