Luis Linares Zapata
Recuentos y tenebras electorales
La temporada siguiente al diluvio electoral va recolectando un amasijo de nuevos datos y revelaciones descarnadas que, al mismo tiempo, ordena los recuerdos de lo acontecido en el dilatado proceso democratizador de México. Una elección, la de 2006, tan trampeada en su desarrollo no puede menos que provocar un alud de consecuencias en todos los ámbitos de la vida organizada del país. Unas, de plano traumáticas. Otras con destinatarios específicos sobre los cuales trabajar en el presente. Las demás servirán para plantear nuevos horizontes, puntos de llegada hacia los cuales se encamina el sistema de partidos. Por lo pronto, hay que pasar revista y sujetar al examen crítico algunos de los acontecimientos recientes que le dan profundidad y aclaran las perspectivas que antes se tenían como aseguradas.
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José Steinsleger
De la libertad de expresión y otros cuentos
Una sociedad crece y se desarrolla cuando goza de irrestricta y efectiva libertad de expresión. Si a sus puertas no hay peligro de invasión militar extranjera, que todo mundo viva en paz publicando y transmitiendo lo que se le antoje. Pero eso sí: con igualdad de recursos para todos.
La libertad de expresión consiste en respetar al público. Un medio que garantiza información objetiva gana en credibilidad, enriqueciendo la conciencia de lectores, radioyentes y televidentes. Un medio responsable debe otorgar tiempo y espacio similar a quienes celebran la sentencia de luchadores sociales a 67 años de cárcel, y a quienes sostienen que el proceso legal estuvo viciado.
Si con base en "fuentes de inteligencia" y en las declaraciones (digamos) del paramilitar que oficia de vicepresidente de Colombia, un medio nos dice que la guerrilla de aquel país amenaza la estabilidad de México, debe dar voz y despliegue igual a quienes lo dudan. De lo contrario, la información se convierte en propaganda corporativa.
Hasta aquí, lo ideal. Luego, el joven estudiante de comunicación o derecho irá viendo que la ética inculcada por el profesor para formar ciudadanos responsables es pura palabrería. ¿Qué está fallando? ¿El ideal, la realidad, los principios?
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