Desaparecido

GABRIEL GOMEZ CAÑA, POR ULTIMA VEZ SE LE VIO EL SABADO 25 DE MARZO PASADO, A LAS 11:30 DE LA NOCHE

GABRIEL GOMEZ CAÑA, POR ULTIMA VEZ SE LE VIO EL SABADO 25 DE MARZO PASADO,  A LAS 11:30 DE LA NOCHE Orizaba, Veracruz.- Llevaba una playera negra, pantalon de mezclilla, es de complexion delgado y piel morena...Es militante del Frente Popular Revolucionario y activista de Organizaciones Sociales.

20 noviembre 2007

Los precursores

La Revolución Mexicana no fue de armas, sino de ideas. Conceptos que hundieron sus raíces en el pasado virreinal y se sazonaron en la lucha contra las invasiones yanqui y francesa, dijo el historiador John Mason Hart en una visita reciente al país. Hart es autor de Empire & Revolution, que fue calificada por el historiador Friedrich Katz como un material "extraordinariamente importante" sobre la relación de México con la potencia del norte. Una obra que arroja luz sobre la forma en la que magnates como los Rockefeller, J.P. Morgan, George Baker, James Stillman o Randolph Hearst, junto con hacendados y dueños de 160 firmas extranjeras se habían adueñado del control político, económico y territorial de México, antes de emprender la `Conquista' económica del mundo.

Pero ahora, siete años después de que puso punto final a Empire & Revolution, el historiador dirige la mirada hacia las ideas que florecieron sobre la maraña infinita de penurias que fueron preparando el ánimo de los habitantes de la República Mexicana para el estallido social de 1910 que sacudió las estructuras del naciente imperio capitalista del norte. Para lograrlo Hart empezó a bucear en los polvorientos archivos del Virreinato de la Nueva España en busca de la chispa que encendió la larguísima mecha que haría estallar los incontables polvorines que destruyeron una porción considerable de la plataforma económica e ideológica con la que la potencia guerrera del norte empezaba a ampliar sus intereses hegemónicos al sur del Río Bravo y en todo el planeta en los primeros años del siglo XX.

Una de esas chispas emana de los folios que relatan la confesión que la Santa Inquisición arrancó bajo tortura a Antonio Pérez, profeta de la Religión del Maíz que brotó del corazón mismo de Jesucristo al morir. Una planta de maíz cuyas semillas fueron esparcidas por los santos Isidro y Lucas a través de todo el mundo para convertir a la tortilla en alimento sagrado y a los mexicanos en los 'hijos del maiz' que de ese modo repudiaban el "diabólico" pan de trigo de los criollos, sus opresores. Otro dato que Hart compartió sobre el nuevo derrotero de sus investigaciones, se desprende de los testimonios que juglares, mercaderes y viajeros trashumentes trajeron a la Nueva España de la rebelión del Inca Túpac Amaru (1780).

Así como el culto antihegemónico a los santos negros, a la adivinación y a la brujería, que alimentó el espíritu de los esclavizados peones de origen africano en Cuautla. Hasta llegar al fuego verbal que los curas de los templos católicos arrojaron sobre la mente de los voluntarios huastecos que habían quedado prácticamente solos para frenar el avance de los yanquis en la guerra de 1847 y preservar, contra todo pronóstico, el territorio que todavía hoy lleva el nombre de "Estados Unidos Mexicanos". "¡Por la Patria , por Cristo, por la Guadalupe !... Los pérfidos Yanquis han derramado la sangre de nuestros hermanos y violado a nuestras madres, esposas y hermanas ¡Venganza!", declama Hart en español. Y agrega que al regresar de la guerra, los indígenas huastecos, poblanos y morelenses, regresaron al hogar con el lema "¡somos ciudadanos!" para exigir, sin éxito, la devolución de sus tierras ancestrales arrebatadas por la euforia privatizadora de las racistas élites locales que los consideraban inferiores.

No en vano, dice, " La Huasteca fue escenario de la sublevación agraria más grande de México entre las guerras de Independencia y la Revolución de 1910. Luego su conversación sigue la ruta de la "conciencia nacionalista, democrática y agrarista" que mantuvo encendida la mecha del descontento para detenerse brevemente frente a otra chispa precursora: las aventuras de filibusteros como Charles Stillman que pretendió fundar la República de Sierra Madre en los estados de Tamaulipas, San Luis Potosí y Nuevo León.

Y desviarse luego hacia Durango, la tierra de Pancho Villa, para evocar el "entrenamiento intensivo" que recibieron campesinos y arrieros en la prolongada guerra de guerrillas contra los imperialistas franceses a los que finalmente agotaron y derrotaron en 1867, con la no ingenua ayuda de fabricantes y traficantes de armas del allende el Río Bravo. Hasta desembocar en los legendarios Bandidos Mexicanos de Yautepec que Ignacio Manuel Altamirano inmortalizó en El Zarco (1861) o en la figura de Joaquín Murrieta, el "Robin Hood de El Dorado" (1850) que se reveló contra los abusivos privilegios de los gambusinos extranjeros durante la fiebre del oro de la Baja California. O palpar la "influencia decisiva" que los anarquistas, "los profesionales del cambio revolucionario", ejercieron en todas las facciones de la Revolución a través, sobre todo, del periódico Regeneración y del Partido Liberal Mexicano de los hermanos Flores Magón.

Una semilla ideológica que germinó, muy a su modo, en las mentes de las más diversas clases sociales de todo el país, para sustentar los reclamos más diversos. "Que para los campesinos de Oaxaca pudo ser el derecho a sus tierras, aguas y leña; para los revoltosos villistas la recuperación de sus ranchos en Cuencamé; para los mineros de Batopilas poner fin a una vida miserable; para las élites recuperar el control del país; y para los anarquistas, la oportunidad de encender la llama revolucionaria", dijo el académico.

Y luego hurgar en la huella que dejaron los postulados sociales de la Constitución de 1917, las luchas sindicalistas y el movimiento muralista, en el pensamiento político de todo el mundo. "Siento que estoy empezando otra vez", confiesa. Acto seguido concluye la plática, no sin antes elogiar el concepto de "la raza cósmica" y compartir la emoción que sintió en los años 60, cuando observó a una indígena muy pobre que se acercó, con sus pequeños hijos, a admirar la representación que de ella misma hizo Diego Rivera en uno de sus murales. "De ese modo el gobierno de su país le estaba diciendo: 'Nos sentimos orgullosos de tí'. Es impresionante", concluyó.

Saludos a todos

Magos

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