EL CHARAL Y SU DELFIN

Emmanuel D'Herrera Arizcorreta

La pequeñez de su desempeño político, su incapacidad frente a la inseguridad, el pasmo ante el escenario de la crisis económica y la sospecha internacional de la ingobernabilidad de México, hacen que Felipe Calderón busque agigantar su sombra detrás de los reflectores mediáticos. Posa para las fotos con un presidente norteamericano que aún no es y con el otro que, para objetos prácticos, dejó de serlo; se hace bendecir por "Los Ángeles" de la cúpula religiosa del mundo, y aplaudir por una masa ferviente de fieles que aclaman con fanatismo la invitación para que venga a México el Pastor Alemán de los Católicos. Vaya, hasta se quita los anteojos para que lo retraten con la camiseta puesta de "·Los Diablos" del Toluca.

En un afán grotesco de publicidad, convocó hace algunas semanas a un concurso para determinar el trámite más engorroso e inútil que pudiéramos padecer los mexicanos, y sin tener en cuenta la candidatura del trámite del voto; que se inicia con las colas de los ilusos que ahora hacen cola para renovar sus credenciales de elector, creyendo que de algo va a servir su sufragio; lo hizo concluir en un evento por demás ramplón, pero eso sí, lleno de destellos de los reflectores de la prensa.

Bien hubiera podido "El Charal" llenarse de legítimo prestigio y agigantar efectivamente su imagen, si, además de la postulación del apotegma "Cero corrupción", que le habría dado credibilidad y mayor eficiencia a su administración, se hubiera empeñado en su cumplimiento, pero no.

La destrucción de los monumentos arqueológicos está penada por la ley, y se sigue de oficio, tal como lo establecen la Ley Federal de Monumentos y Zonas Arqueológicas, Artísticas e Históricas y el Código Penal Federal, siendo el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y la Procuraduría General de la Republica (PGR), quienes velaran por evitar la destrucción de los monumentos, el primero, y por poner ante la justicia a los responsables de su afectación o destrucción.

Si hubiera un estado de derecho y si como afirma Calderón habrá en su gobierno "cero corrupción" la afectación que se viene haciendo de las Pirámides de Teotihuacan, a cuyas estructuras se han hecho horadaciones y canalizaciones para el cableado y las lámparas del espectáculo "Luz y sonido", deberían haber producido, en primer lugar, que se suspendiera la obra y la consecuente destrucción de los monumentos y en segundo lugar, que se detuviera y consignara a los responsables, como sucedió con otros vándalos menos influyentes que pintarrajearon las cabezas olmecas de La Venta. Pero no, bajo la mirada complaciente de las autoridades del INAH y de la PGR, prosiguen los preparativos para "El esplendor Teotihuacano".

Para mayor abundamiento del clima de corrupción que permea este asunto, el Poder Legislativo ya produjo un exhorto al jefe del Ejecutivo para que detuviera las obras, sin que el Ejecutivo hiciera suspenderlas.

Para contextualizar las corruptelas a que da lugar el esplendor teotihuacano, hay que tener en cuenta a otro actor: el delfín de Calderón, empeñado en poner en operación un proyecto turístico en el que "Luz y sonido" producirán grandes beneficios a los protegidos del Gobernador Gaviota.
Mejor manipulador de los medios, que su futuro antecesor, el delfín ha declarado ante la prensa que Teotihuacan merece el privilegio de otros sitios arqueológicos del mundo que ya cuentan con "Light and sound", sin tener en cuenta el deterioro de los monumentos, su importancia como bienes culturales, ni su estatuto de Patrimonio Cultural de la Humanidad que le ha otorgado la UNESCO, organismo que ya ha vertido un criterio contrario a los intereses mercantiles del gobernador por medio del ICOMOS organismo consultor de las Naciones Unidas para la Cultura.
Si es válido en este caso el principio de que "el pez grande se come al chico" veremos prevalecer los intereses del Delfín sobre los del Charal, aunque hay que recordar que en un pasado no muy remoto, el Charal se comió a un Peje.

¿Estado de derecho o dictadura? ¿Intereses particulares o bien común? ¿Federación o entidad federativa? ¿el actual o su sucesor?... una vez más como hace 5 años con Wal Mart, la respuesta se verá en Teotihuacan, y sabremos entonces a quien creer y a que atenernos.

http://resistencia-moral.blogspot.com/2009/01/proposito-de-teotihuacan-el-charal-y-su.html