Nestor Kirchner va con todo para apoyar la candidatura presidencial de su esposa, la senadora Cristina Fernández. Ella ya habla con un discurso de continuidad y se nota que esa familia tiene un proyecto común. Kirchner mismo estuvo en el acto de lanzamiento de la nueva campaña.
No pocas voces se levantaron en México pensando en el impacto que tuvo la noticia sobre la señora Martha Sahagún. A final de cuentas ella busco el poder desesperadamente y puso su atención en Argentina desde muy temprano para inspirarse, pero puede ser que se equivocó totalmente en el modelo que buscaba seguir.
Primero trató de seguir el esquema de Eva Perón, pero siendo una mujer corta de entendederas, Martha solamente creyó que el poder de Evita lo era su fundación y creo la propia. Eva fue parte del proyecto de Juan Domingo Perón y cuando este llegó al poder, ella armó la fundación para acercar a los desvalidos, a los que con mucha frecuencia el poder no alcanza para beneficiarlos, siendo que muchas veces se contentan con un mendrugo de pan, y no por otra cosa, sino por lo extremo de su pobreza.
Martha al contrario, armó su fundación para esquilmar a la nación usando como pretexto a lo pobres. Presionó a los ricos escudada en el poder presidencial para sacarles donativos exagerados. No es de sorprender que ni los ricos ni los pobres la hayan seguido. Cuando los Fox se fueron de Los Pinos la nación respiró con alivio y nadie fue a despedirlos con lágrimas en los ojos, a no ser que la felicidad los haya hecho llorar.
Evita no se casó con Perón como parte del proyecto del asalto al poder. El matrimonio de Martha pareció forzado y se precipitó porque una corresponsal de un periódico estadounidense hurgó en Los Pinos y encontró una seria discrepancia entre el discurso moralígeno y la conducta indecorosa que caracteriza a muchos de los panistas que se han colado al gobierno.
No parece que en el caso de Cristina Fernández haya un matrimonio repentino ni que sea un juego de interés, como si parece haberlo sido para Marthita. Me suena que ella (Martha) escogió aplicar el diminutivo para ver si de casualidad se le pegaba algo de Evita, pero en la vida muchas veces la sustancia antecede a la forma y la señora Sahagún de Fox creyó que esto era al revés. Si el matrimonio es parte de una estrategia de poder, su utilidad vale tanto como tenga solidez el proyecto político, que en el caso de los Fox fue muy corto porque trivializaron el uso del poder y lo redujeron al interés pecuniario.
Martha pudo ver hacia el norte, ya que al igual que Hillary Clinton fue una primera dama poderosa, y pudo haber aprendido de la segunda. Hillary, no obstante su larga carrera política, entendió que las circunstancias obligaban a que saliera de los reflectores y se moviera al terreno discreto de la política, su marido había sido electo presidente y no ella; su turno llegaría, solamente había que saber esperar.
No se escucha en los casos de Cristina y Hillary que se hable de escándalos de corrupción. En el caso de Martha se requirió que el congreso interviniera –aunque tarde- para ponerle alto a la ambición insaciable de riqueza de las familias Sahagún-Fox, pero ni en Argentina ni en Estados Unidos se escuchan preocupaciones similares.
Es cierto que tal vez pocos países se acerquen al nivel de corrupción de México, pero hasta en los tiempos de la corrupción priista, los políticos aprendían muy bien el elevado precio y valor de la discreción y los límites. Fox, que nunca entendió cuales son los verdaderos usos del poder, vio que su sexenio era una oportunidad única para alcanzar una fortuna que su mediocridad no le permitiría en actividades no políticas.
¿Acaso Marthita hubiera tendido mejor oportunidad si los Fox-Sahagun no hubieran sido tan corruptos? Lo mas seguro es que no.
Marthita fue incapaz de construir un proyecto, de crear alianzas, de generar una visión de consenso; en cambio siempre confió en la capacidad de avasallamiento del poder presidencial, que dura hasta que termina el sexenio y donde un sí, puede ser tan válido hasta lo que dure la administración.
No imagino por ejemplo, a una central sindical mexicana declarándole su apoyo a la señora de Fox como si ha hecho muy temprano la CGT argentina.
Lo cierto es que mas allá de comparaciones odiosas, no hay duda que el sistema mexicano puede estar tan listo para una mujer en el poder presidencial como Argentina y Estados Unidos, solamente se requiere a una mujer serena y centrada que sepa capitalizar las ventajas de su ser.
Fecha: 2007-07-28 10:48:10
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