Alejandro Maciel
Los escenarios económicos para México se complican con la crisis por la que atraviesa el sector inmobiliario de Estados Unidos. Para los analistas financieros internacionales, este problema constituye el signo ominoso de una eventual recesión que podría comenzar en 2008 y alcanzaría su punto máximo en un lapso de tres años.
LOS ÁNGELES.- Todavía hace dos años la mayoría de los economistas estadunidenses se negaba a reconocer que la economía de su país vivía dentro de una burbuja, y menos aún que se encontrara a punto de reventar.
Los menos optimistas decían entonces que luego de un período de bonanza sin precedentes, con los intereses hipotecarios más bajos en medio siglo, el boom de la vivienda estaba llegando a su fin, pero que se produciría un “aterrizaje suave”, sin consecuencias para el resto del sistema económico.
Desde marzo de 2007 se empezó a vislumbrar lo que venía. Más de 25 firmas hipotecarias se declararon en bancarrota y en abril New Century Financial, el segundo mayor prestamista de hipotecas de alto riesgo de Estados Unidos, anunció su quiebra.
En agosto, las bancarrotas empezaron a multiplicarse. Empresas como American Home Mortgage y Ameriquest anunciaron que enfrentaban graves dificultades económicas. Incluso Countrywide, el mayor prestamista hipotecario de Estados Unidos, llegó a un acuerdo con un conglomerado internacional de bancos para evitar la quiebra. Esta operación le hizo perder en un sólo día 13% de sus acciones.
Durante noviembre el mercado de la vivienda registró su peor caída en más de 12 años, al reducirse drásticamente el número de casas nuevas vendidas. En comparación con octubre, este índice tuvo un descenso de 9%, el más alto desde abril de 1995. Estas cifras son peores que las esperadas por la mayoría de los analistas económicos, e indican que Estados Unidos se encuentra al borde de una recesión económica.
El pasado 28 de diciembre, Richard Yamarone, analista de la empresa Argus Research, comentó que el panorama en el ámbito inmobiliario se veía muy mal. “Este es –dijo– uno de los sectores de la economía que no está mostrando ninguna señal de vida y no se ve que vaya a resucitar ni siquiera en el año entrante”.
Por su parte, Mark Zandi, economista de Moody’s Economy.com, indicó: “Me parece que lo que estamos viendo en el mercado de la vivienda es muy grave, tanto los precios como las ventas de las casas están en caída libre. Y lo peor es que la tendencia se está intensificando”.
El origen del problema
El profesor emérito de finanzas internacionales de la Universidad de Montreal, Canadá, Rodrigue Tremblay, quien cuenta con un doctorado en economía por la Universidad de Stanford, explica la raíz de la crisis:
“Con tasas de interés en niveles históricamente bajos, las instituciones bancarias vieron una oportunidad para conceder más créditos hipotecarios. Los bancos y otras instituciones crediticias empezaron a otorgar estos préstamos a familias que no reunían los requisitos de ingresos para conseguirlos. Pero ante la posibilidad de obtener altísimas ganancias por la especulación que se estaba dando en el mercado de la vivienda, decidieron correr el riesgo.”
Para ello, establecieron instrumentos que estipulan dos años de interés fijo y los 28 restantes sujetos a interés variable. En muchos de los casos no se pidió a los compradores ni siquiera la comprobación de ingresos y los enganches eran de menos de 5%, cuando tradicionalmente son de entre 15% y 20%.
Lo que numerosos compradores no sabían era que al término de los dos años las tasas de interés iban a aumentar drásticamente, y que en la mayor parte de los casos tendrían que desembolsar entre 500 y 700 dólares más al mes. El grueso de ellos no pudo seguir pagando.
De acuerdo con estimaciones del gobierno federal, 2.2 millones de propietarios están en peligro de que sus viviendas sean embargadas. Datos de la firma RealtyTrac muestran que sólo en octubre 224 mil 451 familias perdieron sus casas.
Durante 2007, todos los meses se rompieron récords de embargos y a ello hay que añadir la pérdida de valor de las propiedades, refiere Tremblay, también autor del libro The New American Empire.
La compañía DataQuick, especializada en monitorear los precios de las viviendas en todo el país, reveló que en noviembre el precio promedio de éstas en el sur de California cayó 10.3% en relación con el mismo mes de 2006, lo cual representa el descenso más fuerte en los últimos 20 años. Es decir, en sólo 12 meses a estos propietarios se les “evaporaron” 50 mil dólares de plusvalía inmobiliaria.
Algunos analistas dicen que en 2008 podrían esfumarse otros 45 mil dólares, y que al final del ciclo recesivo el precio de las viviendas en esa región del país habrá caído 25%.
En 2006, casi 25% de los préstamos hipotecarios fueron otorgados en estas condiciones y cerca de 20% se pactaron a tasas variables, por lo que en 2008 al menos otros 2 millones de familias también perderán sus casas y deberán reducir de manera sensible sus niveles de consumo.
“Cuando este tipo de créditos tenían una gran demanda, casi todos los grandes bancos crearon mecanismos propios para financiar los créditos. En el verano de 2007, el valor de estos financiamientos alcanzaba la cifra de mil 170 billones de dólares. Esta masa de capital fue repartida en todo el mundo mediante transacciones entre bancos e instituciones financieras. Actualmente la cifra del valor de esa cartera es de 900 mil millones de dólares”, asegura Tremblay.
Y añade: “Para darse una idea de lo que esto significa vale la pena comparar. A comienzos de los ochenta, la economía de Estados Unidos sufrió un frenón y alrededor de mil instituciones bancarias y de crédito tuvieron pérdidas por casi 150 mil millones de dólares, convirtiéndose ése en uno de los principales factores que desencadenaron la recesión de 1990-1991. Ahora, la crisis financiera es de mayor alcance debido a que involucra a la totalidad del sector bancario estadunidense”.
Escenarios
¿Habrá recesión en 2008? La respuesta a esta pregunta tiene por lo menos dos vertientes. Para la Oficina Nacional de Investigación Económica este fenómeno ocurre cuando se presenta un declive significativo de la actividad económica, disperso en las diferentes ramas de la industria y que se prolonga durante varios meses.
Otros especialistas consideran que la economía entra en recesión cuando en dos trimestres consecutivos el Producto Interno Bruto (PIB) arroja cifras negativas.
Por ahora parecería que no hay recesión, porque algunos indicadores todavía muestran crecimiento. No obstante, las estadísticas en diferentes ámbitos de la economía no son halagüeñas.
Las industrias de la construcción y de la manufactura, consideradas como pilares del empleo en Estados Unidos, registraron pérdidas importantes durante el pasado noviembre. El economista Dean Baker, del Centro de Investigación de Políticas Económicas, estima que ambos sectores perdieron ese mes 24 mil y 11 mil empleos, respectivamente.
Este centro calcula que en 2007 la industria manufacturera perdió 183 mil empleos; en comparación con el año anterior, la caída fue de 1.3%. Los sectores que han sido golpeados con más fuerza en el área manufacturera son el textil, con una caída de 10.8 %, y el automotriz, con 5.9 %.
En noviembre, el sector financiero perdió 20 mil empleos, lo cual refleja la grave crisis por la que atraviesa el ámbito inmobiliario. Por su parte, de julio a la fecha las empresas dedicadas a la intermediación crediticia perdieron 58 mil 200 puestos de empleo. La desaceleración económica ha empezado a alcanzar a otros sectores.
El pasado 27 de diciembre, el Departamento de Comercio de Estados Unidos informó que la demanda de autos, aviones y otros artículos de consumo tuvo un incremento de 0.1% durante noviembre. En octubre ese índice tuvo un crecimiento de 0.4%.
“El problema es que cuando las compañías empiezan a observar una disminución en las órdenes de producción, modifican sus planes de contratación de personal y de adquisición de equipos”, dice el economista Michael Gregory, de BMO Nesbitt Burns, con sede en Toronto, Canadá.
Cifras del Departamento del Trabajo muestran que las solicitudes para obtener el seguro de desempleo aumentaron durante la segunda semana de diciembre de 2007 y ascendieron a 349 mil. En este período 2.7 millones de personas cobraron esa prestación, lo cual representa el número más alto registrado en los últimos dos años.
“Personalmente, creo que en 2008 habrá una desaceleración inevitable. Espero que el peor de los escenarios no se materialice. Sin embargo, creo que ese año habrá una recesión moderada, seguida de una mucho más severa entre 2010 y 2011”, pronostica Tremblay.
15 diciembre 2007
Recesión expansiva
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