Hace unos meses, los bajacalifornianos eramos motivo de temerosas burlas y señalamiento por los excesivos grados de violencia que con rojo y amarillo coloreaban las pantallas de los noticieros nocturnos. Hoy, somos blanco del escarnio y motivo de alarma por la cavernícola forma en que Jorge Hank Rhon compró la candidatura a la gubernatura de Baja California.
Y no es para menos.
Algún día, en la decadencia de la década de los ochenta, un hombre de baja estatura, calva brillosa y de apellido Salinas, señaló con su corto y flamígero dedo a la Baja California. En este lugar empezaría una alianza subterranea con el PAN, que en los umbrales del fin del partido hegemónico priísta sirvió como transición para que se reagruparan los grupos de poder, pasaran de unas siglas a otras y establecieron el ahora mítico y sudoroso PRIAN.
Fue el periodo de las llamadas concertacesiones, el inicio de la república simulada o la desechable democracia TLC. Ésta es su decadencia y ante la eventualidad de un "triunfo" electoral del dueño de los centros Caliente, se pueden vaticinar tiempos de descontrol y desenfreno de las fuerzas más obscuras que habitan los terrenos del estado norteño.
Como dijo aquel clásico histórico del absurdo político: "los demonios andan sueltos", y el mal, libre y sin contrapesos, generalmente es sinónimo de catástrofes políticas y sociales. Una lluvia ácida. Un derrumbe que no parará. Una colisión de seis años: El PRI.
De medios, política, comunicación y cultura
Y no es para menos.
Algún día, en la decadencia de la década de los ochenta, un hombre de baja estatura, calva brillosa y de apellido Salinas, señaló con su corto y flamígero dedo a la Baja California. En este lugar empezaría una alianza subterranea con el PAN, que en los umbrales del fin del partido hegemónico priísta sirvió como transición para que se reagruparan los grupos de poder, pasaran de unas siglas a otras y establecieron el ahora mítico y sudoroso PRIAN.
Fue el periodo de las llamadas concertacesiones, el inicio de la república simulada o la desechable democracia TLC. Ésta es su decadencia y ante la eventualidad de un "triunfo" electoral del dueño de los centros Caliente, se pueden vaticinar tiempos de descontrol y desenfreno de las fuerzas más obscuras que habitan los terrenos del estado norteño.
Como dijo aquel clásico histórico del absurdo político: "los demonios andan sueltos", y el mal, libre y sin contrapesos, generalmente es sinónimo de catástrofes políticas y sociales. Una lluvia ácida. Un derrumbe que no parará. Una colisión de seis años: El PRI.
De medios, política, comunicación y cultura
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