Por: Fernando Alcaraz
Abril 2007
El espíritu del dinero electrónico
Dentro de nuestro agripado planeta que nos tiene que estar aguantando, e inmersos en el sistema macroeconómico mundial impuesto por la oligarquía plutócrata internacional, ha resultado en apariencia irrefutable el hecho de sentirnos “cómodos” mediante la vulgarización del uso del dinero de plástico como modus vivendi, y las transferencias electrónicas como modus operandi para satisfacción de necesidades y cumplimiento de obligaciones de pago de bienes y servicios, que en el caso actual del fascismo disfrazado implementado por nuestro espurio presidencial federal, ahora ya tendremos que tributar obligatoriamente por la vía de la transferencia electrónica interbancaria.
Conforme a decretos presidenciales, el calderonismo neoliberal ha dictado en los meses anteriores -sin consulta ciudadana alguna-, un decreto en el cual, hacienda puede ingresar a cualquier cuenta bancaria de Contribuyentes y No-Contribuyentes para inspeccionar cualquier ingreso o egreso anómalo que pudiese tener la persona. Esto en apariencia disminuye el riesgo de crímenes y delitos financieros tales como el narcotráfico y el lavado de dinero, además de vigilar el desvío de fondos en implementación de programas sociales, pero al mismo tiempo, vulnera la autonomía del ciudadano, pues mediante este tipo de decretos, el Estado fascista penetra hasta en los bolsillos de la gente en contra de la voluntad de esta. Nos pueden revisar hasta los calzones si ellos así lo determinan… al fin y al cabo, fascismo blanquiazul en su más pura expresión. Vemos entonces que el espíritu del dinero electrónico no es otra cosa que el Fascismo Light en si mismo, disfrazado de una relativa, endeble y aparente libertad financiera.
Del capital físico al capital electrónico
Pero volviendo al asunto del dinero, recordemos como en décadas del siglo XX, la gente pagaba el intercambio de bienes y servicios a base de dinero en efectivo o a lo mucho usando cheques. Pero pasando las décadas, vemos como todo ha cambiado: atreviéndonos a generalizar, vamos al súper y vemos que el 90% de las transacciones pagamos con tarjeta de débito o crédito. En tiendas departamentales pagamos con débito o crédito también. Los más ostentosos que hacen uso de lujosos hoteles y restaurantes costosos pagan con tarjetas de crédito o tarjetas de servicio sin mayor problema a la hora de hacer la transacción cuando se tienen los respectivos “fondos” (…) en la cuenta electrónica. En el bombardeo publicitario, el Gran Capital nos induce culturalmente a que “adquiramos nuestra terminal” y que “paguemos siempre con tarjeta”.
Al empleado le han depositado en su tarjeta algo que por comodidad cultural prefiere no retirar: dinero físico, usando y aceptando en su lugar, unos y ceros binario-digitales como pago por su trabajo. Esto es, bajo el capitalismo electrónico, estamos trabajando en favor del capital para obtener unos y ceros a cambio, donde la banca hace lo que quiere con dichos impulsos eléctricos mediante todo tipo de cobros por comisión, controlando con ello el acceso al “dinero propio” del empleado, sobre todo cuando el ingenuo abre cuentas de cheques y tarjetas de crédito a tontas y a locas, dejándose embaucar por las promociones bancarias que ofrecen electrodomésticos inservibles a cambio de tenernos agarrados de los testículos. Habría que ver hasta que punto ese dinero realmente es controlado por la persona o por la banca, pues si la banca o Estado, así lo determina, nos quita nuestros unos y ceros digitales de la noche a la mañana.
Los grandes magnates de las finanzas vigilan sus imperios financieros mediante caídas y subidas en la bolsa, revolviendo su dinero en la danza de la especulación financiera, mientras miles de niños en África y Sudamérica mueren de hambre y desnutrición muchas veces de manera provocada e intencional (ver en cualquier buscador “Conspiración contra África”), por medio de guerras en pro del mercado de los diamantes y piedras preciosas similares. Otros tantos consumen los productos derivados de las focas que cada año son asesinadas por miles, bajo autorización gubernamental canadiense, argumentando que el mercado de derivados de foca es un mercado “importante para la economía regional” (…).
Así, el capital mata, asesina, corroe, corrompe, pudre.
El capital sostiene mundana y artificialmente a unos y asesina lentamente a otros. Le da comodidad occidental a la propiedad privada, y hambrunas con ecocidio ambiental a otros si no es que a todos. Los necrocombustibles disfrazados de biocombustibles comienzan a ser producidos en masivo a la par de la deforestación mundial en detrimento del sector alimentario, provocada por esta “euforia verde”, no hay peor engaño en ello, mientras los emprendedores son –o somos dijo el otro- bloqueados en algunas de nuestras investigaciones sustentables y redistributivas en pro de la conservación de los mercados controlados de los imperios aeronáutico-energético-automotriz.
La lista podría ser interminable, pero lo que se puede observar en todo ello, es el hecho de que mientras algunos vivimos de manera cómoda o casi cómoda a raíz del capital, por ser hijos del Estado o ser hijos del Gran Capital, otros tantos viven en condiciones sociales infrahumanas en pro de sostener a este frío ente que solo unos cuantos controlan, usan y disfrutan.
Pero lo dañino del asunto no es solo la naturaleza del capital, sino el medio de propagación de este: el dinero electrónico.
La verdadera naturaleza de las finanzas
¿Pero que es el dinero exactamente? ¿Por que tiene un “valor” el dinero? He aquí la verdadera naturaleza de aquello que se define como un símbolo de intercambio de poder adquisitivo respaldado por un “tonelaje de divisas”: piletas de trozos de metal o minerales “preciosos” considerados de “enorme validez por su escasez” acumulado por los distintos sistemas geopolíticos como el nuestro para respaldar “el valor de su moneda”.
En el entorno sociocultural occidental en el que el dinero ha penetrado en la cultura, a menudo se escucha la frase “el tiempo es dinero”. La gente dedica “su tiempo” a cualquier actividad laboral o productiva enfocada a “producir dinero” para satisfacer ya sea sus necesidades, o bien sus lujos, o en el peor de los casos sus vicios y patologías, todo lo cubre el dinero. En la mentalidad financiera el tener se impone sobre el Ser. No hacer dinero significa “perder el tiempo”, hacer dinero significa “ocupar el tiempo”, paradigma gobernante sobre la mentalidad del “Gran Hombre Económico”.
Pero si volteamos la frase capitalista “el tiempo es dinero”, habremos llegado a la fría esencia del mismo: “el dinero es tiempo”.
Hemos observado que si “N” trabajadores producen “X” productos en un tiempo “T”, la remuneración económica equivalente para cada trabajador debería ser la forma R = (X / N) T. Pero sabemos que esto no es así: las empresas con tal de asegurar su ganancia y rentabilidad, remuneran a sus trabajadores multiplicando esta misma relación por un factor decimal cercano a cero, lo cual significa que las empresas se están robando el tiempo de los trabajadores a cambio de producir “dinero a base de tiempo”, o bien, dándole un valor muy bajo a los servicios prestados por el trabajador sin importar el tiempo de su vida que este invierta, las horas-hombre se convierten así en horas-bestia u horas-máquina de manera indistinta.
Esto se comprueba toda vez que las empresas maximizan sus ganancias por medio de la máxima cantidad de producción con una mínima cantidad de tiempo; así mismo, fuerzan la venta consumista de sus lotes de producción según la demanda y así acumulan cantidades de capital financiero cada vez mayores en lapsos de tiempo cada vez menores, mismo capital que es destinado a la especulación financiera mundial donde los grandes capitales se entrelazan unos a otros en una fría y calculadora orgía financiera mientras que los trabajadores que lo generaron son sobreexplotados hasta ahogarse en su propia miseria. Si sumamos esto a la desaparición del dinero físico para ser sustituida por la implantación masiva del dinero electrónico, nos daremos cuenta de como un trabajador usará los impulsos eléctricos de ceros y unos en su tarjeta de nómina para adquirir unos “pocos bienes” satisfactores de necesidades después de haber trabajado “mucho tiempo”.
Esta es la verdadera naturaleza del dinero... el dinero no existe, es solo el equivalente económico del tiempo ajeno robado, y a eso solo se le puede llamar Esclavitud Disfrazada.
De la libertad aparente a la esclavitud planeada
Los artífices del Gran Capital han preparado a lo largo de muchos años, un ambicioso plan mundial para esclavizar a la gente de manera gradual, sin que la gente se percate de ello, manteniéndola idiotizada y embrutecida -en el caso de México- por las campañas de Televisa al estilo “¡paga todo con tu tarjeta de débito!” & “¡adquiere tu terminal y amplía tus ventas!”, “¡celebra el día del taco!”, etc. induciendo en el elemento social un sentimiento no solo de consumismo placentero, sino de realizar dicho consumismo vía electrónica generalizada. El trasfondo de todo esto no es si no la paulatina esclavización del ser humano a largo plazo, en pro de la conservación de fríos imperios que ya ni siquiera son financieros, son simples imperios electrónicos sostenidos por unos y ceros binario-digitales. No hay más. El dinero físico va a desaparecer, pero lo alarmante del asunto no solo es la relatividad del mismo, sino que los imperios dispondrán de manera cada vez más descarada del dinero de la gente, pues si todo el dinero es solo electrónico sin nada que lo respalde, y si solo ellos controlan las claves y códigos de acceso, con la mano en la cintura se vuelan las trancas del Estado de Derecho, inventan un megafraude al estilo “Fobaproa Mundial”, y de un minuto a otro los humanos de este planeta ya no tendríamos nada en nuestras cuentas bancarias, pues el dinero electrónico dada su fluidez y relatividad lo pueden vaciar de un momento a otro… No está tan descabellado el asunto pues solo se trata de manipular unos y ceros digitales.
Nótese como a lo largo de las campañas de interiorización, lo que quieren es interiorizar en la cultura -más de lo que ya está interiorizado-, el uso masivo y popular del dinero electrónico, de forma tal que a lo largo de varios periodos transexenales, las obsesiones neoliberales tiren línea y dicten -vía presidencial entreguista-, algún decreto que someta a todos los mexicanos a utilizar el dinero electrónico de manera única y obligatoria, despareciendo por completo el dinero físico, generando con ello la vulnerabilidad total de todos los ciudadanos para la adquisición de bienes y servicios.
Los luchadores sociales de izquierda serían las primeras presas de esta medida, bastando con “desconectar” a cualquier ciudadano que resulte incómodo para los planes e intereses del Gran Capital, la gran bestia bíblica, Babilonia La Grande.
Luego entonces, el siguiente paso a la esclavitud consiste en que agachemos la cabeza con nuestro complejo de perro que tenemos los mexicanos y aceptemos las estupideces de Televisa que nos incita con su publicidad barata a usar de manera obligatoria el dinero electrónico… ¿y luego que sigue? ¿Colocarnos chips de localización electrónica en nuestros traseros con toda nuestra información? ¿Realizar la novela de Un Mundo Feliz mediante la implementación gradual de todas estas fantasías del fascismo?
Sería conveniente reflexionar hasta que punto estamos dispuestos a aceptar que el Estado y el Mercado nos implanten en nuestras vidas el dinero electrónico obligatorio…
Impulsemos una economía física redistributiva sana, por encima de la economía financiera acumulativa enfermiza.
Fraternalmente
“Humanismo Social Progresista hacia el México Alternativo”
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