por Ferrer Galván Acosta
La “Verdad” es la representación de una percepción colectiva de la realidad. Requiere de elementos que la construyan como la lógica, la razón, la percepción y la confianza. En el devenir social, existen tres estadios de la verdad, la verdad jurídica, la verdad mediática y la verdad histórica.
La verdad jurídica, es la positiva, es decir la que se apega a la aplicación de la regla, norma o ley; es la verdad dictada por un colegio u hombre en representación del consenso jurídico social. La verdad mediática es la que se rumora, la que se ventila en los medios de comunicación masivos o individuales, lo que dice la radio, la televisión, los periódicos, las revistas, el Internet y las pláticas; es la verdad cotidiana, la del ahora, la necesaria, carente de sustento pero suficientemente lógica para ser creíble. La verdad histórica, es la verdad; es reflejo real de los acontecimientos, la percepción individual y colectiva, documentada y sustentada.
Recientemente, Andrés Manuel López Obrador dijo una verdad histórica: “Televisa es la fábrica más grande de producción de mentiras de México” y no sólo eso, Televisa representa el monopolio de
No tengo memoria de acontecimientos en los que
Nadie cree la historia de la balacera entre estudiantes el 2 de octubre de 1968 o el suicidio de Digna Ochoa; ya nadie nombra “autodenominados” al Ejército Zapatista; es claro que hubo fraude electoral en 1988, que el FOBAPROA fue un saqueo inmoral, que Fox siempre tuvo problemas mentales, que el desafuero contra López Obrador era una artimaña autoritaria, que el atentado terrorista en las Torres Gemelas fue un complot en el que estuvo involucrado el Gobierno de Estados Unidos o que Mouriño era tan corrupto que estorbaba. Ahora es verdad, todo lo que
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