Desaparecido

GABRIEL GOMEZ CAÑA, POR ULTIMA VEZ SE LE VIO EL SABADO 25 DE MARZO PASADO, A LAS 11:30 DE LA NOCHE

GABRIEL GOMEZ CAÑA, POR ULTIMA VEZ SE LE VIO EL SABADO 25 DE MARZO PASADO,  A LAS 11:30 DE LA NOCHE Orizaba, Veracruz.- Llevaba una playera negra, pantalon de mezclilla, es de complexion delgado y piel morena...Es militante del Frente Popular Revolucionario y activista de Organizaciones Sociales.

16 julio 2007

No a uno, sino a todos los chilangos



Argenpress


Igual que le pasó a Fox le ocurrirá a Calderón. Mientras más se lance el gobierno federal de la derecha contra el gobierno capitalino, más le irá mal en el DF y, en general, en el país. Si la tirada de Calderón, en sus últimas andanadas contra Ebrard, es mostrar a los capitalinos que él si está preocupado por lo que les ocurre y el gobierno del DF no lo está, mal anda en este negocio, pues a cada lanzada de moro que le ha querido asestar al gobernante del DF, este le ha respondido con mesura pero con firmeza y lo ha puesto en su lugar. Ebrard le ha demostrado con datos, hechos e informaciones que su gobierno no sólo está cumpliendo con los habitantes de la capital, sino que va mucho más adelante de las presuntas “denuncias” de Calderón.

Entre otras cosas, se ha evidenciado que Calderón, al no estar cumpliendo con sus promesas de campaña electoral, se lanza contra el gobierno capitalino para, mediáticamente, tratar de diluir sus propios y tangibles fracasos, sus inepcias y sus ocultamientos, como los del chino-mexicano Zhen Li Yegón y sus 205 millones de dólares “pertenecientes el PAN” según dijo el presunto narcotraficante. No le bastó a Calderón que aparecieran los sabotajes a instalaciones de Pemex para tratar de desviar la atención del trasiego de esos millones de dólares “en greña”, como se dice en el argot prosaico, y se ha puesto insistente en lo que según él ocurre en el DF. Pero no le bastará.

Por el contrario, al “politizar” Calderón las relaciones entre Federación y gobierno del DF, le está dando una fuerza y una imagen a Ebrard que este tendrá que asumir pero no agradecer. Sin entrar en los detalles del planteamiento de Calderón, es obvio que este quiere lavarse la cara de las fracasadas acciones federales en materia de seguridad -el narcotráfico y sus ejecuciones siguen rampantes, por ejemplo, sin que las agencias federales de seguridad atinen a reprimir esta violencia- o en la prevención de desastres, cuando se manifiesta contra las inundaciones y “denuncia” que se ha descuidado la tarea de mantenimiento del drenaje profundo del DF, pero a la vez omite que hay gente damnificada por diversos desastres en el país que no ha recibido, y difícilmente recibirá, la protección civil a que está obligada de parte de la administración federal.

Otra causa de las lanzadas de moro de Calderón no puede ser sino la negativa de Ebrard para asistir a los actos protocolarios capitalinos en los que participa Calderón. Pero también el hecho de que hasta hoy Ebrard no ha rendido armas en su apoyo a Andrés Manuel López Obrador, ex candidato de la Coalición por el Bien de Todos a quien tanto el Instituto Federal Electoral como el Tribunal Electoral Federal despojaron del triunfo en el 2006. Inútil parece esta presión sobre Ebrard, dadas las respuestas sensatas, calibradas, que le ha propinado el perredista al panista, que están en el dominio público y para que repetirlas.

No es fácil para Ebrard trabajar en estas condiciones, que suponen de entrada falta de respeto y de cooperación federal hacia las tareas defeñas, pero con su sangre fría puede revertir las consecuencias que Calderón supone fatales para su homólogo capitalino. Por el contrario, Calderón es el que la tiene más difícil en su intentona de vencer a Ebrard en el ánimo de mucha gente. Se pone en claro que Calderón sigue teniendo una inmensa falta de credibilidad, cuando los índices de aprobación al actual gobernante capitalino no decrecen. Pero Ebrard, lógico es, no deberá aflojar el paso en su defensa de los capitalinos y su vida, su bienestar y su perspectiva de mejoramiento.

Tal parece que, bajo nuevos argumentos, Calderón está repitiendo la actitud de aquella derecha absolutamente pueblerina y aldeana de no hace muchos años que clamaba que hacer patria era matar a un chilango. Ahora Calderón no quiere matar a un chilango, sino a todos los chilangos. Está contra el Distrito Federal, habrase visto.

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