LaJornada
Las grabaciones están en la caja fuerte de algún alto funcionario, afirma Lydia Cacho
El juez federal del segundo distrito de Cancún, Quintana Roo, Alfonso Gabriel García Lanz, espera contar con más pruebas materiales consistentes que demuestran las actividades criminales del presunto pederasta Jean Succar Kuri, El Johnny, antes de cerrar el caso y dictar una sentencia “tan sólida que ningún otro juez se atreva a apelar”. Así, el hombre acusado de violar y prostituir a centenares de niños y niñas alcanzaría, al menos, 16 años de prisión, y no los cinco que se le impondrían por un delito menor.
Se trata de una serie de videos que muestran al procesado en el momento de abusar sexualmente de niños y niñas –algunas de apenas cuatro años– en su propia recámara y en ocasiones frente a su esposa, y que permiten demostrar que él manipulaba las videocámaras que dejaron registro de sus delitos. La finalidad de esas grabaciones: el enorme y multimillonario mercado internacional de pornografía infantil.
Pero la espera del juzgador del fuero federal, considerado por la periodista cancunense Lydia Cacho como “un hombre probo y bien intencionado”, se alarga en forma inexplicable. Las pruebas no han llegado a sus manos.
De acuerdo con el subprocurador del Área Jurídica y de Asuntos Internacionales de la Procuraduría General de la República (PGR), José Luis Santiago Vasconcelos, es el procurador quintanarroense, Bello Melchor, quien tiene las pruebas y no las ha enviado al juzgado.
–¿Quién está obstaculizando la labor del juez?
–Exactamente no lo puedo decir. Pero sí se puede afirmar que hay un bloqueo que viene desde los más altos niveles. En la caja fuerte de algún alto funcionario están esos videos y hay poderosos intereses que hacen que sigan ahí, bien encerraditos –afirmó Lydia Cacho, defensora de mujeres que sufren violencia y autora del libro Los demonios del Edén, la obra que destapó la trama de Succar Kuri.
En distintos momentos en los cuatro años recientes, tanto la PGR como la Procuraduría General de Justicia de Quintana Roo (PGJQR) han tenido en su poder todas las piezas probatorias que fueron confiscadas por elementos de la Agencia Federal de Investigación (AFI) y de la policía judicial del estado en diversas etapas de la investigación, que empezó en 2003.
El propio José Luis Santiago Vasconcelos, que en febrero de 2004 era responsable de llevar la solicitud de extradición de Succar Kuri ante las autoridades de Arizona, Estados Unidos, hizo llegar al fiscal federal Reid Charles Pixman un paquete con pruebas. Este, a su vez, entregó el expediente al juez David Duncan, de la Corte de Phoenix. Según una nota de ese tiempo de la revista Proceso, el “anexo 95” de ese paquete, clasificado por órdenes del juez, contenía fotografías y 10 videograbaciones que inculpaban fuertemente a Succar Kuri, clasificadas como “evidencias Q, R, S, T y U”.
Estos elementos fueron determinantes para la decisión de Duncan de entregar a Succar Kuri a la justicia de México.
Parte del expediente es una serie de cuatro fotografías obtenidas por la AFI del disco duro de una computadora que Succar Kuri había regalado a una de sus víctimas, Edith Encalada, quien después de haber sido sometida a abusos pasó a ser una especie de chica “apadrinada” por el acusado. En las fotos digitales puede verse a un niño pequeño cuando es violado por un hombre. Peritajes de la Policía Federal Preventiva (PFP) y de la AFI lograron identificar al adulto como Jean Succar Kuri.
En cuanto a los videos, varios registran el sistema de cableados semiocultos y cámaras desplegadas en diferentes lugares de la villa I de Solymar, donde vivía Succar. Uno de los videoclips es descrito de este modo: “Muestra a Succar Kuri tocando a dos niñas en la cama de la recámara principal, y luego de observar que la cámara fue reposicionada para quedar centrada en la cama, especifica que Succar Kuri agarra de la parte posterior a la niña más grande”. Otro, en la misma habitación, “muestra una cama desarreglada. Se mira a una niña entrando a la recámara con una toalla enredada sobre su cuerpo al momento en que se le acerca Succar Kuri. Parece ser que no se trata de la misma niña de la escena anterior, porque su cabello es más largo. Succar Kuri intenta seducir a la niña y le practica sexo oral. En este videoclip se ve a la niña cuando se levanta de la cama, se enreda nuevamente en la toalla y se retira. Succar Kuri, inmediatamente después, busca y encuentra un control remoto de la cámara, pero voltea a la cámara y manipula el aparato. Como consecuencia, se apaga la cámara. Esta es una clara evidencia de que Succar Kuri sabía que la cámara estaba presente y que él tenía el control de operación de la misma”.
En el expediente abundan fotografías de hombres forzando a menores a practicarles sexo oral. Peritos mexicanos lograron determinar que muros, muebles y ropa de cama son, efectivamente, de la habitación de la villa de Succar. Nunca se procedió a realizar peritajes para identificar a los hombres. Una de las imágenes muestra a una pequeña, rubia, quizá de cuatro años, con las manos atadas, forzada a hacer felatio a un adulto.
El juez García Lanz, a punto de cerrar la instrucción, no ha tenido acceso a todo el expediente, aunque parte de las pruebas sí han llegado su mesa. Más aun, varios de los menores han sido identificados. Algunos fueron localizados y se sumaron al proceso como acusadores del presunto pederasta.
A la fecha, en el juicio han declarado contra Succar Kuri –y han sostenido y ratificado sus declaraciones– 11 niñas. Se tienen pruebas de que otras 24 fueron víctimas de esta red, pero muchas no se han presentado a declarar. Lydia Cacho explicó esta abstención: “Antes de volverse en contra mía y acusarme, Edith Encalada me reveló que El Johnny le aseguró que cualquier niña que lo delatara se iba a morir”.
Asimismo, se conoce, al menos, un caso de desaparición forzada. Se trata de la niña salvadoreña Gloria Quintanilla, de quien se ignora su paradero. Ayer, la periodista Carmen Aristegui retransmitió en su noticiero en W Radio la grabación de una conversación telefónica entre el empresario Kamel Nacif y Succar Kuri, ambos nacidos en Líbano. Hablan en árabe. El analista Alfredo Jalife ayudó a Aristegui con la traducción. En términos soeces, Nacif le encarga a Succar que mande traer “a esa niña de Miami” para “fornicar” y que también traiga a “su amiga”. Succar explica que la otra menor “está en El Salvador” y promete tenerlas a ambas en Cancún para el próximo fin de semana. Nacif remata con grandes carcajadas, en español: “Las ponemos a hacer un menage a tríos”. También hay videos inculpatorios con estas dos chicas extranjeras.
Lydia Cacho advirtió que estos videos –que en su momento vio el juez Duncan y que los abogados Andrade mostraron a Wenceslao Cisneros– son una “pequeña muestra” de todo lo que llegó a grabar Succar Kuri. “La policía de Quintana Roo decomisó en 2003 una lista que enumeraba hasta 200 videograbaciones de sesiones pornográficas con niños. Muchas de éstas nunca llegaron a manos de las autoridades. Policías que participaron en el operativo, al parecer, se quedaron con copias que ahora se ofrecen en Cancún al mejor postor”.
Ella misma –afirmó en el noticiero de Aristegui– llegó a ver parte de ese material en venta. “Unos policías llegaron a venderme un dvd. Me enseñaron un pequeño fragmento. Obviamente, no lo compré. Pero pude ver algo”.
–¿Crees que haya pruebas de políticos de alto nivel en esos videos?
–Los hay. Personalmente no puedo estar segura de haber reconocido a ninguno. Pero esa es la razón por la que la venta de videos es exitosa. Piden entre 30 mil y 40 mil dólares por copia.
El último video del que se tiene noticia es el que, de acuerdo con la nota de Alfredo Méndez publicada el 5 de septiembre, está en poder de los abogados Gabino y Sidhartha Andrade, que abandonaron la defensa del presunto pederasta durante el primer año del proceso. Ellos mostraron la grabación recientemente a Wenceslao Cisneros Amaya, el último de la larga lista de defensores que han desertado de la causa del cliente incómodo. En ésta, realizada al parecer por Gloria Pita, esposa de Succar, se puede ver al acusado dando órdenes a dos pequeñas para que tengan relaciones sexuales lésbicas. Los Andrade piden por una copia hasta medio millón de dólares.
Por lo menos una de las chicas que aparecen en este video ha sido identificada. Según fuentes que conocen de cerca el proceso, se trata de Karina –según el seudónimo que Cacho usó en su libro–, originaria de Yucatán, de siete años en el momento de la agresión que, con sus primeras denuncias en 2003, ayudó a abrir la cloaca de esta red criminal. Después, empujadas por otra ex abogada de Succar, Ena Rosa Valencia (quien antes fue delegada del PRI en Quintana Roo), varias de las jóvenes sometidas a abusos en las Villas Solymar y sus madres se retractaron de sus acusaciones iniciales ante un notario en Estados Unidos, mediante el bufete de Arsenio Farell Campa. Ahora se sabe que fue el empresario Kamel Nacif, rey de la mezclilla y protector de Succar Kuri, quien financió esta gestión, además de otras, para evitar lo que finalmente se produjo: la extradición del acusado.
Lo inexplicable es por qué los videos más sórdidos, que pueden contribuir a fincar una sólida sentencia contra el presunto pederasta, se ofrecen al mejor postor en las calles de Cancún pero no llegan a manos del juez García Lanz.
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