Mexicanos al grito de Wal-Mart
Televisa tomará el Zócalo el 15 con sus estrellas
Propuesta: que los chuchos devuelvan sus curules
Mandoki llama a una rueda de prensa urgente
Si Vicente Fox afirmaba que su gobierno era “de empresarios, por empresarios y para empresarios”, los senadores y diputados de los tres grandes partidos de México podrían decir que su reforma electoral es “de legisladores, por legisladores y para legisladores”. Muy bien comprenden que si no limpian los escombros del instituto y del tribunal electoral devastados por el golpe del 2 de julio, los comicios de 2009 no tendrán legitimidad y por lo tanto su carrera parlamentaria se irá al demonio.
La reforma electoral que han consensado panistas, priístas y perredistas no reforma mucho: fue escrita sobre las rodillas para decapitar a Luis Carlos Ugalde y a sus cómplices en el fraude que elevó a la Presidencia a un sujeto sin verbo ni complemento, y luego será usada como moneda de cambio para involucrar al PRD en reformas menos simpáticas.
¿Qué va a reformar la supuesta reforma? Aparte de borrar de la vista del público al ectoplasma que preside el Instituto del Fraude Electoral, pretende “reducir los tiempos y costos de campaña”, “limitar el financiamiento y la duración de las precampañas”, crear una “contraloría interna del IFE”, prohibir “la propaganda negra” y la reconversión de sindicatos en partidos políticos, así como la sustitución “escalonada” de consejeros y magistrados electorales. Y ya. ¿Y la televisión? Muy bien, muy feliz, muy contenta bajo el aura de impunidad que le permitirá seguir siendo la que absorbe todo el dinero que el Estado da a los partidos y la que, al final, decidirá quién gana y quién dizque gobierna.
No hay, especialmente de parte de los “reformadores” del PRD, una sola alusión al hecho de que en países como Brasil, Chile, Inglaterra y Francia las leyes electorales precisan que los candidatos no podrán contratar –caso específico de Francia– más de 45 minutos de tiempo en televisión ¡en todo el proceso! En cuanto a lo demás, qué importa si reducen o no los costos de las campañas si éstos nunca han sido respetados y las sanciones al respecto llegan mucho tiempo después. ¿Y la “propaganda negra”? Los empresarios tenían terminantemente prohibido intervenir en favor o en contra de ningún candidato y sin embargo lo hicieron a lo largo de 2006 y volverán a hacerlo porque el nuevo “marco jurídico” les importará lo mismo que el actual: nada.
¿No eran expresiones de “propaganda negra” las andanadas mediáticas del gobierno de Fox contra Andrés Manuel López Obrador? ¿O qué eran, si no, los videoescándalos de Ahumada, el Nicogate y la ho-rri-pi-lan-te violación a la ley que significó abrir una calle de cien metros en el predio El Encino? Así, pues, la televisión, sus magnates y sus aguerridos levantacejas ya enfrían el champaña: seguirán siendo los amos, los que deciden, los que descalifican, los que en su imaginación “legitiman”, y por supuesto los que engordan con el dinero que el IFE les entrega a través de los partidos. Cantemos, pues, loas a los magnánimos reformadores del tripartidismo emergente: que sus nombres queden inscritos con letras de ocio en los muros del Congreso.
Para que una reforma constitucional pueda ser aprobada, incluso una tan minúscula como ésta, se requieren las tres cuartas partes de los votos de los legisladores. Es obvio que el PAN, el PRI y sus partiditos achichincles no alcanzan a reunir ese porcentaje y necesitan por fuerza al PRD. ¿Qué rara urgencia tenía el PRD de pactar acuerdos “históricos” con el partido del asesino serial de Oaxaca y el góber precioso de Puebla? ¿Por qué ni siquiera insinuaron que antes de hablar seriamente de nada esos dos facinerosos tenían que ser echados de sus cargos por el bien de los más pobres? Pero no, les ganó la prisa para pasar a la historia como los que sacaron la basura –léase Ugalde y compinches– por la puerta delantera del sistema, con bombo y platillo, cuando todo el país sabe que esa era materia orgánica podrida ya, y que de todos modos había que tirarla.
Qué fácil, qué rápido y qué barato se vendieron los epónimos reformadores del PRD. Ahora habrá que ver qué les cobrarán a cambio: la reforma fiscal y luego la energética. Qué pronto se les olvidó que fueron electos “como parte del ascenso de la voluntad popular que reclamaba y reclama un verdadero cambio”, como bien señalaron ayer en un mensaje al pueblo de México y a la Convención Nacional Democrática la senadora Rosario Ibarra y el diputado José Antonio Almazán, que hoy no estarán en San Lázaro para repudiar así, con su digna ausencia, el carácter espurio de la caricatura de “gobierno” de Felipe Calderón.
El sábado pasado, los lectores de Desfiladero coincidieron en que la mejor forma de protesta contra el golpe de Estado era que los legisladores salieran de la Cámara cuando el lavador de dólares de Zhenli Ye Gon entrara a deletrear su Informe. Para la nueva derecha llamada Nueva Izquierda esa opinión colectiva fue el pretexto mínimo que necesitaban y sin más corrieron a echarse en brazos de la ultraderecha panista. “Nada ni nadie impedirá que Calderón cumpla con su deber el primero de septiembre”, afirmó Carlos Navarrete y todos los chuchos lo secundaron eufóricos.
Pero al usar el voto que los llevó a las cámaras para servir a los que burlaron la voluntad del pueblo, esos legisladores perredistas se convierten ahora en tardíos cómplices del fraude electoral y se vuelven por lo tanto espurios ellos mismos. Así lo interpreta con claridad admirable Rosa María Benítez (rosmabeni63@hotmail.com) que desde Culiacán propone: “Las bases de nuestro movimiento deben pedir la renuncia de los diputados del FAP que traicionen al pueblo el día del Informe; que se vayan, al fin que ahí están sus suplentes. La revocación de mandato debe empezar por casa. Y a ver cuándo organizamos un mitin de protesta frente al PRD”.
En tanto, Televisa informó el miércoles que el grupo RBD ya es “franquicia de Wal-Mart”. El anuncio surge después de que el oligopolio de Emilio Azcárraga filtró que el 15 de septiembre ese conjunto actuará en el Zócalo. Con ello pretende llenar la plaza de jóvenes fans de la peor música de plástico para que Calderón dé el Grito sin gorra militar. Eso demuestra que la televisión y Wal-Mart entran al recate del “gobierno” que impusieron y van a defenderlo a cualquier costo.
Por lo pronto, el próximo lunes a las 10 de la mañana, en el salón Don Genaro del Sheraton Centro Histórico, Luis Mandoki hará una importante revelación sobre su película 2 de julio: el fraude que nadie vio, y que los golpistas de Los Pinos aguardan con tanta alegría como la que George WC Bush siente por los documentales de Michael Moore. El llamado del cineasta mexicano va dirigido en especial a los medios alternativos e independientes. Hay que pasar la voz… Y sí, ¿cuándo hacemos un mitin frente al PRD para exigir que devuelvan sus curules los chuchos?
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