Arali Sandoval |
Encinas, ex jefe de Gobierno del Distrito Federal, entre otros cargos, ha sido reconocido por panistas, priístas, intelectuales, empresarios y políticos de todas las corrientes, colores y simbologías, como uno de los mejores representantes de la izquierda moderna en México. Es un político que sabe dialogar, que sabe escuchar, y que ha sabido conciliar, al grado que concluyó el periodo constitucional de López Obrador en el DF con una importante red de relaciones y nexos que lo catapultaron para buscar ahora, la dirigencia nacional perredista.
Hay quienes sostienen que Encinas es la última oportunidad que tiene el perredismo nacional para recomponerse, para reposicionarse, para recuperar esa fuerza que le ha hecho ganar dos elecciones consecutivas en la ciudad más grande del mundo y obtener el triunfo —para muchos— incluso en la Presidencia de la República.
Izquierdista moderado, Alejandro Encinas se ha mantenido cerca de López Obrador y es probable que, de llegar a la dirigencia nacional del PRD, sume la fuerza de ese partido a la corriente lopezobradorista que amenaza con escindirse porque lo han abandonado, como se probó en la reciente “Convención Nacional Democrática” del 18 de noviembre.
Esta cercanía con López Obrador es la única objeción que le ven algunos a Alejandro Encinas; al gobierno de Felipe Calderón no le conviene que un lopezobradorista de corazón se quede con la dirigencia nacional, y por eso se dice que están operando en su contra.
Tampoco le conviene a los perredistas tradicionales, mucho menos a los Chuchos, quienes han lanzado como candidato a la dirigencia nacional a su “líder moral” Jesús Ortega Martínez, (el otro es Jesús Zambrano), jefes de las sectas, grupos y tribus que dominan al perredismo nacional en las entidades federativas, los cuales se han repartido las migajas del poder, y usufructúan las siglas perredistas. El bagdadismo en Campeche, es el poseedor de la franquicia.
Y fue este grupúsculo el que boicoteó la visita de Encinas Rodríguez a los perredistas campechanos; primero incrustándole como candidata a secretaria general a Hortensia Aragón, “chuchista” de hueso colorado, y después, impidiendo que el candidato definiera su agenda con base en lo que le interesa.
Intentaron obligarlo a efectuar una simple reunión en el salón de un céntrico hotel de esta capital para alejarlo de las bases, de los liderazgos naturales, porque temen una explosión de denuncias, quejas y acusaciones graves contra los “dirigentes” del PRD en el Estado.
Los perredistas de siempre han concluido que, ante la eventualidad de un triunfo de Jesús Ortega, y como parte de la distribución equitativa de las posiciones, tendría que haber una secretaria general a su lado, y ésta sería nada más y nada menos que Hortensia, con lo que se cerraría la pinza, y Los Chuchos se apoderarían ahora sí, completamente del PRD con una única finalidad: hundirlo más.
A esa traición se expone Alejandro Encinas y lo sabe. La interrogante es porqué lo permite si sabe que tiene al enemigo en casa.
¿Más pruebas? Desde aquí se está operando para imponer como operador político de Encinas, a Víctor Améndola Avilés, quien iría a la campaña con la bandera de Alejandro Encinas, aunque lleve en la frente tatuado con letras de vergüenza las sectas a las que pertenece: al bagdadismo y al chuchismo.
Y si todo va a ser más de lo mismo: ¿en dónde está entonces el cambio?
ENTRETELONES DEL VETO A ALEJANDRO ENCINAS
La chihuahuense Hortensia Aragón forma parte de la corriente interna del PRD, Foro Nuevo Sol, pero siempre ha estado del lado de Los Chuchos.
Es la misma corriente de los llamados “Amalios” con quienes ha simpatizado desde siempre perredistas campechanos como Abraham Bagdadi.
Hortensia Aragón, desde su posición en el órgano electoral del que formaba parte en 2002, defendió al grupo bagdadista de las acusaciones de fraude que se divulgaron por aquellos tiempos en Campeche.
Esta persona es la que ahora se ha prestado para boicotear desde México la conformación de Izquierda Unida en Campeche, para ello han utilizado a Víctor Améndola Avilés, a quien el grupo bagdadista propuso a través de Hortensia Aragón, para representar en Campeche a Foro Nuevo Sol, dentro del grupo que conformaría Izquierda Unida.
Esta situación se manejaba en la Ciudad de México sin que nadie de los que integraría este grupo para la campaña de Alejandro Encinas a la presidencia nacional del PRD, supiera que Víctor Améndola estaría entre ellos.
Sin embargo fue el Grupo Tabasco quien detectó esta pretensión y de inmediato lo comunicaron a los representantes de Izquierda Social e Izquierda Democrática Nacional en Campeche, para protestar ante la Junta Política encargada de la campaña de Encinas, fijando una posición al respecto de la no aceptación por ningún motivo dentro de Izquierda Unida al señor Améndola.
Para ello elaboraron un documento en el que se ponían todos los antecedentes de Víctor y su nexos con el Gobierno y sus corruptelas dentro del partido, documento que una vez que tuvo en sus manos Hortensia Aragón, se lo remitió al grupo bagdadista vía fax.
Los perredistas campechanos del grupo bagdadista advirtieron que si se vetaba a Víctor también se vetaría a algunos miembros de las otras corrientes, lo que obligó a Aragón a insistir en su postura de incluir a Améndola como representante ante Izquierda Unida en Campeche.
El pasado 26 de noviembre, en una acalorada reunión entre los integrantes de la Comisión Política para la campaña de Alejandro Encinas, decidieron que se suspendía su visita a Campeche el 30 de noviembre, hasta que se resuelva el problema.
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