Por Amérika Moreschi
27 de septiembre de 1960, el entonces Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, Adolfo López Mateos nacionalizó la industria eléctrica otorgando al país la posibilidad de administrar un bien altamente codiciado por los intereses capitalistas. La soberanía de dicha industria esta protegida por el artículo 27 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en el cual se dice que la electricidad es un Servicio Público. Aquí cabe acotar que la defensa de la industria eléctrica debe, por supuesto, impedir que ésta sea otorgada a manos de particulares; sin embargo, como se sabe, a veces no es necesario privatizar completamente la industria, sino abrir, los bienes nacionales a intereses privados. Por lo que, es importante evitar la privatización energética, tanto en su estructura interna, como externa.
Como ya se decía, el artículo 27 de la Constitución Política, protege, (o protegía) el bien nacional; sin embargo el presidente Espurio neoliberal Carlos Salinas de Gortari, cuestiona y reforma la Ley de Servicio Público de la energía eléctrica ampliando y desnaturalizó la figura del Autoabastecimiento, además de integrar figuras nuevas a las que llamó Cogeneración, Pequeña producción, Producción independiente, Exportación e Importación de electricidad; con lo que se abre la posibilidad a una privatización discreta de la Energía Eléctrica. Unos años después, Zedillo intenta reformar la Constitución General para que este sueño neoliberal se concretice; empero, no es hasta la llegada del gobierno del “cambio” cuando abiertamente la electricidad que se genera en el país, es producto de empresas privadas. Sobra decir que éste tipo de recomendaciones privatizadoras, surgen no en la mente de los débiles titulares del Ejecutivo, que ha sufrido México, sino que es producto de los intereses del imperio norteamericano, y sus instrumentos financieros, ya de sobra conocidos, me refiero al Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Pues bien, la Comisión Federal de Electricidad (CFE), actualmente, sigue otorgando contratos de hasta 30 años a estas empresas, en los que se estipula, entre otras cosas, el precio que ellas venderán a la CFE la electricidad, durante esos años. Con lo que, se origina un endeudamiento contingente de la CFE, endeudamiento que al paso del tiempo se vuelve pública; es decir, que tendrá que absolverla el estado y que devendrá en una caída económica industrial, como ya está sucediendo. De tal manera, que la estrategia neoliberal se intentará consumar con la quiebra de la CFE, para lograr su privatización total a un precio vergonzosamente bajo.
Es aquí donde entra el gobierno del pueblo organizado, el gobierno legítimo de México, a defender los recurso de la nación; modificando, como lo dijo Domitila Chúngara en Bolivia, nuestro concepto de patria; los símbolos dejan de tener sentido cuando la patria vive en condiciones de desigualdad y pobreza, nuestra patria la constituyen nuestros recursos que son parte de nuestra soberanía y la patria no se vende, la patria se defiende.
México D. F., 10 de octubre de 2007
27 de septiembre de 1960, el entonces Presidente de los Estados Unidos Mexicanos, Adolfo López Mateos nacionalizó la industria eléctrica otorgando al país la posibilidad de administrar un bien altamente codiciado por los intereses capitalistas. La soberanía de dicha industria esta protegida por el artículo 27 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en el cual se dice que la electricidad es un Servicio Público. Aquí cabe acotar que la defensa de la industria eléctrica debe, por supuesto, impedir que ésta sea otorgada a manos de particulares; sin embargo, como se sabe, a veces no es necesario privatizar completamente la industria, sino abrir, los bienes nacionales a intereses privados. Por lo que, es importante evitar la privatización energética, tanto en su estructura interna, como externa.
Como ya se decía, el artículo 27 de la Constitución Política, protege, (o protegía) el bien nacional; sin embargo el presidente Espurio neoliberal Carlos Salinas de Gortari, cuestiona y reforma la Ley de Servicio Público de la energía eléctrica ampliando y desnaturalizó la figura del Autoabastecimiento, además de integrar figuras nuevas a las que llamó Cogeneración, Pequeña producción, Producción independiente, Exportación e Importación de electricidad; con lo que se abre la posibilidad a una privatización discreta de la Energía Eléctrica. Unos años después, Zedillo intenta reformar la Constitución General para que este sueño neoliberal se concretice; empero, no es hasta la llegada del gobierno del “cambio” cuando abiertamente la electricidad que se genera en el país, es producto de empresas privadas. Sobra decir que éste tipo de recomendaciones privatizadoras, surgen no en la mente de los débiles titulares del Ejecutivo, que ha sufrido México, sino que es producto de los intereses del imperio norteamericano, y sus instrumentos financieros, ya de sobra conocidos, me refiero al Banco Mundial (BM) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Pues bien, la Comisión Federal de Electricidad (CFE), actualmente, sigue otorgando contratos de hasta 30 años a estas empresas, en los que se estipula, entre otras cosas, el precio que ellas venderán a la CFE la electricidad, durante esos años. Con lo que, se origina un endeudamiento contingente de la CFE, endeudamiento que al paso del tiempo se vuelve pública; es decir, que tendrá que absolverla el estado y que devendrá en una caída económica industrial, como ya está sucediendo. De tal manera, que la estrategia neoliberal se intentará consumar con la quiebra de la CFE, para lograr su privatización total a un precio vergonzosamente bajo.
Es aquí donde entra el gobierno del pueblo organizado, el gobierno legítimo de México, a defender los recurso de la nación; modificando, como lo dijo Domitila Chúngara en Bolivia, nuestro concepto de patria; los símbolos dejan de tener sentido cuando la patria vive en condiciones de desigualdad y pobreza, nuestra patria la constituyen nuestros recursos que son parte de nuestra soberanía y la patria no se vende, la patria se defiende.
México D. F., 10 de octubre de 2007
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