Los gobiernos neoliberales le han confiscado a Pemex todos sus ingresos. Tan sólo de 2000 a la fecha, mientras esta empresa ha registrado ventas acumuladas por 6 billones 442 mil millones de pesos, ha pagado y enterado impuestos por 4 billones 467 mil millones de pesos, cifra que significa 75.8 por ciento de sus ventas. En contraste, en este mismo periodo la inversión pública directa en Pemex (sin incluir deuda) fue de 162 mil millones de pesos, cifra que representa apenas 2.5 por ciento de sus ventas totales.
Los ingresos obtenidos por petróleo han sido utilizados para financiar el presupuesto público, al grado que de cada peso del presupuesto, cuarenta centavos provienen del petróleo. Esta política fiscal que sangra a Pemex, ha sido utilizada para compensar el déficit que registra la recaudación, debido a que en nuestro país las grandes empresas prácticamente no pagan impuestos.
Por ejemplo, en 2007 Pemex tuvo ventas por un billón 134 mil 980 millones de pesos y sus aportaciones a las finanzas públicas fueron de 846 mil 200 millones de pesos, es decir, 74.6 por ciento de sus ventas. Mientras, en ese mismo año, según cifras de la Bolsa Mexicana de Valores, nueve grandes empresas registraron ventas por 1 billón 209 mil 316 millones de pesos y pagaron impuestos por 51 mil 325 millones: cinco por ciento de sus ventas. O sea, Pemex aportó dieciséis veces más. Habría que agregar que estas empresas presentaron impuestos diferidos en sus balances por 106 mil 296 millones de pesos; es decir, obtuvieron créditos fiscales por el doble de lo que pagaron de impuestos. Además, no sabemos cuánto al final terminaron pagando porque suele pasar que se beneficien con la devolución de impuestos.
La gran corrupción que se da entre las cúpulas del poder económico y del poder político en México, puede describirse señalando que un trabajador, un integrante de la clase media o un pequeño o mediano comerciante o empresario, están obligados a pagar de 15 a 28 por ciento de impuesto sobre la renta (ISR); sin embargo, los grandes monopolios vinculados al poder, por los privilegios que se les otorgan, reducen al mínimo el pago de impuestos y, en algunos casos, no pagan nada.
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