Nota del Proceso
Guanajuato, Gto., 26 de julio
por Verónica Espinosa El director de cine, Luis Mandoki, reveló que los exhibidores cinematográficos se han mostrado “poco receptivos” para programar el largometraje documental que prepara sobre las elecciones presidenciales del año pasado, y confió en que la presión ciudadana los obligue a incluirla la cinta en la cartelera. Mandoki espera vencer la renuencia de los exhibidores de cine para proyectar la película que sobre las elecciones presidenciales del 2006. “Sería una vergüenza para la industria del cine mexicano que no pudiera mostrarla aquí, y tenga que llevármela a Estados Unidos”, afirma. En su etapa final, y aún sin un título “porque no le he encontrado uno todavía”, la cinta reúne un trabajo de miles de horas de filmación a cargo de la red de ciudadanos que, en un momento dado, también colaboró con el cineasta en la distribución de ¿Quién es el señor López?, la causa encabezada por Andrés Manuel López Obrador y la operación que desde Los Pinos con Vicente Fox se instrumentó con la pretensión de dejarlo fuera de la contienda presidencial. Invitado al Festival Internacional de Cortometraje “Expresión en corto”, el director de Voces inocentes hace un reproche a medios de comunicación “que vienen diciendo que no vieron el fraude, pero que nunca se pusieron a investigarlo, sino que más bien querían que alguien fuera y se los probara. Mi labor como cineasta es investigar las cosas, y yo sí hice mi tarea”. Entonces, luego de ¿Quién es el señor López?, Luis Mandoki recibió testimonios filmados del 2 de julio que se convirtieron en miles de horas de películas que debió revisar, escudriñar, para “encontrarle un sentido dramático y narrativo, que no ha sido fácil, pero finalmente se ha logrado”. Satisfecho con el resultado, en una producción que incluye una voz en off más bien sutil, a manera de guía narrativa, asegura que el material “va a crear polémica, a dar mucho de qué hablar”. Ante el hecho de que los exhibidores se han mostrado reacios a programar este largometraje documental --“poco receptivos”, dice--, su confianza está en la reacción ciudadana en caso de que se pretenda ignorarla. “Ya veremos qué dice la gente. Nos van a tener que abrir, porque no puede ser que en el 2007 me tenga que llevar una película a exhibir a Estados Unidos porque no pueda mostrarla aquí. En el 88 me tuve que ir porque era difícil hacer cine de calidad en México. Que el público estadunidense conozca primero esta versión de lo que ocurrió en la elección más incierta de la historia moderna del país, sería una vergüenza”, advierte.
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