Cualquier parecido será pura coincidencia, 1789-2007
(Por Emmanuel D’Herrera Arizcorreta)
Todo empezó con una reforma fiscal.
(Por Emmanuel D’Herrera Arizcorreta)
Todo empezó con una reforma fiscal.
Calonne, presentó a Luis XVI un esquema de recaudación, para aliviar el estado de las finanzas que cuando tomó el cargo mostraba deudas por 600 millones de Luises de oro, sin ninguna alternativa para saldarlas.
En un principio intentó obtener un crédito, y apoyar al gobierno a través de préstamos para mantener la confianza pública. En octubre de 1785 inició sus reformas, pero ni la acuñación de monedas de oro, ni la implantación de los descuentos por pago en efectivo resultaron eficaces.
Ante este fracaso, propuso a rey la supresión de las aduanas internas y defendió la aplicación de nuevos impuestos sobre la propiedad para los nobles y el clero. Como estas medidas fueran vetadas por los parlements, especie de Suprema Corte de Justicia que no los ratificaron, Calonne sugirió ingenuamente al monarca que de buena fe se sometiera a una Asamblea de Notables la propuesta de reforma.
En enero de 1787, una vez constituida, se presentó a los notables el déficit de la tesorería del Reino y se les propuso el establecimiento de una subvención territorial que debería ser impuesta en todas las propiedades sin distinción, veáse CETU.
Naturalmente los notables, surgidos de los consejos empresariales, de la Iglesia y de otras cúpulas, dieron su rotunda negativa, y el Rey y su ministro tuvieron que echarse para atrás en su propuesta original. Los nobles, los altos clérigos y los ricos propietarios propagaron entre el pueblo la versión de que Calonne habría de aumentar los impuestos al pueblo, lo que le valió el repudio popular en el que Luis XVI se apoyó para enviarlo al exilio.
Con las finanzas públicas en una crisis letal, con la economía agrícola arruinada después de la granizada que el 13 de Julio de 1788, que hizo perder las cosechas en toda Francia, y quemada tanto entre los nobles como entre el pueblo, la administración real se vio forzada a convocar a los Estados Generales (especie de Consejo para la Reforma del Estado), el 8 de Agosto del mismo año, para que iniciara sus sesiones el 1º de Mayo del año siguiente.
En la apertura de los Estados Generales, hablan el Rey, el Guardián de los Sellos y el Ministro de Finanzas Necker, sustituto de Calonne, poniendo al corriente a todos los diputados del estado lamentable de las finanzas y la economía.
La nobleza, primer tercio; el clero, el segundo; y el pueblo el tercer tercio, en el orden de preeminencia de los Estados Generales, se enfrentan y sus propuestas se diluyen entre la desorientación y las pasiones que fueron fermentándose desde que el tatarabuelo Luís XIV desempeñara el papel de Rey Sol, y que al asumirse como “L’état c’est moi” apabulló a la nobleza, y con sus excesos económicos, a todo el pueblo.
El resentimiento contra el régimen, que pronto habría de considerársele caduco, se encarnó en el pueblo, representado en los Estados Generales por el Tercer Estado. El 10 de Junio éste invita a los otros dos tercios a discutir un proyecto “popular”, que con la adhesión de diputados liberales, clérigos progresistas y nobles ilustrados, logran que los Estados Generales supriman las órdenes del rey y que sean proclamados como Asamblea Nacional.
El monarca hace desalojar por la fuerza la sala de sesiones, pero los diputados disidentes logran reunirse, a propuesta del Dr. Guillotin, en el Jeu de Pomme de Versalles prometiéndose no separarse hasta que tuvieran redactada una nueva constitución: Juramento del 20 de junio de 1789.
El 23 el rey ordena la dispersión de la Asamblea, en presencia del Prefecto encargado de hacer ejecutar la orden, Mirabeau, habría pronuciado: “Estamos aquí por la voluntad del pueblo y nosotros no saldremos de aquí sino por la fuerza de las bayonetas”.
La Asamblea Nacional Constituyente se instaura el 9 de Julio. La toma de la Bastilla, tan sólo una efemérides en la Revolución Francesa, y hoy su símbolo, tuvo lugar 5 días después, el 14 de Julio de 1789. La nueva Carta quedará lista el 3 de Septiembre. Una revolución burguesa y pacífica instauraba una monarquía constitucional que sustituía al antiguo régimen de opresión.
El rey juró la nueva constitución, pero al no acatarla, desencadenó su propia decapitación en la guillotina del Dr. Guillotin, el 21 de enero de 1793, para ejemplo de los déspotas que no obedezcan a sus pueblos•
En un principio intentó obtener un crédito, y apoyar al gobierno a través de préstamos para mantener la confianza pública. En octubre de 1785 inició sus reformas, pero ni la acuñación de monedas de oro, ni la implantación de los descuentos por pago en efectivo resultaron eficaces.
Ante este fracaso, propuso a rey la supresión de las aduanas internas y defendió la aplicación de nuevos impuestos sobre la propiedad para los nobles y el clero. Como estas medidas fueran vetadas por los parlements, especie de Suprema Corte de Justicia que no los ratificaron, Calonne sugirió ingenuamente al monarca que de buena fe se sometiera a una Asamblea de Notables la propuesta de reforma.
En enero de 1787, una vez constituida, se presentó a los notables el déficit de la tesorería del Reino y se les propuso el establecimiento de una subvención territorial que debería ser impuesta en todas las propiedades sin distinción, veáse CETU.
Naturalmente los notables, surgidos de los consejos empresariales, de la Iglesia y de otras cúpulas, dieron su rotunda negativa, y el Rey y su ministro tuvieron que echarse para atrás en su propuesta original. Los nobles, los altos clérigos y los ricos propietarios propagaron entre el pueblo la versión de que Calonne habría de aumentar los impuestos al pueblo, lo que le valió el repudio popular en el que Luis XVI se apoyó para enviarlo al exilio.
Con las finanzas públicas en una crisis letal, con la economía agrícola arruinada después de la granizada que el 13 de Julio de 1788, que hizo perder las cosechas en toda Francia, y quemada tanto entre los nobles como entre el pueblo, la administración real se vio forzada a convocar a los Estados Generales (especie de Consejo para la Reforma del Estado), el 8 de Agosto del mismo año, para que iniciara sus sesiones el 1º de Mayo del año siguiente.
En la apertura de los Estados Generales, hablan el Rey, el Guardián de los Sellos y el Ministro de Finanzas Necker, sustituto de Calonne, poniendo al corriente a todos los diputados del estado lamentable de las finanzas y la economía.
La nobleza, primer tercio; el clero, el segundo; y el pueblo el tercer tercio, en el orden de preeminencia de los Estados Generales, se enfrentan y sus propuestas se diluyen entre la desorientación y las pasiones que fueron fermentándose desde que el tatarabuelo Luís XIV desempeñara el papel de Rey Sol, y que al asumirse como “L’état c’est moi” apabulló a la nobleza, y con sus excesos económicos, a todo el pueblo.
El resentimiento contra el régimen, que pronto habría de considerársele caduco, se encarnó en el pueblo, representado en los Estados Generales por el Tercer Estado. El 10 de Junio éste invita a los otros dos tercios a discutir un proyecto “popular”, que con la adhesión de diputados liberales, clérigos progresistas y nobles ilustrados, logran que los Estados Generales supriman las órdenes del rey y que sean proclamados como Asamblea Nacional.
El monarca hace desalojar por la fuerza la sala de sesiones, pero los diputados disidentes logran reunirse, a propuesta del Dr. Guillotin, en el Jeu de Pomme de Versalles prometiéndose no separarse hasta que tuvieran redactada una nueva constitución: Juramento del 20 de junio de 1789.
El 23 el rey ordena la dispersión de la Asamblea, en presencia del Prefecto encargado de hacer ejecutar la orden, Mirabeau, habría pronuciado: “Estamos aquí por la voluntad del pueblo y nosotros no saldremos de aquí sino por la fuerza de las bayonetas”.
La Asamblea Nacional Constituyente se instaura el 9 de Julio. La toma de la Bastilla, tan sólo una efemérides en la Revolución Francesa, y hoy su símbolo, tuvo lugar 5 días después, el 14 de Julio de 1789. La nueva Carta quedará lista el 3 de Septiembre. Una revolución burguesa y pacífica instauraba una monarquía constitucional que sustituía al antiguo régimen de opresión.
El rey juró la nueva constitución, pero al no acatarla, desencadenó su propia decapitación en la guillotina del Dr. Guillotin, el 21 de enero de 1793, para ejemplo de los déspotas que no obedezcan a sus pueblos•
P.S. Se sugiere respetuosamente a Su Majestad, que el próximo 1º de Septiembre incluya en su informe el siguiente texto:
- « De par le Roi,
- Notre aimé et féal.
- Nous avons besoin du concours de nos fidèles sujets pour Nous aider à surmonter toutes les difficultés où Nous Nous trouvons relativement à l'état de Nos finances, et pour établir, suivant nos vœux, un ordre constant et invariable dans toutes les parties du gouvernement qui intéressent le bonheur de nos sujets et la prospérité de Notre royaume. Ces grands motifs Nous ont déterminé à convoquer l'Assemblée des États de toutes les provinces de notre obéissance, tant pour Nous conseiller et Nous assister dans toutes les choses qui seront mises sous nos yeux, que pour Nous faire connaître les souhaits et doléances de nos peuples, de manière que par une mutuelle confiance et par un amour réciproque entre le souverain et ses sujets, il soit apporté le plus promptement possible un remède efficace aux maux de l'État, que les abus de tous genre soient réformés et prévenus par de bons et solides moyens qui assurent la félicité publique et qui nous rendent à Nous particulièrement, le calme et la tranquillité dont Nous sommes privés depuis si longtemps.
- Donné à Versailles, le 24 janvier 1789. »
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