EL UNIVERSAL
Granados Chapa
Conmueve su sensibilidad, que con frecuencia lo convierte en la voz de los sin voz
Recién se han cumplido 30 años de la aparición de su columna “Plaza Pública”. Un tercio de siglo en el que Miguel Ángel Granados Chapa ha librado una consistente y admirable batalla por las mejores causas que podamos darnos los seres humanos: la honradez, la justicia, la lealtad, la solidaridad, la transparencia y la democracia. Tres décadas decisorias en la vida de este país y que Miguel Ángel ha cronicado con puntualidad y compromiso: gravísimos conflictos políticos; disputados procesos electorales; guerras sucias; represiones sangrientas; alzamientos e insurrecciones; cambios de gobierno; surgimiento de nuevas instituciones; avances y retrocesos; y en suma, uno de los periodos más convulsos y apasionantes que pueda testimoniar un periodista. Sobre todo como él, que ha dejado media vida al servicio de sus lectores y escuchas con un ánimo y una convicción a toda prueba.
Granados Chapa es también por sí mismo una personalidad trascendente en la vida pública de México. Tan brillante como enigmático es a la vez polivalente en el sentido más estricto: múltiples pues sus atributos y afanes.
El periodista de abajo.— Correspondiendo al espíritu de su “Plaza Pública” de espacio abierto y de participación popular, Miguel Ángel ha sabido mantener —inusitadamente— su columna siempre atenta a los grandes temas nacionales. Pero extraordinariamente sensible a las voces y reclamos de los más vulnerables, de los que menos tienen. De los olvidados. Conmueve pues su permanente sensibilidad y oído, que con frecuencia lo convierten en la voz de los sin voz.
El analista de arriba.— Que es, en cambio, implacable con quienes ostentan el poder. De los presidentes pa’ bajo, no hay abusivo o prepotente que no haya sido sujeto de la crítica descarnada de Granados Chapa. Desde su trinchera, lo mismo señalando que denunciando —y a veces hasta reconociendo— ha venido construyendo una credibilidad a toda prueba, que es el bien más preciado para cualquier comunicador.
El luchador ciudadano.— Además de su diarismo, a Miguel Ángel habría que agradecerle su formidable contribución a la democracia. Cuando allá por el 96 fue consejero ciudadano de aquel IFE heroico en que había que batirse todavía con un presidente que era a la vez secretario de Gobernación, en condiciones de un tránsito muy frágil del oficialismo a la ciudadanización del máximo órgano electoral. Al lado de otros consejeros como José Agustín Ortiz Pinchetti y José Woldenberg, Granados Chapa cimentó una estructura que a la fecha resiste a pesar del consejo actual. Una contribución definitiva que ha de merecer el reconocimiento de todos los mexicanos.
El diletante del lenguaje.— Una de las características que tal vez menos se destacan de su trabajo es su dominio magistral en el imperio de las palabras. Granados Chapa siempre encuentra los sustantivos y adjetivos precisos para poner a cada quien en el lugar que le corresponde. Para describirnos con emoción, sin desbordes, los momentos más dramáticos. Con una gran lucidez y un estilo tan propio que su columna sería inconfundible aunque no la firmara. Aun en las más implacables críticas, Miguel Ángel no recurre nunca a la ofensa, la burla y la diatriba. No las necesita. Sólo requiere de los términos exactos. Como que sabe de qué y para qué están hechas las palabras.
El comunicador oral.— Llamó mi atención que en su reciente homenaje no hubiera mención alguna a sus capacidades frente a un micrófono y aun frente a las cámaras. En esos terrenos también me parece sobresaliente. Bastarían unos minutos por las mañanas de la entrañable Radio Universidad para comprobarlo. Yo, por lo pronto, nunca he visto un caso tal de congruencia: Miguel Ángel habla como escribe y escribe como habla.
Con estos instrumentos elementales: su conocimiento profundo de esta maravillosa herramienta común que es la lengua española; sus convicciones nutridas en la brega diaria y su entendimiento de México y el mundo; y una verticalidad que nadie podría cuestionar, Miguel Ángel Granados Chapa ha erigido un verdadero magisterio.
En lo personal he tenido el privilegio de la cercanía, para aprender de uno de los grandes periodistas mexicanos de todos los tiempos.
ddn_rocha@hotmail.com
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