pedro zamora Colima, Col., 23 de julio (apro).-
Los estados del norte del país ocupan los primeros sitios en mejores condiciones laborales, en tanto que los del sur enfrentan los mayores rezagos en esta materia, de acuerdo con investigadores de la Universidad Iberoamericana (UIA).
En su estudio Construcción de un índice de condiciones laborales por estados para México, Eduardo Rodríguez Oreggia y Lautaro Silva Ibarguren ubican, en ese orden, a Nuevo León, Coahuila, Aguascalientes, Chihuahua, Baja California y Baja California Sur como los estados punteros en el rubro de las condiciones laborales en general, a la vez que Tlaxcala, Morelos, Oaxaca, Guerrero y Chiapas se encuentran en el sótano de la clasificación.
El Distrito Federal aparece en la séptima posición, mientras que Colima se ubica en el lugar número 23.
Para la realización del estudio, los académicos del Instituto de Investigaciones sobre Desarrollo Sustentable y Equidad Social de esa institución educativa, utilizaron datos de las encuestas nacionales de empleo en lo relativo a tres aspectos: condiciones de igualdad (por género y de ingreso); trabajo cubierto por la seguridad social, y premios salariales por nivel de educación de los trabajadores en las empresas de cada entidad.
“Los estados que obtuvieron mayores valores en el Índice de Condiciones Laborales para México –de acuerdo con los datos disponibles hasta 2004-- son Nuevo León y Coahuila, los cuales tienen un valor similar, por lo que prácticamente presentan el mismo nivel de condiciones laborales”, señalan los investigadores.
Sin embargo, añaden, al analizar los distintos índices de los componentes, se detectó que Nuevo León ofrece niveles de retornos a la educación y condiciones de igualdad superiores a las de Coahuila, mientras que ésta última entidad tiene un grado de economía formal superior al de Nuevo León.
A juicio de los académicos, el hecho de que Nuevo León haya obtenido el valor más alto del Índice de Condiciones Laborales para México, se traduce en que el bienestar por trabajo recibido por los empleados en ese estado es mayor que en el resto de los estados del país.
Por su parte, los trabajadores de Tlaxcala son los que reciben un menor bienestar por trabajo, en comparación con los demás estados.
“Tlaxcala –dice el estudio-- toma la última posición en la tabla, lo que nos habla de las malas condiciones laborales existentes en dicho estado. Sin embargo, el hecho de que éste ocupe el último lugar no quiere decir que tenga todas y cada una de las condiciones más desfavorables comparado con otros estados”.
Rodríguez Oreggia y Silva Ibarguren sostienen que, al hacer un desglose, aparece que Tlaxcala se sitúa en el último lugar del índice, principalmente debido a los escasos retornos a la educación que ofrece, pero, en términos de condiciones de igualdad, pese a estar situado en una posición media baja de la tabla, es un estado que no tiene condiciones de inequidad tan grandes como otros –por ejemplo, Morelos, Tabasco, Quintana Roo y Chiapas–, mientras que, en términos de informalidad, sus condiciones no son muy favorables, ya que ocupa el segundo lugar en este aspecto.
Según los resultados de la investigación, las entidades con mayores niveles de trabajo formal son: Coahuila, Chihuahua, Baja California y Nuevo León, mientras que los estados con menor nivel de trabajo formal, son: Oaxaca, Tlaxcala, Chiapas y Guerrero, mientras que el DF se encuentra en el sexto lugar.
Los estados que aparecen con alto nivel de retornos a la educación, en los que hay mayores premios salariales por superación educativa, son Nuevo León, Yucatán y Tabasco, mientras que los estados con menor nivel de retornos a la educación, son Tlaxcala, Guerrero y Morelos, en tanto que la capital del país ocupa la posición cinco en ese rubro.
Los investigadores de la UIA mencionan que en los últimos años, diversos indicadores internacionales muestran a México en gran desventaja internacional en cuestiones laborales, lo que da una idea de los avances o retrocesos del país en esta materia y que idealmente serviría para focalizar políticas públicas destinadas a mejorar la competitividad laboral y las condiciones de trabajo.
Sin embargo, advierten que también es importante identificar hacia adentro del país las variaciones regionales en condiciones laborales, de forma que los gobiernos locales puedan enfocar políticas públicas hacia la mejora de sus condiciones, además de dar información acerca de diversos elementos que integran las condiciones de trabajo y sus variaciones en el tiempo y entre áreas.
“Se ha señalado –exponen-- que las regulaciones existentes en materia laboral inhiben la generación de empleos y, en específico, la creación de más trabajos formales, por lo que la alternativa ha sido que los trabajadores busquen colocarse en los trabajos informales”.
Sostienen que, aunque las regulaciones laborales tienen como objetivo primordial proteger a los trabajadores, comúnmente logran el efecto contrario, al beneficiar en su mayor parte a grupos específicos de trabajadores; aunque no todo el rezago experimentado en materia laboral puede atribuirse a las regulaciones.
“Además, una mayor informalidad deriva en una menor productividad agregada, mayor exclusión de servicios de salud y de pensiones para el futuro para gran parte de la población, y de un descontento social ante la falta de mejores empleos. Cuestiones como la igualdad por género y de ingreso laboral, y los premios salariales que los trabajadores obtienen en el mercado por su educación formal, también son indicadores de las condiciones laborales”, señalan.
Indican que, además de los índices de trabajo formal y los premios salariales a la educación, para determinar la calidad de las condiciones laborales de una entidad, deben tomarse en cuenta también las condiciones de igualdad por género.
“Aunque la participación laboral de las mujeres se ha incrementado en las últimas décadas, las mujeres siguen compitiendo en términos desiguales en cuanto a remuneraciones y oportunidades en ocupaciones”, afirman.
En suma, los autores señalan que las condiciones laborales “ideales” seleccionadas para el indicador utilizado en su estudio, limitadas al conjunto de variables incluidas en las Encuestas de Empleo Trimestral, son: completo aseguramiento social por trabajo; nula discriminación salarial por género, y distribución equitativa del ingreso laboral y nivel de remuneración salarial en relación con las capacidades y habilidades de los empleados adquiridas a través de la educación formal.
Explican que, si bien dentro del campo laboral de una economía los trabajadores se deben desarrollar dentro del sector formal, no siempre es alcanzado este objetivo, dando pie a que algunos trabajadores se desarrollen en el sector informal.
De acuerdo con los investigadores de la UIA, el trabajo informal se presenta de mayor forma en economías que poseen un insuficiente desarrollo económico, significando en ellas una solución parcial, ya que representa una fuente importante de empleo para dichas economías.
“Cuando en una economía existe trabajo informal hay un problema de incentivos porque los integrantes de ese sector no tienen los incentivos suficientes para pasar al sector formal a causa de barreras generadas, como los altos costos generados por impuestos, regulaciones o cargas gubernamentales”, dicen.
Puntualizan: “Aunque el trabajo informal representa una fuente de empleo, no constituye una solución óptima de desarrollo para una economía, ya que los integrantes del sector informal están en desventaja con los integrantes del sector formal y, en general, no es posible para ellos en ese tipo de trabajos potenciar sus capacidades, además de que participar en actividades que no añaden en productividad a la nación, conlleva a su vez en una baja en los salarios generales”.
Los estados del norte del país ocupan los primeros sitios en mejores condiciones laborales, en tanto que los del sur enfrentan los mayores rezagos en esta materia, de acuerdo con investigadores de la Universidad Iberoamericana (UIA).
En su estudio Construcción de un índice de condiciones laborales por estados para México, Eduardo Rodríguez Oreggia y Lautaro Silva Ibarguren ubican, en ese orden, a Nuevo León, Coahuila, Aguascalientes, Chihuahua, Baja California y Baja California Sur como los estados punteros en el rubro de las condiciones laborales en general, a la vez que Tlaxcala, Morelos, Oaxaca, Guerrero y Chiapas se encuentran en el sótano de la clasificación.
El Distrito Federal aparece en la séptima posición, mientras que Colima se ubica en el lugar número 23.
Para la realización del estudio, los académicos del Instituto de Investigaciones sobre Desarrollo Sustentable y Equidad Social de esa institución educativa, utilizaron datos de las encuestas nacionales de empleo en lo relativo a tres aspectos: condiciones de igualdad (por género y de ingreso); trabajo cubierto por la seguridad social, y premios salariales por nivel de educación de los trabajadores en las empresas de cada entidad.
“Los estados que obtuvieron mayores valores en el Índice de Condiciones Laborales para México –de acuerdo con los datos disponibles hasta 2004-- son Nuevo León y Coahuila, los cuales tienen un valor similar, por lo que prácticamente presentan el mismo nivel de condiciones laborales”, señalan los investigadores.
Sin embargo, añaden, al analizar los distintos índices de los componentes, se detectó que Nuevo León ofrece niveles de retornos a la educación y condiciones de igualdad superiores a las de Coahuila, mientras que ésta última entidad tiene un grado de economía formal superior al de Nuevo León.
A juicio de los académicos, el hecho de que Nuevo León haya obtenido el valor más alto del Índice de Condiciones Laborales para México, se traduce en que el bienestar por trabajo recibido por los empleados en ese estado es mayor que en el resto de los estados del país.
Por su parte, los trabajadores de Tlaxcala son los que reciben un menor bienestar por trabajo, en comparación con los demás estados.
“Tlaxcala –dice el estudio-- toma la última posición en la tabla, lo que nos habla de las malas condiciones laborales existentes en dicho estado. Sin embargo, el hecho de que éste ocupe el último lugar no quiere decir que tenga todas y cada una de las condiciones más desfavorables comparado con otros estados”.
Rodríguez Oreggia y Silva Ibarguren sostienen que, al hacer un desglose, aparece que Tlaxcala se sitúa en el último lugar del índice, principalmente debido a los escasos retornos a la educación que ofrece, pero, en términos de condiciones de igualdad, pese a estar situado en una posición media baja de la tabla, es un estado que no tiene condiciones de inequidad tan grandes como otros –por ejemplo, Morelos, Tabasco, Quintana Roo y Chiapas–, mientras que, en términos de informalidad, sus condiciones no son muy favorables, ya que ocupa el segundo lugar en este aspecto.
Según los resultados de la investigación, las entidades con mayores niveles de trabajo formal son: Coahuila, Chihuahua, Baja California y Nuevo León, mientras que los estados con menor nivel de trabajo formal, son: Oaxaca, Tlaxcala, Chiapas y Guerrero, mientras que el DF se encuentra en el sexto lugar.
Los estados que aparecen con alto nivel de retornos a la educación, en los que hay mayores premios salariales por superación educativa, son Nuevo León, Yucatán y Tabasco, mientras que los estados con menor nivel de retornos a la educación, son Tlaxcala, Guerrero y Morelos, en tanto que la capital del país ocupa la posición cinco en ese rubro.
Los investigadores de la UIA mencionan que en los últimos años, diversos indicadores internacionales muestran a México en gran desventaja internacional en cuestiones laborales, lo que da una idea de los avances o retrocesos del país en esta materia y que idealmente serviría para focalizar políticas públicas destinadas a mejorar la competitividad laboral y las condiciones de trabajo.
Sin embargo, advierten que también es importante identificar hacia adentro del país las variaciones regionales en condiciones laborales, de forma que los gobiernos locales puedan enfocar políticas públicas hacia la mejora de sus condiciones, además de dar información acerca de diversos elementos que integran las condiciones de trabajo y sus variaciones en el tiempo y entre áreas.
“Se ha señalado –exponen-- que las regulaciones existentes en materia laboral inhiben la generación de empleos y, en específico, la creación de más trabajos formales, por lo que la alternativa ha sido que los trabajadores busquen colocarse en los trabajos informales”.
Sostienen que, aunque las regulaciones laborales tienen como objetivo primordial proteger a los trabajadores, comúnmente logran el efecto contrario, al beneficiar en su mayor parte a grupos específicos de trabajadores; aunque no todo el rezago experimentado en materia laboral puede atribuirse a las regulaciones.
“Además, una mayor informalidad deriva en una menor productividad agregada, mayor exclusión de servicios de salud y de pensiones para el futuro para gran parte de la población, y de un descontento social ante la falta de mejores empleos. Cuestiones como la igualdad por género y de ingreso laboral, y los premios salariales que los trabajadores obtienen en el mercado por su educación formal, también son indicadores de las condiciones laborales”, señalan.
Indican que, además de los índices de trabajo formal y los premios salariales a la educación, para determinar la calidad de las condiciones laborales de una entidad, deben tomarse en cuenta también las condiciones de igualdad por género.
“Aunque la participación laboral de las mujeres se ha incrementado en las últimas décadas, las mujeres siguen compitiendo en términos desiguales en cuanto a remuneraciones y oportunidades en ocupaciones”, afirman.
En suma, los autores señalan que las condiciones laborales “ideales” seleccionadas para el indicador utilizado en su estudio, limitadas al conjunto de variables incluidas en las Encuestas de Empleo Trimestral, son: completo aseguramiento social por trabajo; nula discriminación salarial por género, y distribución equitativa del ingreso laboral y nivel de remuneración salarial en relación con las capacidades y habilidades de los empleados adquiridas a través de la educación formal.
Explican que, si bien dentro del campo laboral de una economía los trabajadores se deben desarrollar dentro del sector formal, no siempre es alcanzado este objetivo, dando pie a que algunos trabajadores se desarrollen en el sector informal.
De acuerdo con los investigadores de la UIA, el trabajo informal se presenta de mayor forma en economías que poseen un insuficiente desarrollo económico, significando en ellas una solución parcial, ya que representa una fuente importante de empleo para dichas economías.
“Cuando en una economía existe trabajo informal hay un problema de incentivos porque los integrantes de ese sector no tienen los incentivos suficientes para pasar al sector formal a causa de barreras generadas, como los altos costos generados por impuestos, regulaciones o cargas gubernamentales”, dicen.
Puntualizan: “Aunque el trabajo informal representa una fuente de empleo, no constituye una solución óptima de desarrollo para una economía, ya que los integrantes del sector informal están en desventaja con los integrantes del sector formal y, en general, no es posible para ellos en ese tipo de trabajos potenciar sus capacidades, además de que participar en actividades que no añaden en productividad a la nación, conlleva a su vez en una baja en los salarios generales”.
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