México, DF. En México una de cada dos mujeres con empleo formal sufre algún tipo de hostigamiento sexual, sin embargo pocas lo denuncian.
En la calle, en el trabajo, la escuela o en su propia casa las mujeres son el blanco perfecto. Cualquier acercamiento físico o verbal no deseado puede ser considerado acoso sexual.
"Me sentía impotente de no poder decirle que se quitara y que se fuera de ahí, y no poder decir a la gente o a mi familia que ese hombre me estaba molestando y no me gustaba", comentó una víctima de acoso sexual.
Es a partir de miradas, piropos o señas que comienza el hostigamiento sexual, un delito que no debe quedar impune.
"Trabajaba en un centro comercial de cajera, y el supervisor siempre me decía que yo era suya, que me iba a robar. Cuando cobraba se paraba atrás de mí, me agarraba de la cintura y me susurraba al oído y me decía: usted es mía".
Continuan Las Mujeres por la Democracia
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