Rubén Durán Cachón
La corriente “Nueva Izquierda” que encabeza el senador Jesús Ortega, constituye una de las “tribus” más poderosas dentro del PRD. Sin embargo, a pesar de su aparente denominación de “izquierda”, en los últimos tiempos se ha comportando como una falange de la derecha fascista al servicio del espurio Calderón y en contra del proyecto de nación del presidente legítimo Andrés Manuel López Obrador, quien lucha a brazo partido en contra de la política capitalista y neoliberal implementada en los últimos sexenios por lo gobiernos del PRI y del PAN, que ha ocasionado en el país a un deterioro económico, político y social vertiginoso.
Las pruebas de la traición de los “Chuchos” en contra de AMLO son más que evidentes, y van más allá de la legitimación hecha por la Presidenta de la Cámara de Diputados, la perredista y “chuchista” Ruth Zavaleta a Felipe Calderón, pues además declaró que “buscaría acuerdos” con la derecha y la ultra derecha; la actitud asumida por Víctor Hugo Círigo, diputado de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal de apoyar la iniciativa panista de recortar el presupuesto del gobierno de Marcelo Ebrard e impedir con ello el buen desempeño de su mandato, y por último, la propuesta del más destacado integrante de la “Nueva Izquierda” el Senador Carlos Navarrete, de desmantelar al PRD, al PT y a Convergencia (integrantes del Frente Amplio Progresista que encabeza AMLO) y formar un nuevo partido, no dejan dudas de las intensiones de esta “corriente” de avasallar el poder, sumarse con la derecha, traicionar a los perredistas y los principios ideológicos que dieron origen al partido.
Este juego perverso de intereses de la “Nueva Izquierda”, al que han sumado dirigentes de otras “tribus” menores, está causando profundas divisiones y fracturas del perredismo en varios estados de la república, pues desde el CEN de PRD los “chuchos” pretenden también imponer candidatos “a modo” en las elecciones intermedias del próximo año, así como a sus incondicionales en las presidencias locales, con el fin de manipular las elecciones para la dirección nacional del partido a favor de Jesús Ortega, lo cual representaría un desastre, no sólo para el PRD, sino para la izquierda y para los millones de mexicanos que ven en este partido una esperanza de mejorar sus condiciones de vida.
Para los perredistas y para la mayoría del pueblo mexicano, no es cosa menor que los “chuchos” se apoderen de la presidencia del PRD, pues están negociando, a cambio de puestos de poder, la aprobación de las Reformas Estructurales que pretende Calderón, entre las que destacan la privatización de nuestras industrias energéticas: Petróleos Mexicanos y Electricidad, el IVA en alimentos y medicamentos, privatización de los servicios de salud, la educación, el Plan Puebla-Panamá, en fin todo lo poco que permite a México hasta ahora ser un país independiente y soberano, para convertirnos en una colonia en manos de gobierno norteamericano y de los grandes capitales extranjeros.
De ahí la importancia de que los perredistas y simpatizantes del partido que han apoyado el proyecto emancipador y progresista de AMLO, deben luchar para impedir la llegada de los “Chuchos” al poder, apoyando a otro candidato a la dirigencia nacional que puede rescatar al partido, y este es Alejando Encinas, quien será el oponente de Jesús Ortega en las elecciones internas de marzo del 2008. Alejandro se distinguió durante su gobierno en el DF por su congruencia ideológica de izquierda, su gran capacidad como gobernante y su inatacable lealtad a AMLO.
Es importante entender que no sólo el deterioro de la economía, sino que el aumento de la criminalidad y la inseguridad que actualmente se vive en México, colocándolo a nivel mundial como uno de los países más peligrosos del mundo, así como la gran brecha que existe entre algunas familias mexicanas que se ostentan entre las más ricas del mundo y la mayoría de un pueblo sumido en la pobreza más ignominiosa, es debido a el saqueo del erario y la política entreguista al servicio del capital extranjero que han hecho de siempre los gobiernos de derecha, el PRI y el PAN, y cuya única posibilidad de contrarrestar los embates del capitalismo y de la derecha es que se mantenga un PRD vigoroso y de convicción de izquierda, lo que se perdería con la llegada de los “chuchos” al poder.
Si la Nueva Izquierda de Jesús Ortega alcanzara la presidencia del PRD, los mexicanos quedaríamos en manos de la derecha fascista, antidemocrática y represora, por lo que el pueblo de México perdería la posibilidad de encontrar un cambio benéfico para todos por la vía electoral, no quedándole más posibilidad de transforma al país sino a través de la lucha armada. Y eso es lo que menos deseamos.
dr_rubenduran@hotmail.com
La corriente “Nueva Izquierda” que encabeza el senador Jesús Ortega, constituye una de las “tribus” más poderosas dentro del PRD. Sin embargo, a pesar de su aparente denominación de “izquierda”, en los últimos tiempos se ha comportando como una falange de la derecha fascista al servicio del espurio Calderón y en contra del proyecto de nación del presidente legítimo Andrés Manuel López Obrador, quien lucha a brazo partido en contra de la política capitalista y neoliberal implementada en los últimos sexenios por lo gobiernos del PRI y del PAN, que ha ocasionado en el país a un deterioro económico, político y social vertiginoso.
Las pruebas de la traición de los “Chuchos” en contra de AMLO son más que evidentes, y van más allá de la legitimación hecha por la Presidenta de la Cámara de Diputados, la perredista y “chuchista” Ruth Zavaleta a Felipe Calderón, pues además declaró que “buscaría acuerdos” con la derecha y la ultra derecha; la actitud asumida por Víctor Hugo Círigo, diputado de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal de apoyar la iniciativa panista de recortar el presupuesto del gobierno de Marcelo Ebrard e impedir con ello el buen desempeño de su mandato, y por último, la propuesta del más destacado integrante de la “Nueva Izquierda” el Senador Carlos Navarrete, de desmantelar al PRD, al PT y a Convergencia (integrantes del Frente Amplio Progresista que encabeza AMLO) y formar un nuevo partido, no dejan dudas de las intensiones de esta “corriente” de avasallar el poder, sumarse con la derecha, traicionar a los perredistas y los principios ideológicos que dieron origen al partido.
Este juego perverso de intereses de la “Nueva Izquierda”, al que han sumado dirigentes de otras “tribus” menores, está causando profundas divisiones y fracturas del perredismo en varios estados de la república, pues desde el CEN de PRD los “chuchos” pretenden también imponer candidatos “a modo” en las elecciones intermedias del próximo año, así como a sus incondicionales en las presidencias locales, con el fin de manipular las elecciones para la dirección nacional del partido a favor de Jesús Ortega, lo cual representaría un desastre, no sólo para el PRD, sino para la izquierda y para los millones de mexicanos que ven en este partido una esperanza de mejorar sus condiciones de vida.
Para los perredistas y para la mayoría del pueblo mexicano, no es cosa menor que los “chuchos” se apoderen de la presidencia del PRD, pues están negociando, a cambio de puestos de poder, la aprobación de las Reformas Estructurales que pretende Calderón, entre las que destacan la privatización de nuestras industrias energéticas: Petróleos Mexicanos y Electricidad, el IVA en alimentos y medicamentos, privatización de los servicios de salud, la educación, el Plan Puebla-Panamá, en fin todo lo poco que permite a México hasta ahora ser un país independiente y soberano, para convertirnos en una colonia en manos de gobierno norteamericano y de los grandes capitales extranjeros.
De ahí la importancia de que los perredistas y simpatizantes del partido que han apoyado el proyecto emancipador y progresista de AMLO, deben luchar para impedir la llegada de los “Chuchos” al poder, apoyando a otro candidato a la dirigencia nacional que puede rescatar al partido, y este es Alejando Encinas, quien será el oponente de Jesús Ortega en las elecciones internas de marzo del 2008. Alejandro se distinguió durante su gobierno en el DF por su congruencia ideológica de izquierda, su gran capacidad como gobernante y su inatacable lealtad a AMLO.
Es importante entender que no sólo el deterioro de la economía, sino que el aumento de la criminalidad y la inseguridad que actualmente se vive en México, colocándolo a nivel mundial como uno de los países más peligrosos del mundo, así como la gran brecha que existe entre algunas familias mexicanas que se ostentan entre las más ricas del mundo y la mayoría de un pueblo sumido en la pobreza más ignominiosa, es debido a el saqueo del erario y la política entreguista al servicio del capital extranjero que han hecho de siempre los gobiernos de derecha, el PRI y el PAN, y cuya única posibilidad de contrarrestar los embates del capitalismo y de la derecha es que se mantenga un PRD vigoroso y de convicción de izquierda, lo que se perdería con la llegada de los “chuchos” al poder.
Si la Nueva Izquierda de Jesús Ortega alcanzara la presidencia del PRD, los mexicanos quedaríamos en manos de la derecha fascista, antidemocrática y represora, por lo que el pueblo de México perdería la posibilidad de encontrar un cambio benéfico para todos por la vía electoral, no quedándole más posibilidad de transforma al país sino a través de la lucha armada. Y eso es lo que menos deseamos.
dr_rubenduran@hotmail.com
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