Jorge Meléndez Preciado
Casi un mes se discutió acerca de cómo iba a modificarse la ceremonia del primero de septiembre. El rito, como muchos escribimos, está agotado hace tiempo. Pero como dice Carlos Marx, “lo último en morir de un régimen son sus formas”. Por lo tanto, no es sencillo pasar de un sistema a otro, mucho menos luego de décadas donde el caudillismo, de varios tipos, fue y continúa siendo predominante. Saludos, CTM y otros sindicatos charros.
Afortunadamente, los legisladores, después de arduos debates, llegaron a varios acuerdos. Situación que parecía iba a pavimentar otro camino y no el tradicional. Pero hete aquí que, a pesar de todo, nos encontramos con algunas modificaciones leves, con la reiteración del tradicionalismo y hasta la confusión de lo que es un partido en el poder, en este caso el PAN, que abjuraba de esas prácticas viciadas y ahora las sigue al pie de le letra, además de las explicaciones más añejas del aparato gubernamental que funciona todavía con el reloj atrasado y sin ver el horizonte.
No obstante que se llegó a un acuerdo para que Felipe Calderón presentará su informe al pleno, agradeciera el hecho y se retirará, la cosa no fue así. Ya en la tribuna de San Lázaro, encandilado por su aparente triunfo, Felipe se sacó un discurso de la manga, llamó a un diálogo entre poderes- algo que ya había dicho en un encuentro con el presidente de Brasil, Luis Inacio Lula da Silva-, y hasta se dio el lujo de saludar de mano a una buena cantidad de legisladores, sobre todo albiazules.
El asunto parece anecdótico, pero no lo es. Ya que se pasó por encima de los acuerdos de muchos días, en los cuales se fueron discutiendo matices diversos y desbrozando un camino llenó de obstáculos. Así pues, fue infantil y provocador no observar las reglas del juego y exacerbar los ánimos para futuras negociaciones.
Eso no fue lo peor. Lo más lamentable resultó la censura al texto, cuidadoso, de la presidenta de la Cámara de Diputados, Ruth Zavaleta, donde se explicaba porque el PRD no estaría en el pleno y ella no recibiría el documento de Felipe. Que el asunto fue una bomba lo demuestra que todos los partidos, incluyendo al PAN, se inconformaran con esa mala acción. Incluso el 4 de septiembre hubo una condena unánime en el Senado. Además, algunos conductores de televisión señalaron que sus medios no fueron los causantes de la censura, como apuntó Joaquín López Dóriga (Milenio Diario, 4 de septiembre). Frente a tamaña protesta, se tuvo que difundir el texto de Ruth y se conoció por muchos que ni siquiera se hubieran enterado del asunto.
Es cierto, no fue lo mismo escuchar las palabras de Zavaleta en un contexto determinado, cuando estaba discutiéndose el asunto presidencial. Pero la sensación que tuvo el público, a fin de cuentas, es que la censura es algo común en el país, y no propio de los antiguos regímenes. En síntesis, que nada ha cambiado sustancialmente desde las épocas del PRI.
Para hacer mayor el enredo, el secretario de Gobernación, Francisco Ramírez Acuña- a quien PRI y PRD han llamado desinformado en las negociaciones respecto a la reforma política, algo verdaderamente grave-, trató de paliar el yerro con argumentos baladíes. Dijo el ex gobernador de Jalisco que en realidad se trató de una falla técnica. Inconcebible si un segundo después que se cortó la transmisión del mensaje de la perredista, inició el locutor Ramón Fragoso una serie de explicaciones insustanciales, pero siempre elogiosas al gobierno actual. Algo en lo que coincidió la llamada “doctora”. Diane Pérez, experta en la desinformación y el incienso al gobierno en turno.
No pararon ahí las cosas. Horas después cesaron al director del Centro de Producción de Programas Informativos y Especiales de la Presidencia de la República (Cepropie), René Palavicini, supuestamente autor del atentado a la información. Si realmente él fue responsable del desaguisado, quien le hubiera pedido su renuncia habría sido el propio Felipe, Juan Camilo Mouriño, segundo en Los Pinos, o cuando menos Maximiliano Cortazar, encargado de comunicación presidencial. De uno de esos tres dependen los servicios de esa oficina que filma cotidiana y casi al minuto las actividades de Calderón.
Nuevamente se ignoró el papel del Canal del Congreso, el cual sí pasó las escenas y la voz de Ruth Zavaleta antes de ausentarse del recinto. Lo cual muestra, a las claras, que el bastón de mando en muchas cuestiones- incluida la seguridad en el Congreso- no las manejan los legisladores, sino la presidencia calderonista. O sea, no ha cambiado el papel donde el mandatario es el personaje central de la jornada, más bien continúa en el esquema gubernamental actual.
El 2 de septiembre las cosas llegaron al exceso de siempre. Ante cerca de cuatro mil personas, muchas de ellas burócratas acarreados de diversos rangos, aunque no podían faltar tanto gobernadores como autoridades: el todavía encargado del IFE, Luis Carlos Ugalde; el presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, José Luis Soberanes, y los magistrados de la Suprema Corte, todos ellos asistieron a una ceremonia donde Calderón habló por espacio de 83 minutos. En su alocución hubo 23 interrupciones para ovacionarlo.
El más largo de los aplausos fue la condena al muro que erige en la frontera norte mexicana el gobierno de George Bush. Curioso, pues el especialista Jorge Bustamante ha insistido una y otra vez en sus colaboraciones del periódico Reforma, que el ejecutivo mexicano no hace nada ni en sus consulados ni en su política directa por la defensa de los 12 millones de emigrantes mexicanos que están amenazados con ser deportados. Pero en fin, la oratoria es para las galerías y no, como se sabe, para la reflexión.
Que el acto mencionado fue grandilocuente, parcial, ampuloso, sin sentido y menos con algo de realismo- por ejemplo, Felipe insistió que se han creado cerca de 600 mil empleos en su gestión, siendo que las cifras del Instituto Nacional de Estadísticas, Geografía e Informática (INEGI) asegura que actualmente existe un mayor número de desempleados y una emigración en aumento-. Esa fue, entonces, una más de las contradicciones en asuntos de trascendencia. Igual pasó con la inseguridad.
Un ejemplo que mostró cómo fue la cooptación de la audiencia, se dio en el caso del gobernador de Veracruz, Fidel Herrera, quien debería estar en esa jornada al tanto de las elecciones en su entidad. Para que fuera a Palacio Nacional se le prestó un avión presidencial con el objeto de traerlo a una actividad en donde estuvo chacoteando una hora con el “probo” de Ulises Ruiz, el mandamás en Oaxaca. Luego de sus relajos, Fidel regresó a encabezar a sus mapaches comiciales en su terruño, algo que supo hacer porque arrasó en las votaciones. Acarreado de lujo, este Fidel.
Hubo crónicas excepcionales de esa vuelta al pasado, como la de Edith Gómez en XEW Radio: puso el acento en lo viejo, lo cursi, lo banal. Pareciera que vivíamos los años cincuenta o sesenta, cuando ni una hoja se movía sino era por la voluntad presidencial. Afortunadamente ahora la reacción de los medios no se hizo esperar. En los impresos se desplegó el asunto pero hubo diferentes críticas. No así en los medios audiovisuales, en algunos oficiales hasta quince minutos dieron al asunto sin ningún comentario de fondo.
Para más enredos, ahora vimos a la dirigencia del PAN y a presidencia de la República, no ponerse de acuerdo para ver quién citaba a los invitados al Auditorio Nacional para oír enfebrecidos a Felipe Calderón. Pero el dislate quedó en la nada por la ceremonia del 2 de septiembre, fecha que mostró, una vez más, la desgastada figura presidencial.
jamelendez@prodigy.net.mx
jamelendez44@gmail.com
SINTONIZA LOS PROGRAMAS
ARISTEGUI 96.9 fm W RADIO, 6 -10 hrs
GRANADOS CHAPA,96.1 RADIO UNAM,8:30-9:30 hrs
JORGE SALDAÑA 760 AM 10:00 HRS
ALFREDO LAMONT 760 AM 12:30 HRS
ÍNDICE POLÍTICO 830 AM 13:00 HRS
RICARDO ROCHA 104.1 FM 18-20:00 HRS
México merece un mejor destino:Amlo
08 septiembre 2007
CONTRADICCIONES OFICIALES
Etiquetas:
desinforme de gobierno,
espurios,
PRD
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario