Comentario: Un caso que merece todo nuestro apoyo y difución. Les solicitamos su apoyo en defensa del uno más que se niega a ir a Irak pero que se quedo en su país porque es injsuto huir cuando asiste la razón. Apoyemos
Milenio Puebla
Periscopio
27/01/07
Juvenal González González
Lo maravilloso de la guerra es que cada jefe de asesinos
hace bendecir sus banderas e invocar solemnemente a Dios
antes de lanzarse a exterminar a su prójimo.
Voltaire
Ehren Watada no es un personaje nominado al Oscar en alguna de sus chorrocientas categorías, tampoco es el título de una película o una novela, aunque seguramente lo será. Es el nombre de un teniente de las poderosas fuerzas armadas de los Estados Unidos. Tiene 29 años, es originario de Hawai y el próximo 5 de febrero será llevado a una corte marcial.
Si le consuela el mal de muchos, debo confesarle que yo tampoco sabía de la existencia del tal Watada, hasta que mi carnal Marcelo (Marcelino Perelló) tuvo a bien dedicar su interesante y marciana columna (sale los martes) del Excelsior a éste ilustre personaje.
Ehren Watada tiene el histórico mérito de haber sido el primer oficial del ejército norteamericano que se negó a ir a Irak, bajo el irrebatible argumento de que es una guerra injusta e ilegal y al participar en ella se haría culpable de crímenes de guerra, de conformidad con los acuerdos, tratados y leyes internacionales.
Acusado de "desobediencia a una orden de movilización" y por su "conducta inapropiada", los altos mandos estadounidenses tratarán de imponer un castigo ejemplar al rebelde oficial. Así lo hicieron con el celebérrimo Cassius Marcellus Clay ( Muhammad Alí) quien en 1967 se negó a combatir en Vietnam y fue acusado de desertor, condenado a 5 años de prisión, multado con 10 mil dólares y despojado de su título de campeón mundial.
La absurda acusación de "conducta inapropiada", es la misma que pesa sobre más de 700 reclutadores del ejército que cometieron toda clase de abusos y violaciones sexuales en contra de por lo menos 100 jovencitas que pretendían alistarse para defender a su país de los fantasmas que no dejan dormir a su presidente.
Aunque no se conocen cifras acerca del número de soldados estadounidenses que han abandonado el ejército a consecuencia de la intervención de EE UU en Irak, el recuerdo de Vietnam es inevitable, con la diferencia de que ahora el reclutamiento es voluntario y antes era obligatorio. Peter Laufer ha comenzado a publicar en El País, una serie titulada "No quiero matar inocentes" recabando traumáticas experiencias de jóvenes militares en Irak que son claras evidencias a favor de la causa de Watada.
Por eso el singular oficial hawaiano no huyó a Canadá como lo están haciendo muchos de quienes se niegan a sumarse a la masacre. Convencido de que la razón moral y legal le asisten, enfrentará la justicia militar consciente de que lleva todas las de perder, la razón y la justicia casi nunca le ganan a la fuerza del poder económico, político y militar. Pero su voz es cada vez más escuchada, en diferentes partes de Estados Unidos y del mundo surgen manifestaciones espontáneas y organizadas en su apoyo.
Cuando en junio del año pasado dio a conocer su decisión de no ir a Irak, tuvo que soportar el linchamiento mediático, particularmente el de Hawai, donde abundaban las acusaciones de "traición". Los padres se solidarizaron con la causa del hijo. Su madre, Carolyn Ho, se hizo activista contra la guerra al lado de Cindy Sheehan, quien perdió un hijo en combate y desde 2005 viene promoviendo el regreso de las tropas. Una de las iniciativas más exitosas de Carolyn ha sido la apertura de la página www.thankyoult.org ., desde donde se difunde y defiende la causa de Ehren. En tanto su padre, Robert, recorre el país dando conferencias y reuniendo fondos para la defensa de su hijo.
La acusación de Watada en el sentido de que "la guerra es ilegal" y su llamado a la "desobediencia de conciencia", ha puesto el dedo en la llaga. En uno de sus apasionados discursos, dijo: "Alistarse en las fuerzas armadas no significa renunciar al derecho de buscar la verdad, ni justifica abandonar el pensamiento racional y la capacidad de distinguir entre el bien y el mal. 'Solo cumplí órdenes' nunca es una justificación".
Ahora bien, como dice Marcelino, "El punto aquí es decidir si el caso Watada es de competencia exclusiva de los gringos". Y se contesta: "Yo creo que no. Estoy convencido de que la actitud de Ehren Watada compromete a todo el mundo. En la medida en que la guerra de Irak compromete a todo el mundo".
Comparto plenamente su razonamiento, y quienes hemos expresado nuestro repudio a la invasión norteamericana a Irak, no debemos dudar en apoyar la causa de Watada, para decirlo con palabras de mi carnal: "El gesto del teniente primero Ehren Watada nos da la oportunidad dorada de romper nuestra condición de testigos impotentes, aunque sea un poco, aunque sea brevemente. Nos ofrece el privilegio de intervenir. El gesto del teniente primero Ehren Watada da voz a la de millones y millones de hombres y mujeres en el mundo entero".
Y ésta es la voz de Watada: "Los Juicios de Nuremberg demostraron a Estados Unidos y al mundo que tanto los ciudadanos como los soldados tienen la obligación irrenunciable de rehusar la complicidad en crímenes de guerra que su gobierno comete. El uso generalizado de la tortura y el trato inhumano a los detenidos, son crímenes de guerra".
Para apoyar a quien tan claramente expresa su rechazo a la barbarie, Marcelino nos informa que: "Un grupo de mexicanos hemos decidido que no estamos dispuestos a guardar silencio. El viernes 2 de febrero haremos público nuestro apoyo a Watada. Si quiere usted ser de los firmantes del desplegado, no dude en escribirme a watada.dignidad@gmail.com. Mientras más seamos, mejor".
La invitación está hecha, ojalá la acepte.
28 enero 2007
Ehren Watada
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario