La Mujer en los medios, la democratización y la soberanía.

Fuente: Verónica Villalvazo (Fridaguerrera)

Aún cuando se ha pretendido minimizar, e inclusive desconocer, el papel que la mujer ha desempeñado en el desarrollo de nuestra sociedad, es evidente que su participación ha sido, y sin lugar a dudas seguirá siendo, de gran valía.

Más allá de la formal igualdad entre el varón y la mujer consagrados en el artículo 4 de la Constitución General de nuestro país, a diario se percibe la constante lucha que libra el género femenino por reivindicar tal derecho elemental.

Y es grato percatarse de que la lucha de las antecesoras no ha sido en vano.

No se puede ocultar que una de las voces más valientes que en 1968 se atrevió a denunciar la masacre de la Plaza de las tres culturas fue de mujer: Oriana Fallaci. Años más tarde, sobre el mismo hecho, otra periodista, Elena Poniatowska, escribiría una obra fundamental para conocer ese hecho histórico. Muchos hombres callaban, un ejemplo: Jacobo Zabludovsky, titular del noticiero emblemático de la televisón en la época.

Femenina fue también la primera voz en los medios que se atrevió a hablar de homosexualidad y SIDA de manera informada, parcial, ecuánime: María Victoria Llamas. Era la década de los ochentas y ambos temas tabúes; tratar acerca de ello fue un verdadero parteaguas en la historia de los medios masivos de comunicación.

Importante era el contrapeso que Denisse Maerker hacía a las opiniones de Ciro Gómez en el noticiero del Canal 40 a finales de la década pasada y principios de la actual.

El trabajo de investigación de Lydia Cacho es otro ejemplo del desempeño femenino en el periodismo.

No por conocido podemos omitir el gran trabajo desarrollado por Carmen Aristegui, desde su participación en Imevisión a finales de los ochentas, hasta la más reciente en W Radio y afortunadamente aún en CNN en español, pasando por Grupo Imagen y Círculo rojo en Televisa, entre otros espacios; en los cuales ha dado muestra de compromiso social en el desempeño de su actividad.

No podemos dejar de hablar de todas aquellas mujeres participantes de radios comunitarias, preponderantemente indígenas, que luchan a contracorriente por la defensa de su cultura.

Por otro lado, es indispensable mencionar un hecho absolutamente relevante sucedido durante el conflicto social de Oaxaca en 2006: la toma del canal 9 de televisión y de la estación de radio 96.9, rebautizada como Radio Cacerola, ambos medios gubernamentales; ambas, acciones femeninas. Y cómo no recordar a dos de las comunicadoras de esas radios populares: La Doctora Escopeta Bertha Elena Muñoz y la maestra Carmen López.

No se trata de hacer un recuento exhaustivo de la participación de la mujer en los medios de comunicación, pero sí de hacer notar la participación del género en tan importante labor.

Y es que no se puede soslayar que la perspectiva femenina es complementaria al enfoque del varón; más aún cuando existen temas y hechos que por su naturaleza competen esencial o preponderantemente a la mujer, por ejemplo, aborto, acoso sexual, violencia intrafamiliar, etc.

La participación femenina en los medios es una más de las actividades con las cuales ha contribuído al potencial proceso de democratización de nuestra sociedad.

Desde diversas trincheras las mujeres han sido factor decisivo en el desarrollo histórico del país. Podemos mencionar a dos figuras de las más conocidas: Doña Josefa Ortiz en la lucha de Independencia y las Adelitas durante la Revolución de principios del siglo XX. Obvio es decir que las más entusiastas impulsoras del voto femenino, logrado apenas a mediados del siglo pasado, eran mujeres. Si bien la democratización social no depende únicamente de los procesos electorales, pues en esencia la democracia debe ser participativa, más que representativa, la obtención del voto puede valorarse como un logro en la constante lucha por la igualdad de género.

De igual manera, y trascendiendo los márgenes de la participación electoral, vemos como organizaciones de carácter laboral, ciudadano y étnico contribuyen en el quehacer social con un marcado carácter femenino. Podemos mencionar como ejemplos, el sindicato de costureras en la Ciudad de México y la Coordinadora de Mujeres Oaxaqueñas y las mujeres Triquis en este estado.

Paralelamente a la acción de masas, la ciudadana y la vía electoral , otro accionar social en pro de la democratización es impulsado por féminas: la vía armada. Innumerables estudiantes, profesionistas, amas de casa y campesinas se integran al proceso revolucionario de corte guerrillero ocurrido en nuestro país desde los años sesentas hasta principios de los ochentas. Muchas de ellas eran y son mujeres académicamente preparadas que renunciaron a una vida cómoda para luchar y exponer sus vidas por un ideal. Algunas habían participado en movimientos sociales y/o universitarios previos como los conflictos de las Universidades de San Nicolás de Hidalgo en Michoacán, la Universidad de Sonora, y el movimiento popular del 68 en la Ciudad de México.

Relevante es la participación de la mujer en el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), aún y cuando dentro de la Comandancia General de tal organización la participación de la mujer es muy reducida. Sin embargo, la Comandanta Ramona fue un gran ejemplo de lucha para la población femenina del país. Y no podemos ignorar que la voz que habló en el Congreso de la Unión, como acto culminante de la Marcha del Color de la Tierra en 2001, fue de mujer.

Precisamente el EZLN promulga, en 1993, una Ley específica: La Ley de las Mujeres Revolucionarias, misma que se redactó a lo largo de una serie de juntas con mujeres indígenas de las comunidades de apoyo a principios del citado año y que consta de diez demandas de igualdad de género.

Volviendo al movimiento social de Oaxaca durante el segundo semestre de 2006, fue notoria y determinante la participación femenina en la construcción de la muchas veces llamada “Comuna de Oaxaca”.

Dada la participación de la mujer en las dos vertientes comentadas, los medios y el proceso de democratización, es indudable su contribución en la soberanía nacional, en la soberanía popular. Pues han demostrado, con creces, el potencial que tienen, y más allá de ello, han aplicado en acciones los derechos justamente arrebatados a una sociedad proclive al machismo.

De tal suerte que es inherente al espíritu femenino la necesidad de comunicarse, no solo con los interactuantes más próximos, sino también con aquellos físicamente ubicados lejos de la comunicadora a fin de hacer oír, además de sus demandas y anhelos, sus logros y reivindicaciones.

Y es que en no pocas ocasiones la lucha femenina por la democratización es doble, por un lado en el ámbito económico y por otro en el social.

No obstante ello, es indiscutible que la participación de la mujer cada día es mayor, lo cual muestra una espiral de desarrollo dialéctico que día a día da como resultado un contrapeso femenino al actuar del varón acercándose cada vez más el momento en que se logre la democratización social y, dentro de ella, la inclusión igualitaria de las féminas.

Con una sociedad democratizada, henchida de identidad, la soberanía estará firmemente soportada. Y factor esencial es, sin duda alguna, la igualdad de género. Continuemos pues, en la obtención de ella en todos los ámbitos de nuestra sociedad.

EL PUÑO DE LA MUJER ATENTA CONTRA EL PODER. artículo publicado el 1 de julio del 2007 en despertar ciudadano.
Por Verónica Villalvazo
La lucha de las mujeres en Resistencia que se ha llevado a cabo durante los diferentes movimientos sociales que se viven día a día en este país lleno de violencia. la participación de la mujer en el movimiento magisterial y más tarde, popular, en Oaxaca ha sido medular en esta necesidad de detener la barbarie. La toma del canal nueve aquel primero de agosto, ni más ni menos que el canal del gobierno del estado reafirmo que la mujer Oaxaqueña; la mujer mexicana realmente es EL PUÑO QUE ANTENTA CONTRA EL PODER, a pesar de enfrentarse en alguna ocasiones al esposo, a los padres, a los hijos; las mujeres en este estado salieron a defender su postura en esta lucha. La lucha donde las hormonas, la esperanza, el concordar con el dolor que se ha vivido de una u otra forma, las unió en esta necesidad de indicarle a los gobiernos estatales, federales y municipales que muchas de estas noches de barricadas las que llamaban la atención eran las mujeres resistentes, mujeres que en algún momento han sufrido, han llorado, pero que en esta lucha fueron unidas por la satisfacción de llegar a acuerdos, por la alegría, la confianza en crear un mundo diferente
Quién no recuerda aquella mujer extendiendo los brazos enfrentado a la PFP aquel 28 de octubre del 2006, cuando en nombre de Dios intervino el gobierno federal, la valentía con la que les pedía se retiraran, toca las fibras animales más sensibles. El haber mantenido durante un periodo importante este canal, fue básico dando a los hombres la fortaleza necesaria para seguir adelante.
La voz de la maestra Carmen, y esa voz, ese icono en la lucha social oaxaqueña de la Dra Escopeta fueron detonantes, fortaleciendo al pueblo entero, consignas como EL PUÑO DE LA MUJER ATENTA CONTRA EL PODER!!!, NO SOMOS BURGUESAS, NI SOMOS COPETONAS SOMOS OAXAQUEÑAS MUJERES BIEN CABRONAS, enardecía las marchas, las barricadas, los plantones, el mantenerse vigentes en estas luchas fortaleció tanto social como familiarmente la postura femenina en México. Esta demostración nos remontó a ese inicio de la revolución, recordar a Josefa Ortiz de Domínguez, las Adelitas, aquellas guarachudas entregadas a dignificar el país, a tantas mujeres comprometidas con la lucha de una manera suavemente femenina, llenó de conciencia y sobre todo respeto a nuestra máxima fémina en resistencia: La Tierra.
El goce de este movimiento quedará en la memoria y el aprendizaje de cada una de estas mujeres unidas por el dolor, la humillación, el deseo de lucha, así como en cada hombre, cada niño. Así mismo quedará marcado en cada uno de estos gobernantes amenazados por el puño femenino.



YO TE NOMBRO LIBERTAD, CREANDO CONCIENCIA
VERONICA VILLALVAZO
solo tengo mis ojos y mi mente como herramienta para trabajar
FRIDA

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