Ulises (Ruíz): Un Necio

“Se dice que Ulises era tan astuto, tan ladino,
que incluso los dioses del destino eran incapaces de penetrar en su fuero interno.”

“El silencio de las sirenas”, Franz Kafka



En la narrativa de Kafka Ulises logra engañar a las sirenas por su ignorancia del poder de su canto y silencio; lo hace simplemente porque se ato al mástil del barco y se tapo los oídos.


De la misma manera Ulises Ruiz se ha atado a la gubernatura de Oaxaca y con la necedad del sordo ha hecho caso omiso de los signos de descomposición en su estado, porque sabe y conoce a la perfección los tiempos de la política mexicana, es parte del entramado de la corrupción y el cinismo propio de los gobernantes mexicanos.


El gobernador de Oaxaca es hijo político de José Murat Casab, anterior gobernador del estado que con una preclara habilidad para la mentira y los actos chapuceros, como el supuesto atentado que sufrió antes de las elecciones en el estado en mayo de 2004.


Ulises Ruiz no duda en hacer de la farsa y la represión su modo de actuar, esta acostumbrado a eso, forma parte de uno de los grupos más nefastos del priismo (creo que todos van de la mano), el grupo “Atlacomulco”, al que pertenece también el gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, represor en San Salvador Atenco, y que se vanaglorió de sus actos como “una defensa del estado de derecho en el país”.


Ulises (Ruíz) se ha librado de su salida de la gubernatura de Oaxaca por medio de la más simple de las artimañas: El chantaje. Sabe que la ilegitimidad del gobierno de Felipe Calderón (FECAL) le permite jugar con las aguas y componer su posición de manera reiterada, “si no le han hecho nada a Marin (gober precioso de Puebla), menos a mi” se repite una y otra vez Ulises amarrado al mástil de la gubernatura.


La sección 22 y la APPO se enfrentan con la medula de la descomposición de la clase política mexicana, educada en el desprecio a los gobernados y en la vejación de los derechos de los opositores, acostumbrada a pisotear a los indígenas siendo indígenas o mestizos en su mayoría.


El señalamiento reiterado del grupo político de Ulises Ruíz a Gabino Cué (excandidato a la gubernatura de Oaxaca) como el orquestador de la revuelta en su contra ha hecho una cortina de humo para la represión, el abuso de poder y la persecusión en el estado.



No es increíble el cinismo del gobernador de Oaxaca, hay que entenderlo en el contexto de la descomposición del estado mexicano; su desintegración ha llegado a tal punto que los peores hombres y mujeres componen a la clase política del país, con apetito rapaz, deseos de enriquecimiento desmedido, y a como de lugar, e igual que la ministra de economía La Argentina guardan la lana en el baño; sólo que los “nuestros” roban, asesinan y además exclaman: ¡Y qué!



Hay una frase en la política mexicana “todos venimos a robar” refiriéndose a los funcionarios públicos de alto rango en el país, lo que nos indica en si la moral que tienen los funcionarios en el estado mexicano.


Podemos ver con horror estas expresiones, y no es para menos, pero en la lógica del poder visto como impunidad, los políticos mexicanos se encubren unos con otros, sabiendo que en su conjunto están salvaguardando el bien más preciado para ellos: La impunidad.


El Ulises de Kafka salió avante porque soporto su osadía en el contexto, en los “cánones” que regían el canto y el silencio de las sirenas, si no se logra denunciar y desmantelar el tinglado “cultural” en el que se mueve la clase política mexicana podremos derrumbar a muchos “Ulises” pero no transformar al país.