Francisco Núñez Montes
La noticia de la salida de la periodista, Carmen Aristegui de W radio, después de haber conducido y haber colocado entre la mayor audiencia su noticiero “Hoy por Hoy” con éxito sin igual y con un decoro, ética y ejemplo para los medios, nos coloca ante la orfandad informativa. Lo que pulula en el 99% de los medios es basura informativa, mentirosa y mendaz. Informar no quiere decir manipular ni matizar los hechos y la realidad, sino antes bien, la confrontación con dicha situación en donde el escucha, recibe de primera mano y no a tras mano, el estado real de los acontecimientos y situaciones que conforman la opinión y sentido de la realidad social y de país. El lamentable estado que guardan muchos de los problemas nacionales, son ocultados y promovidos por mensajes publicitarios oficiales y de los intereses fácticos, engañando al pueblo, gastando, nuestros recursos, en aras de una falsa imagen. El TLCAN, como simple y terrorífico ejemplo de nuestro deterioro en la economía y en recursos alimentarios y sobre todo, del total abandono del campo y la falta de programas y proyectos reales para salir del problema, muestran una administración altamente deficiente. La televisión presenta spots diciendo lo contrario, pagados por la parte oficial y seguramente, entre componendas recíprocas de los distintos “poderes”
La situación que hizo trizas a los “intelectuales” que protestaron ante la Ley electoral que no les permitirá la compra-venta de publicidad electoral, so pretexto de “su libertad de expresión” no contó con la participación de Carmen Aristegui, antes bien, se opuso a todas esas iniciativas del duopolio de radio-televisión, por estar violando a diario, sistemáticamente, la Constitución. Recuerde usted la furibunda reacción de estos empresarios, cuando una tercera cadena de televisión intentó tener un espacio más. La competencia y la libre participación en ello sólo la otorga el Estado, pero, la situación, hasta el momento no ha prosperado. El cobro de facturas, postelectorales salta a la vista. El establecimiento de sistemas de control, subyace en el fondo de todas estas situaciones.
Resulta lamentable la pérdida de un espacio informativo que no esté alineado hacia estos grupos fácticos, en manos de quienes está gran parte del país. La situación del caso de esta brillantísima periodista que este pasado 2007 obtuvo el Premio Nacional de Periodismo, además de otros reconocimientos a lo largo de su dinámica carrera, la ubican en un pedestal único, además por ser mujer, por su valentía, honestidad y convicciones con la verdad informativa. La lectura de ello, implica que la represión, 100% contraria a lo que defendían en días pasados los “intelectuales” de los medios, está viento en popa.
La Cadena norteamericana CNN, una vez que le habían retirado la imagen de su Noticiero en SKY, fue muy hábil y supo capitalizar el potencial de Carmen, abriéndole un espacio informativo, todos los días, de lunes a viernes a las 10 de la noche.
Cuando empezamos ver desde el 2000 en adelante, los manejos y cobros de distintas facturas que se acrecentaron entre el 2005 y sobre todo en el 2006, viendo los ataques y una situación semejante, contra el legendario, José Gutiérrez Vivó, retirándolo de la circulación, era de esperarse que la siguiente en turno, sería Carmen Aristegui, pues su diario programa de las 6 a las 10 de la mañana, dejó entrever, todos los temas que nadie atendía ni confrontaba, mostrando los oscuros tejidos que hoy salen a toda luz, gracias a su valor y convicción.
Si la panorámica que se deja entrever, ante una preclara situación de y para el establecimiento rígido de sistemas de control de la libre opinión, sobre todo en la Reforma Judicial, que es un anuncio a ocho columnas de lo que se pretende, no cambia y no toma otro rumbo, la provocación social, por las innumerables pérdidas en el poder adquisitivo, la falta de empleos, y otras panorámicas de la franca pérdida de soberanía, nos colocarán ante un muy incierto futuro.
Estas señales son, justamente eso, signos del porvenir. Quisiera estar equivocado, pero cuando, viviéndolo en el área en la que me desenvuelvo y la veo transitar en el resto, la preocupación crece y la señal de alarma está prendida.
Que sean sólo presentimientos, ante un año en el que todos tenemos que redoblar nuestro esfuerzo y asegurar, con paso firme, lo que deseamos como país y como futuro de nuestros hijos y futuras generaciones de un México, que no se nos tiene que ir de las manos, si sabemos defenderlo desde nuestra trinchera.
¡Gracias Carmen Aristegui!
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