Libre de sospechas, mientras estuvo en México Zhenli Ye Gon logró hacerse pasar como un próspero empresario y un respetable ciudadano. Incluso recibió, en febrero de 2003, su carta de naturalización de manos del presidente Vicente Fox. Y fue precisamente durante el sexenio foxista cuando llegó a la cúspide, hasta que, en marzo pasado agentes de la AFI le incautaron 205 millones de dólares. Entonces comenzó a aflorar la red de protección que le tendieron tanto funcionarios del anterior gobierno como del que hoy encabeza Felipe Calderón.
Durante más de cinco años, Zhenli Ye Gon forjó su emporio pacientemente y sin que las autoridades federales lo molestaran.
Durante ese período (2002-2007), el empresario chino tejió una red de corrupción en la que funcionarios del sector salud del gobierno foxista y de la nueva administración encabezada por Felipe Calderón le brindaron protección para que importara sin problemas alrededor de 80.5 toneladas de seudoefedrina.
La mercancía, procedente de Asia, se introdujo “legalmente”, pues Ye Gon contaba con documentación en regla y permisos otorgados por autoridades de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), dependiente de la Secretaría de Salud. Su red de contactos se extendía al sistema aduanal y al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM).
Los responsables de la Cofepris durante el sexenio foxista, justo en el auge de las importaciones permitidas a Ye Gon, fueron Ernesto Enríquez Rubio –quien dejó el cargo a principios de 2006 para incorporarse a la campaña presidencial de Roberto Madrazo y ahora funge como secretario de Administración del PRI– y su sucesor, el panista Juan Antonio García Villa, ratificado por Felipe Calderón. Fue durante las gestiones de estos funcionarios que el empresario obtuvo los permisos para importar toneladas del precursor químico para la elaboración de drogas sintéticas.
Ye Gon se movió siempre en el sigilo y, hasta antes de desaparecer de la escena pública en marzo pasado, él cultivó amistades –y protección– en los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón para conseguir licencias de importación en un período de seis días e introducir al país toneladas del precursor químico para fabricar metanfetaminas, según consta en 23 autorizaciones obtenidas por Proceso, algunas mediante la Ley Federal de Transparencia; otras, de una auditoría abierta por la Secretaría de la Función Pública (SFP).
El 7 de enero de 2004, por ejemplo, Ye Gon solicitó un permiso para importar 11 mil kilogramos de sulfato de seudoefedrina. Cinco días después obtuvo la autorización IPQ004-2004 para recoger sus contenedores en el AICM.
En 2005, la entrada excesiva de seudoe-fedrina por el AICM llamó la atención de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), que de inmediato advirtió al gobierno federal sobre la posibilidad de que bandas internacionales del narcotráfico estuvieran operando en México.
Al año siguiente la JIFE entregó un segundo reporte al procurador general de la República, Rafael Marcelo de la Concha, y, de acuerdo con información obtenida por este reportero, hubo al menos tres encuentros en Los Pinos para discutir las observaciones del organismo internacional.
La representante de México ante el JIFE era María Elena Medina Mora, hermana de Eduardo Medina Mora, quien en aquellos años era director del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) y hoy es titular de la PGR.
En 2006, el JIFE, cuyas recomendaciones son obligatorias para el gobierno federal, estableció un tope máximo de 50 toneladas por año para la importación de seudoefedrina. No obstante, la empresa de Ye Gon, Unimed Pharm Chem México, introdujo al país un promedio de 20 toneladas anuales.
Un negocio pujante
A raíz de la primera alerta de la JIFE, la Cofepris emitió una circular sin fecha en la que explicaba: “La seudoefedrina entra en la composición de diversos medicamentos que se venden sin receta. En fechas recientes ha habido un notable desvío de la seudoefedrina para elaborar drogas, sobre todo pastillas, mejor conocidas como tachas”. Luego impuso una serie de requisitos a fin de controlar el uso de esa sustancia.
Pero Ye Gon seguía introduciendo seudoefedrina al país. Desde 2004 comenzó a triangular con varios laboratorios la importación de este precursor químico en pequeñas cantidades, según consta en dos autorizaciones de la Cofepris obtenidas por Proceso.
Durante el auge de las importaciones de seudoefedrina en México, Ye Gon nunca fue detenido ni investigado. La Cofepris realizó por lo menos tres revisiones a la empresa Unimed Pharm Chem –de las que este reportero también obtuvo copias– en las que no detectó ninguna irregularidad.
Según los reportes de la Cofepris, de 2002 a 2006 la entrada y salida de las toneladas de las sustancias químicas para la elaboración de drogas sintéticas provenientes de China estuvieron perfectamente justificadas.
Sin embargo, la pujanza empresarial de Ye Gon se desmadejó en unos cuantos meses. Apenas arrancado el gobierno calderonista agentes de la PGR interceptaron un cargamento ilegal con 19 toneladas de seudoefedrina en un barco atracado en Lázaro Cárdenas, Michoacán. Luego, el 15 de marzo pasado, elementos de la Agencia Federal de Investigación (AFI) localizaron 205 millones de dólares en efectivo en una residencia de Ye Gon en la Ciudad de México.
Descubierto el entramado de este empresario, tanto la PGR como la Secretaría de la Función Pública realizan indagatorias y auditorías para conocer cómo tejió su red Ye Gon.
La semana pasada, el Noticiero de Televisa difundió escenas en las que se observa cuando, el 3 de febrero de 2003, el presidente Vicente Fox entregó personalmente a Ye Gon su carta de naturalización en un evento público organizado por la Secretaría de Relaciones Exteriores. Hasta el cierre de esta edición, el gobierno federal no ha dado una explicación sobre este hecho. Sólo el excanciller Jorge Castañeda, en entrevistas radiofónicas, declaró que es responsabilidad del gobierno federal investigar a quienes solicitan la nacionalidad mexicana.
Permisos apócrifos
El descubrimiento de que Ye Gon obtenía permisos de importación apócrifos en la Cofepris es apenas la punta de un hilo que permite entrever una compleja red de corrupción al interior de esta dependencia.
Hace tres semanas, mientras personal de la SFP realizaba una auditoría en las oficinas de la Comisión de Autorización Sanitaria (CAS), perteneciente a la Cofepris, detectó, al tomar por sorpresa las computadoras de algunos empleados, decenas de autorizaciones falsas. Hasta el vienes 20, el personal de la Función Pública, encabezada por Germán Martínez, uno de los colaboradores más cercanos al presidente Calderón, mantiene bajo custodia las computadoras.
Estos permisos fueron entregados a diversas compañías entre 2003 y 2005, según las primeras revisiones. Proceso obtuvo una copia de estos documentos, y hasta el momento se sabe que al menos seis fueron expedidos a nombre de Unimed Pharm Chem México, S.A. de C.V., cuyo dueño es Ye Gon.
Entre las irregularidades detectadas destacan la omisión de siglas de la Cofepris, así como la falsificación de la firma de la gerente de área de esta Comisión, Laura González.
De acuerdo con las pesquisas oficiales, plasmadas en el memorando interno 480/2005, uno de estos permisos, el I-81167, cuya solicitud data del 18 de abril de 2005 y fue autorizado el 3 de mayo de ese mismo año, en realidad fue entregado a Productos Roche, no a la firma de Ye Gon.
Este permiso apócrifo presuntamente facilitó la entrada ilegal al país de 25 toneladas de naproxen –un desinflamatorio– y de 20 toneladas de enrofloxacina base, sustancia utilizada para combatir infecciones respiratorias y digestivas. Y Ye Gon continuó pidiendo permisos.
El 12 de octubre de 2005, Unimed Pharm envió una carta a Silvia Hernández Rivera, directora general de Medicamentos y Tecnología para la Salud, en la que le solicitaba una “prórroga” para la importación de dihidro estreptomicina, usada en medicamentos contra la diarrea; enrofloxacina, sustancia que es empleada para atacar enfermedades respiratorias en cerdos y aves; naproxen, y penicilina G.
Las alertas de la JIFE
En su informe de 2005, la JIFE incluyó la siguiente advertencia: “La incautación en Bélgica de 300 kilogramos de seudoe-fedrina en una remesa enviada desde la República Democrática del Congo con destino a México corrobora las sospechas de que redes internacionales de traficantes han estado operando en países de África, usándolos para la desviación de efedrina con miras a utilizarla para la fabricación ilícita de anfetamina en México”.
De acuerdo con datos obtenidos por Proceso, en esa época Ye Gon introdujo a México alrededor de 37.5 toneladas de seudoefedrina en siete cargamentos por dos rutas: una directa, con cuatro permisos de importación otorgados a su empresa instalada en el Estado de México desde 2001, y otra triangulada, pues compró el producto químico –en tres ocasiones consecutivas– a las compañías Degort’s Chemical y Laboratorios Liomont.
El grado de involucramiento de estas tres firmas con el empresario chino aún no se determina. Los investigadores de la PGR y los auditores de la SFP desconocen si sólo se trató de una venta o si hay algún delito que perseguir.
Hasta el momento sólo se sabe que Ye Gon utilizó la siguiente estrategia: primero obtuvo varios permisos legales a nombre de su compañía –Proceso tiene copias de nueve de ellos–, luego introdujo la seudoe-fedrina a México, pero a las autoridades reportó que nunca usó tales permisos.
Expertos en seguridad nacional y en trámites aduaneros, consultados por este reportero, aseguran que el empresario chino envió cartas a la Cofepris en las que solicitó la cancelación de las autorizaciones. Sin embargo, ellos aseguran que Ye Gon nunca reportó a las autoridades sobre qué hizo con la mercancía y quiénes eran en realidad sus verdaderos clientes.
En su reporte 2005, la JIFE también advirtió al gobierno del presidente Fox: “El tráfico ha tenido un efecto multiplicador. México ya no es un país de tránsito, sino que también se ha convertido en un país consumidor de drogas como la cannabis, la heroína, los estimulantes de tipo anfetamínico.
“Si se prosigue esa tendencia, podría convertirse en una importante fuente de drogas ilícitas. La Junta reconoce los esfuerzos del gobierno mexicano en la lucha contra el narcotráfico, así como contra la corrupción, y lo alienta a seguir aplicando sus políticas al respecto.”
El 8 de enero de 2004, Ye Gon tramitó un permiso para importar 10 mil kilogramos de clorhidrato de efedrina. La autorización para recoger el cargamento la obtuvo ese mismo día, según consta en la licencia número IPQ-006-2004.
En julio de ese mismo año, Ye Gon compró otros 6 mil 175 kilogramos de seudoefedrina a los Laboratorios Liomont, firma a la que originalmente se concedió el permiso de importación, de acuerdo con la documentación manejada por la Cofepris.
En el informe de la JIFE citado, que recoge datos de 2004, el organismo reportó que “la seudoefedrina se desviaba anteriormente, sobre todo a granel, para utilizarla en la fabricación de metanfetaminas. Sin embargo, para esa fabricación se utiliza actualmente seudoefedrina obtenida de preparados farmacéuticos (tabletas) triturados.
“La mayoría de los laboratorios clandestinos de metanfetaminas descubiertos y desmantelados en México estaban en la zona septentrional del país, cerca de la frontera con Estados Unidos.”
Para el año siguiente, en su reporte correspondiente a 2006, la JIFE fue aún más precisa sobre lo que estaba pasando en México: “Al cerrarse con efectividad la ruta hacia Canadá, los traficantes parecen haber vuelto a utilizar una anterior, a saber, la de México. Existe cierta inquietud por el hecho de que la seudoefedrina, como materia prima y preparado, ha vuelto a desviarse de los canales lícitos de comercio y distribución en México para utilizarse en forma ilícita de metanfetaminas”.
Operación Prisma
La Junta exhortó a los gobiernos a hacer las previsiones de sus necesidades sobre estimulantes anfetamínicos legales y a comunicar esos datos ante los coordinadores de la JIFE. Para México, por ejemplo, se estableció un tope de 50 mil toneladas hasta 2005.
Sin embargo, en el marco del Proyecto Prisma, puntualiza el informe 2006 de la JIFE, una operación policiaca conjunta entre Estados Unidos, Canadá y México, permitió descubrir varios intentos de desviación de efedra, una planta de la que se extraen la efedrina y la seudoefedrina, no sujeta a fiscalización internacional.
En total se intentaron desviar 933 toneladas de esa sustancia procedente de China a empresas alemanas, mexicanas, de los países bajos y suecas. Las medidas de prevención internacionales impidieron que se realizaran las 15 remesas a partir de que México prohibió por completo la importación de efedra.
Por su parte, Ye Gon modificó su estrategia. Dejó de tramitar permisos directos ante la Cofepris a nombre de su empresa y comenzó a comprar seudoefedrina a otras compañías acreditadas legalmente en el país, así como a conseguir permisos apócrifos.
Un ejemplo del nuevo modus operandi de Ye Gon ante la Cofepris es la autorización otorgada a la firma Novo Nordisk México, S.A. de C.V. Sin embargo, en una nota informativa interna dirigida a Cristina Viruega Aranda, coordinadora general jurídica y consultiva de la Comisión, se explica que ese permiso de importación –el I-47666-2006– tiene irregularidades.
En realidad, según la nota, este permiso fue otorgado a la empresa Alpharma; además, contiene firmas falsificadas y no se incluye ni el nombre del responsable ni la clave del dictaminador. La gerencia de Insumos para la Salud tampoco tenía noticia del producto, a pesar de que se trataba de medicamentos relacionados con su área.
En enero pasado, a los encargados de realizar una auditoría de rutina en la Cofepris les llamaron la atención las importaciones que implicaban a un empresario chino nacionalizado mexicano durante el sexenio foxista. Iniciaron la recopilación de documentos y, cuando estalló el escándalo sobre los 205 millones de dólares encontrados en la residencia de Ye Gon en Lomas de Chapultepec el pasado 15 de marzo, las autoridades sanitarias solicitarón su detención.
La orden provino de María Eugenia Galván Antillón, titular del Órgano Interno de Control de la Secretaría de Salud, quien recientemente fue cambiada a un cargo similar en la Comisión Federal de Competencia, según versiones obtenidas por este reportero en la Secretaría de Salud.
Pero cuando Ye Gon habló, a principios de este mes, sobre el supuesto financiamiento ilegal a la campaña presidencial de Felipe Calderón, se activaron las pesquisas en su contra por instrucciones de la Secretaría de la Función Pública.
Cuando Proceso solicitó una entrevista con el responsable de esta instancia, Germán Martínez, su oficina de prensa respondió que no hablarían sobre el asunto.
En los documentos relativos a la indagatoria sobre Ye Gon hay indicios sobre la forma en que éste operó, libre y sin obstáculos, durante el período 2002-2007. Falta ahora que el gobierno encabezado por Felipe Calderón vaya al fondo de las cosas.
Durante más de cinco años, Zhenli Ye Gon forjó su emporio pacientemente y sin que las autoridades federales lo molestaran.
Durante ese período (2002-2007), el empresario chino tejió una red de corrupción en la que funcionarios del sector salud del gobierno foxista y de la nueva administración encabezada por Felipe Calderón le brindaron protección para que importara sin problemas alrededor de 80.5 toneladas de seudoefedrina.
La mercancía, procedente de Asia, se introdujo “legalmente”, pues Ye Gon contaba con documentación en regla y permisos otorgados por autoridades de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), dependiente de la Secretaría de Salud. Su red de contactos se extendía al sistema aduanal y al Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM).
Los responsables de la Cofepris durante el sexenio foxista, justo en el auge de las importaciones permitidas a Ye Gon, fueron Ernesto Enríquez Rubio –quien dejó el cargo a principios de 2006 para incorporarse a la campaña presidencial de Roberto Madrazo y ahora funge como secretario de Administración del PRI– y su sucesor, el panista Juan Antonio García Villa, ratificado por Felipe Calderón. Fue durante las gestiones de estos funcionarios que el empresario obtuvo los permisos para importar toneladas del precursor químico para la elaboración de drogas sintéticas.
Ye Gon se movió siempre en el sigilo y, hasta antes de desaparecer de la escena pública en marzo pasado, él cultivó amistades –y protección– en los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón para conseguir licencias de importación en un período de seis días e introducir al país toneladas del precursor químico para fabricar metanfetaminas, según consta en 23 autorizaciones obtenidas por Proceso, algunas mediante la Ley Federal de Transparencia; otras, de una auditoría abierta por la Secretaría de la Función Pública (SFP).
El 7 de enero de 2004, por ejemplo, Ye Gon solicitó un permiso para importar 11 mil kilogramos de sulfato de seudoefedrina. Cinco días después obtuvo la autorización IPQ004-2004 para recoger sus contenedores en el AICM.
En 2005, la entrada excesiva de seudoe-fedrina por el AICM llamó la atención de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), que de inmediato advirtió al gobierno federal sobre la posibilidad de que bandas internacionales del narcotráfico estuvieran operando en México.
Al año siguiente la JIFE entregó un segundo reporte al procurador general de la República, Rafael Marcelo de la Concha, y, de acuerdo con información obtenida por este reportero, hubo al menos tres encuentros en Los Pinos para discutir las observaciones del organismo internacional.
La representante de México ante el JIFE era María Elena Medina Mora, hermana de Eduardo Medina Mora, quien en aquellos años era director del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) y hoy es titular de la PGR.
En 2006, el JIFE, cuyas recomendaciones son obligatorias para el gobierno federal, estableció un tope máximo de 50 toneladas por año para la importación de seudoefedrina. No obstante, la empresa de Ye Gon, Unimed Pharm Chem México, introdujo al país un promedio de 20 toneladas anuales.
Un negocio pujante
A raíz de la primera alerta de la JIFE, la Cofepris emitió una circular sin fecha en la que explicaba: “La seudoefedrina entra en la composición de diversos medicamentos que se venden sin receta. En fechas recientes ha habido un notable desvío de la seudoefedrina para elaborar drogas, sobre todo pastillas, mejor conocidas como tachas”. Luego impuso una serie de requisitos a fin de controlar el uso de esa sustancia.
Pero Ye Gon seguía introduciendo seudoefedrina al país. Desde 2004 comenzó a triangular con varios laboratorios la importación de este precursor químico en pequeñas cantidades, según consta en dos autorizaciones de la Cofepris obtenidas por Proceso.
Durante el auge de las importaciones de seudoefedrina en México, Ye Gon nunca fue detenido ni investigado. La Cofepris realizó por lo menos tres revisiones a la empresa Unimed Pharm Chem –de las que este reportero también obtuvo copias– en las que no detectó ninguna irregularidad.
Según los reportes de la Cofepris, de 2002 a 2006 la entrada y salida de las toneladas de las sustancias químicas para la elaboración de drogas sintéticas provenientes de China estuvieron perfectamente justificadas.
Sin embargo, la pujanza empresarial de Ye Gon se desmadejó en unos cuantos meses. Apenas arrancado el gobierno calderonista agentes de la PGR interceptaron un cargamento ilegal con 19 toneladas de seudoefedrina en un barco atracado en Lázaro Cárdenas, Michoacán. Luego, el 15 de marzo pasado, elementos de la Agencia Federal de Investigación (AFI) localizaron 205 millones de dólares en efectivo en una residencia de Ye Gon en la Ciudad de México.
Descubierto el entramado de este empresario, tanto la PGR como la Secretaría de la Función Pública realizan indagatorias y auditorías para conocer cómo tejió su red Ye Gon.
La semana pasada, el Noticiero de Televisa difundió escenas en las que se observa cuando, el 3 de febrero de 2003, el presidente Vicente Fox entregó personalmente a Ye Gon su carta de naturalización en un evento público organizado por la Secretaría de Relaciones Exteriores. Hasta el cierre de esta edición, el gobierno federal no ha dado una explicación sobre este hecho. Sólo el excanciller Jorge Castañeda, en entrevistas radiofónicas, declaró que es responsabilidad del gobierno federal investigar a quienes solicitan la nacionalidad mexicana.
Permisos apócrifos
El descubrimiento de que Ye Gon obtenía permisos de importación apócrifos en la Cofepris es apenas la punta de un hilo que permite entrever una compleja red de corrupción al interior de esta dependencia.
Hace tres semanas, mientras personal de la SFP realizaba una auditoría en las oficinas de la Comisión de Autorización Sanitaria (CAS), perteneciente a la Cofepris, detectó, al tomar por sorpresa las computadoras de algunos empleados, decenas de autorizaciones falsas. Hasta el vienes 20, el personal de la Función Pública, encabezada por Germán Martínez, uno de los colaboradores más cercanos al presidente Calderón, mantiene bajo custodia las computadoras.
Estos permisos fueron entregados a diversas compañías entre 2003 y 2005, según las primeras revisiones. Proceso obtuvo una copia de estos documentos, y hasta el momento se sabe que al menos seis fueron expedidos a nombre de Unimed Pharm Chem México, S.A. de C.V., cuyo dueño es Ye Gon.
Entre las irregularidades detectadas destacan la omisión de siglas de la Cofepris, así como la falsificación de la firma de la gerente de área de esta Comisión, Laura González.
De acuerdo con las pesquisas oficiales, plasmadas en el memorando interno 480/2005, uno de estos permisos, el I-81167, cuya solicitud data del 18 de abril de 2005 y fue autorizado el 3 de mayo de ese mismo año, en realidad fue entregado a Productos Roche, no a la firma de Ye Gon.
Este permiso apócrifo presuntamente facilitó la entrada ilegal al país de 25 toneladas de naproxen –un desinflamatorio– y de 20 toneladas de enrofloxacina base, sustancia utilizada para combatir infecciones respiratorias y digestivas. Y Ye Gon continuó pidiendo permisos.
El 12 de octubre de 2005, Unimed Pharm envió una carta a Silvia Hernández Rivera, directora general de Medicamentos y Tecnología para la Salud, en la que le solicitaba una “prórroga” para la importación de dihidro estreptomicina, usada en medicamentos contra la diarrea; enrofloxacina, sustancia que es empleada para atacar enfermedades respiratorias en cerdos y aves; naproxen, y penicilina G.
Las alertas de la JIFE
En su informe de 2005, la JIFE incluyó la siguiente advertencia: “La incautación en Bélgica de 300 kilogramos de seudoe-fedrina en una remesa enviada desde la República Democrática del Congo con destino a México corrobora las sospechas de que redes internacionales de traficantes han estado operando en países de África, usándolos para la desviación de efedrina con miras a utilizarla para la fabricación ilícita de anfetamina en México”.
De acuerdo con datos obtenidos por Proceso, en esa época Ye Gon introdujo a México alrededor de 37.5 toneladas de seudoefedrina en siete cargamentos por dos rutas: una directa, con cuatro permisos de importación otorgados a su empresa instalada en el Estado de México desde 2001, y otra triangulada, pues compró el producto químico –en tres ocasiones consecutivas– a las compañías Degort’s Chemical y Laboratorios Liomont.
El grado de involucramiento de estas tres firmas con el empresario chino aún no se determina. Los investigadores de la PGR y los auditores de la SFP desconocen si sólo se trató de una venta o si hay algún delito que perseguir.
Hasta el momento sólo se sabe que Ye Gon utilizó la siguiente estrategia: primero obtuvo varios permisos legales a nombre de su compañía –Proceso tiene copias de nueve de ellos–, luego introdujo la seudoe-fedrina a México, pero a las autoridades reportó que nunca usó tales permisos.
Expertos en seguridad nacional y en trámites aduaneros, consultados por este reportero, aseguran que el empresario chino envió cartas a la Cofepris en las que solicitó la cancelación de las autorizaciones. Sin embargo, ellos aseguran que Ye Gon nunca reportó a las autoridades sobre qué hizo con la mercancía y quiénes eran en realidad sus verdaderos clientes.
En su reporte 2005, la JIFE también advirtió al gobierno del presidente Fox: “El tráfico ha tenido un efecto multiplicador. México ya no es un país de tránsito, sino que también se ha convertido en un país consumidor de drogas como la cannabis, la heroína, los estimulantes de tipo anfetamínico.
“Si se prosigue esa tendencia, podría convertirse en una importante fuente de drogas ilícitas. La Junta reconoce los esfuerzos del gobierno mexicano en la lucha contra el narcotráfico, así como contra la corrupción, y lo alienta a seguir aplicando sus políticas al respecto.”
El 8 de enero de 2004, Ye Gon tramitó un permiso para importar 10 mil kilogramos de clorhidrato de efedrina. La autorización para recoger el cargamento la obtuvo ese mismo día, según consta en la licencia número IPQ-006-2004.
En julio de ese mismo año, Ye Gon compró otros 6 mil 175 kilogramos de seudoefedrina a los Laboratorios Liomont, firma a la que originalmente se concedió el permiso de importación, de acuerdo con la documentación manejada por la Cofepris.
En el informe de la JIFE citado, que recoge datos de 2004, el organismo reportó que “la seudoefedrina se desviaba anteriormente, sobre todo a granel, para utilizarla en la fabricación de metanfetaminas. Sin embargo, para esa fabricación se utiliza actualmente seudoefedrina obtenida de preparados farmacéuticos (tabletas) triturados.
“La mayoría de los laboratorios clandestinos de metanfetaminas descubiertos y desmantelados en México estaban en la zona septentrional del país, cerca de la frontera con Estados Unidos.”
Para el año siguiente, en su reporte correspondiente a 2006, la JIFE fue aún más precisa sobre lo que estaba pasando en México: “Al cerrarse con efectividad la ruta hacia Canadá, los traficantes parecen haber vuelto a utilizar una anterior, a saber, la de México. Existe cierta inquietud por el hecho de que la seudoefedrina, como materia prima y preparado, ha vuelto a desviarse de los canales lícitos de comercio y distribución en México para utilizarse en forma ilícita de metanfetaminas”.
Operación Prisma
La Junta exhortó a los gobiernos a hacer las previsiones de sus necesidades sobre estimulantes anfetamínicos legales y a comunicar esos datos ante los coordinadores de la JIFE. Para México, por ejemplo, se estableció un tope de 50 mil toneladas hasta 2005.
Sin embargo, en el marco del Proyecto Prisma, puntualiza el informe 2006 de la JIFE, una operación policiaca conjunta entre Estados Unidos, Canadá y México, permitió descubrir varios intentos de desviación de efedra, una planta de la que se extraen la efedrina y la seudoefedrina, no sujeta a fiscalización internacional.
En total se intentaron desviar 933 toneladas de esa sustancia procedente de China a empresas alemanas, mexicanas, de los países bajos y suecas. Las medidas de prevención internacionales impidieron que se realizaran las 15 remesas a partir de que México prohibió por completo la importación de efedra.
Por su parte, Ye Gon modificó su estrategia. Dejó de tramitar permisos directos ante la Cofepris a nombre de su empresa y comenzó a comprar seudoefedrina a otras compañías acreditadas legalmente en el país, así como a conseguir permisos apócrifos.
Un ejemplo del nuevo modus operandi de Ye Gon ante la Cofepris es la autorización otorgada a la firma Novo Nordisk México, S.A. de C.V. Sin embargo, en una nota informativa interna dirigida a Cristina Viruega Aranda, coordinadora general jurídica y consultiva de la Comisión, se explica que ese permiso de importación –el I-47666-2006– tiene irregularidades.
En realidad, según la nota, este permiso fue otorgado a la empresa Alpharma; además, contiene firmas falsificadas y no se incluye ni el nombre del responsable ni la clave del dictaminador. La gerencia de Insumos para la Salud tampoco tenía noticia del producto, a pesar de que se trataba de medicamentos relacionados con su área.
En enero pasado, a los encargados de realizar una auditoría de rutina en la Cofepris les llamaron la atención las importaciones que implicaban a un empresario chino nacionalizado mexicano durante el sexenio foxista. Iniciaron la recopilación de documentos y, cuando estalló el escándalo sobre los 205 millones de dólares encontrados en la residencia de Ye Gon en Lomas de Chapultepec el pasado 15 de marzo, las autoridades sanitarias solicitarón su detención.
La orden provino de María Eugenia Galván Antillón, titular del Órgano Interno de Control de la Secretaría de Salud, quien recientemente fue cambiada a un cargo similar en la Comisión Federal de Competencia, según versiones obtenidas por este reportero en la Secretaría de Salud.
Pero cuando Ye Gon habló, a principios de este mes, sobre el supuesto financiamiento ilegal a la campaña presidencial de Felipe Calderón, se activaron las pesquisas en su contra por instrucciones de la Secretaría de la Función Pública.
Cuando Proceso solicitó una entrevista con el responsable de esta instancia, Germán Martínez, su oficina de prensa respondió que no hablarían sobre el asunto.
En los documentos relativos a la indagatoria sobre Ye Gon hay indicios sobre la forma en que éste operó, libre y sin obstáculos, durante el período 2002-2007. Falta ahora que el gobierno encabezado por Felipe Calderón vaya al fondo de las cosas.
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