Sólo bastan quince días para que un pedófilo tenga relaciones sexuales con un niño después de haberlo conocido en un chat de Internet, sentencian informes de la Policía Cibernética de la Secretaría de Seguridad Pública y dicha aseveración no es difícil de evidenciar, sólo basta darse de alta en algún sitio de Internet en donde pueden publicar se fotografías personales y hay opción de recibir comentarios de los visitantes de nuestros "foto-logs".
El "Anzuelo"
A unas cuantas horas de haber "subido" mi fotografía comencé a recibir "firmas" de niñas de entre 12 y 17 años de edad que me invitaban a "rayar" sus álbumes con fotos sugerentes, en donde abundaban imágenes de sus escotes o de ellas postradas en los espejos de sus baños con poca ropa, todas ellas tomadas en la intimidad de su casa, a espaldas de sus familiares, padres o tutores.
Escogí a una de ellas, le envié un mensaje y lancé el "anzuelo": quiero conocerte, ¿puedes contactarme por el chat?, o si lo prefieres dame tu número de celular y podemos enviarnos mensajes. La respuesta no se hizo esperar y de inmediato tenía su número telefónico fijo, móvil y correo electrónico para contactarla.
"Puedes llamarme a la casa por cobrar después de las cuatro de la tarde que es a la hora en que puedo recibirlas, ya que mi mamá no está" me dijo mi contacto delatando el horario en el que podría estar más indefensa, sin la ayuda o socorro de alguien en su hogar.
Con esa facilidad los menores pueden caer en las manos de gente dedicada a la pederastia, pornografía infantil o cualquier forma de Explotación Sexual Comercial Infantil (ESCI). Y dicha vulnerabilidad es alarmante, ya que mientras que en el 2004 se reportaron en el país 72 mil 100 sitios de pornografía infantil, hacia el 2006 ya habían datos de por lo menos 100 mil.
Pobres, los más vulnerables
Existen grupos con mayor grado de fragilidad, de acuerdo al informe especial sobre la ESCI en el Distrito Federal presentado por la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF), "las condiciones de pobreza y desigualdad conducen peligrosamente a las niñas, niños y jóvenes a esquemas de mayor riesgo y vulnerabilidad" y ante las cifras de pobreza, dicho factor resulta alarmante, toda vez que de acuerdo al Censo General de Población del 2000, el 43% de la población infantil vive en hogares con ingresos menores a dos salarios mínimos, es decir, 16.5 millones de niños viven en condiciones de pobreza.
En el Distrito Federal, de acuerdo al reporte de la CDHDF, el 95% de los 13 mil niños que viven en condición de calle, han tenido al menos una experiencia sexual con un adulto.
La Embajada de Estados Unidos en México, a través del Informe del Departamento de Estado sobre la Trata de Personas 2007, señala que México es un país de origen, tránsito y destino de personas que son objeto de la trata de seres humanos con fines de explotación sexual, comercio y trabajo forzado.
"El turismo sexual, incluyendo el que involucra a infantes, parece estar creciendo, en especial en áreas turísticas como Acapulco y Cancún, y en ciudades fronterizas como Tijuana. Redes del crimen organizado trafican con niñas mexicanas a los Estados Unidos para ser explotadas sexualmente", versa el informe.
"Las características de las zonas de donde son sustraídos los seres humanos para la trata de personas son la pobreza, la marginación, el desempleo, el nulo acceso a los medios de comunicación, el bajo índice de educación y la falta de servicios", comenta la Diputada por el Partido Verde Ecologista, Alma Lucía Arzaluz.
La viga en el ojo
Pero esto no parece importarle a las autoridades encargadas de combatir de raíz dichos delitos, quizá por las pérdidas que esto representaría para sus corruptos bolsillos. Y es que una "industria" que genera ganancias que ascienden a los 10 mil millones de dólares al año, necesariamente cuenta con la protección de los tres niveles de Gobierno.
Por ejemplo, una vez identificados los lugares donde se comercia sexualmente con menores, no sólo basta con detener a la gente presente en el lugar. Debe irse más allá, buscar los registros de propiedad de los inmuebles utilizados; deben indagarse con los vecinos las identidades de la gente que visitaba el lugar; deben analizarse los números telefónicos, duración y frecuencia de las llamadas; debe darse con los proveedores de alimentos, bebidas alcohólicas, y demás insumos; debe monitorearse si dichos individuos han adquirido equipo de video y fotográfico, para descartar la producción de pornografía, entre otras cosas.
De hacerse esta labor de investigación, ciudades como Acapulco, Apizaco, Ciudad Juárez, Cancún, México y recientemente en el estado de Tabasco, dejarían de ser focos rojos y terminarían de engrosar las cifras del DIF que revelan que alrededor de 16 mil niñas y niños son utilizados en prácticas de prostitución, pornografía, turismo sexual y tráfico de actividades sexuales en México.
Por ejemplo, en Tabasco, de acuerdo a la Procuraduría General de Justicia del estado, con base en las investigaciones que dieron con la recuperación en Chihuahua, Playa del Carmen y Chetumal de niñas reportadas como desaparecidas, se evidencia la posibilidad de una red de tratantes de personas que opera ya en la entidad. Pero dicha red no podrá desmembrase mientras sus autoridades no dejen de pensar que los únicos problemas en la entidad son los indocumentados centroamericanos que se han quedado varados o los "minicasinos" que proliferan en sus calles.
Debemos de tomar como ejemplo las acciones y sanciones que países como Estados Unidos han emprendido y aplicado al respecto. Por ejemplo, el pasado 22 de agosto los ciudadanos mexicanos Jesús Pérez Laguna, Guadalupe Reyes Rivera alias "Mamá Martina" y Ciro Bustos Rosales, fueron acusados formalmente de "conspirar entre noviembre de 2006 y marzo de 2007 para llevar a mujeres mexicanas a Carolina del Sur para el ejercicio de las actividades sexuales comerciales". Si se les condena, los demandados podrían alcanzar una sentencia de prisión perpetua y una multa de hasta un millón de dólares.
Pero para alcanzar dichas sanciones, en nuestro país deberán modificarse los códigos penales locales, en los cuales, en su mayoría, los delitos como trata de personas y explotación sexual comercial, no están ni siquiera tipificados.
Y concluyó con un fragmento del discurso recientemente pronunciado por el ombudsman del Distrito Federal, Emilio Álvarez Icaza, "no permitamos que el silencio y la impunidad se apoderen del espacio público y dejen como en el pasado, en estado de indefensión, a todas aquellas personas que ha sufrido abuso y explotación sexual en su infancia".
Antonio González Díaz <buzonantonio-mexico@yahoo.com
09 septiembre 2007
México en jaque ante la pederastia, turismo sexual y trata de personas
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