Esta semana que acaba de pasar ocupó los encabezados de los periódicos la noticia sobre un "ataque" a ductos de PEMEX por parte de presuntos guerrilleros. La presente es una contribución muy pequeña que pretende auxiliar en la compresión del suceso y propone se analice desde un ángulo distinto al que ha permeado la opinión de amplios sectores de la sociedad: No tardaron en surgir suspicacias (legítimas) acerca de la veracidad de dichos “atentados” en diversos actores ligados a la izquierda partidista.
Me parece que para hacer un análisis de la situación deben considerarse diversos elementos.
- No solamente el contexto de la “política oficial”, es decir, la de los Gobiernos en sus tres niveles y la de los partidos políticos es el único existente. No todas las organizaciones políticas y sociales, así como y sobre todo las político militares que operan en nuestro país marcan su agenda según ocurran los sucesos en la política “de arriba”, sino que tienen sus tiempos propios, así como sus demandas, formas de organización y planes de acción. Sería en todo caso suicida, sobre todo para las últimas, estar esperando el momento “idóneo” para operar, si bien es un marco de referencia que debe observarse, no pueden supeditar su accionar político, propagandístico o militar a las corruptelas, chantajes y en suma al juego político oficial. En el caso que ahora nos ocupa, era sabido en la política de abajo, la reciente desaparición de dos militantes del EPR, cuya aparición con vida estaba demandando este grupo desde comunicados anteriores a los estallidos. (vease www.cedema.org)
- Mucho se habla acerca de lo criticable de los objetivos, en este caso ductos de PEMEX, del mismo modo que es un lugar común hacer una analogía al terrorismo. Debe decirse para estos casos que los objetivos han sido a todas luces materiales, pues han sido diseñados sobre todo, no para dañar los “bienes de la nación” sino para afectar a un grupo de empresas algunas de las cuales tienen nombres que fueron mencionados como promotoras del fraude electoral reciente. Razón por la cuál estaríamos hablando de "sabotaje" y no de "ataques" o "atentados" y es clara debido al cuídado de las operaciones y el cariz ideológico, la distinción de esta acción guerrillera a una acción terrorista. (véase abajo resumen de nota del periódico “El Financiero”)
- Se cuestiona también la credibilidad de estos grupos atendiendo a sus fuentes de financiamiento, así como a su “espontánea aparición” en momentos difíciles para el Gobierno Federal. Se olvida con frecuencia que estos grupos tienen ya un paso andado en la historia de nuestro país, muchos de los cuales hayan su origen en los movimientos de los 60’s y 70’s, tal es el caso del PROCUP (Partido Revolucionario Obrero Clandestino-Unión del Pueblo) y el Pdlp (Partido de los Pobres) (vease La Jornada, miércoles 11 de julio pag 3). Estos grupos que enarbolan banderas de igualdad y justicia social recurren a métodos de financiamiento variados, entre los que se encuentra la llamada “expropiación”, lo cuál consiste en tomar recursos de grandes empresas o empresarios que se enriquecen a costa de la explotación del pueblo trabajador y de la violación de leyes, daño al medio ambiente y vulneración de los derechos humanos.
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